viernes, 9 de octubre de 2015

RAQUEL VÁZQUEZ. SI EL NEÓN NO BASTA

Si el neón no basta
Raquel Vázquez
Ediciones de la Isla de Siltolá, Poesía
Sevilla, 2015
LUCES DE NEÓN


   Raquel Vázquez (Lugo, 1990) deja en el  pórtico de su libro Si el neón no basta unas cuantas citas que apuestan por un suelo cultural diverso; en ellas conviven desde el icono musical de Simon y Garfunkel hasta las política poética de Jorge Riechmann, paradigma del escritor comprometido con el tiempo histórico. No creo que sea un gesto gratuito sino una advertencia previa al lector donde se subraya que la sensibilidad individual del poeta es el resultado de un continuo aporte, una linterna en préstamo.
   La lírica de Raquel Vázquez como pauta formal elige el poema breve, con escuetos elementos enunciativos que muestra una dirección concreta hacia el final aforístico. En cada poema la voz verbal plantea una incisión que busca un interlocutor activo en la recepción. Así arranca el primer apartado con el poema “Simbiosis”: “Nos muerden unos ojos / tan adictos / a escribir esta redada del tiempo. / Que nuestras manos sean / el único refugio que nos arde”. De entrada, aparece como enfoque argumental el discurso amoroso, un asunto clásico que siempre amanece renovado y repleto de matices colaterales. El sentimiento como impulso del ser existencial da voz a la evocación, a preservar en la memoria esa felicidad introspectiva que da sentido a lo temporal, como si los sueños y el tacto del deseo nunca estuviesen sometidos a ese ciclo estacional que traza inexorable la caligrafía del discurrir. Lo abstracto así se convierte en claridad figurativa, en lumbre y luz, aunque ese puente hacia el otro no sea tangible en el entorno de lo real y únicamente sea una mirada amable y esperanzada.
   El enfoque diáfano del apartado inicial, donde el neón –la luz- era música, se torna afasia y mudez en los poemas centrales; el yo cobra conciencia de su extrañamiento y soledad y vuelve a formularse en el yermo diario un pensar dubitativo y monocorde, hecho de incertidumbre y piel ausente: “Ya nos abrazan demasiadas sogas, / somos dos lápices que afila el tiempo / así que al menos dime / quién nos leerá en tanto papel en blanco”. El dolor y el frío se transforman en sensaciones tangibles que van jalonando el hilo argumental; todo se apaga y traza su negación sin ruido, su asiento en los rincones de la memoria como si fuese una estela mínima destinada a borrarse.
   El tramo final es una reflexión sobre la pérdida. Aunque las palabras conceden un techo habitable a los recuerdos, un tablero donde seguir los pautados movimientos del pensar, la voz se torna elegía; el diálogo común entre los cuerpos es solo un signo de otros días, un mensaje cifrado que guarda detalles sin regreso.
   En Si el neón no basta Raquel Vázquez da un paso más en su ya poblado itinerario creador y nos deja una poesía capaz de sustentar una notable carga metafórica donde la contingencia amorosa se aborda desde la placidez inicial hasta el desvelo de la pérdida. Poesía intensa, que confía en la evocación para dar presencia a las galerías del deseo y al encuentro con los sueños, palabras que ponen el amor en los relojes.     


2 comentarios:

  1. No perderé de ojo este libro José Luis, parece bastante interesante. Un abrazo y feliz fin de semana. Un abrazo

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    1. Hola Carmela, sabes que siempre me siento cómodo entre las páginas de nuevas voces que se acercan a la literatura con afán renovado y lecturas asimiladas. Y creo que Raquel Vázquez se ha sentado muchas veces en la biblioteca y busca en los poemas lo singular. Un fuerte abrazo.

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