sábado, 31 de diciembre de 2011

ADELA/ ADELE

   Adela es el nombre propio que más veces he pronunciado en mi existencia. Sus cinco letras resumen todas las autopistas, caminos secundarios y socavones de los itinerarios sentimentales que transité desde aquellos días de estudiante en Ávila  hasta el sosiego invernal de hoy. Ese sustantivo es el diccionario más práctico para entender la poblada biblioteca de mis emociones porque conexiona el ahora con el pasado y con el porvenir. Los pormenores de la existencia en Rivas tienen sus raíces en la memoria común y abren ventanas compartidas sobre las superficies del mañana.
   Adele es una voz que da continuidad a mi optimismo; una canción que aleja el catastrofismo que pone sus nubarrones sobre la realidad diaria porque fomenta sensaciones básicas y duraderas y tiene una insólita capacidad para regenerar el ánimo. El tema "Someone like you" pertenece al disco 21. Todos lo sabéis. En su letra, unas frases que quiero repetir para todos:  "Deberías saber cómo vuela el tiempo / solamente ayer / fue el momento de nuestras vidas.. (...) Errores y remordimientos son fruto del recuerdo... (...) Nacimos y crecimos en una nube veraniega / enmarcada por la sorpresa (...) No deseo más que lo mejor para ti también ". Feliz año.

jueves, 29 de diciembre de 2011

EREMITAS DIGITALES

   Acostumbrados al paso lento de la edición tradicional que llevaba el manuscrito hasta la imprenta, el blog sorprende por su disposición e inmediatez para acoger cada uno de los escritos seleccionados, sean estos asuntos personales o impresiones lectoras. Las entradas se suceden con apremio y  la escritura no conoce descanso; nada queda del latido acompasado que, con morosidad, analizaba las pautas de un momento histórico o los estados de ánimo de una identidad concreta. Hay que aceptar un axioma de partida: lo que se publica no se somete al mutismo de la distancia para que acreciente sabores y cualidades. El blog exige una caligrafía de urgencia, que no se extravíe en digresiones; marca un itinerario sin rotondas con la promesa de una receptividad colectiva, tangible y medida con exactitud por el contador de visitas que además nos deja un rastro diferenciado de lectores habituales y esporádicos.
   Como en cualquier manifestación escrita, la función última del blog es caminar juntos sobre la geografía del lenguaje, superar ese nuevo formato de aquella vieja torre de marfil, de aquel exilio en lo individual, meditando la quiebra de ilusiones vitales y el aplazado viaje a tantos paraísos perdidos. La pantalla encendida del ordenador nos convierte ahora en tercos eremitas digitales.

  POSDATA:

Se cumple el primer año de vida de este blog. Ha sido un itinerario ilusionante que me ha sorprendido por el apoyo de tantos amigos. Quiero dar las gracias a los que hicieron posible que PUENTES DE PAPEL se pusiera en marcha:
. A José Javier González, por la fotografía de cabecera y por otras imágenes que han acompañado a mis entradas y a mis libros.
. A Elena Muñoz, por dar nombre al blog y abordar todo el trabajo técnico, poniendo remedio a mi perplejidad y mi ignorancia digital.
. A Javier Cabañero, por las mejoras de diseño y por las sugerencias de formato.
. A los seguidores, que han unido su fotografía paciente a mis días de escritura.
. A los comentarios que han dejado su lucidez en el cierre de mis textos.
. A las 25520 visitas ajenas y propias, que me han dedicado un poco de su tiempo.
Gracias a todos. Seguimos en pie.                                                   

martes, 27 de diciembre de 2011

DESCONOCIDO

                                                       José Luis Morante. Foto de Thyzzar.

Leve recuerdo de aquel desconocido

Fue su lecho una noche
aquel rincón de fronda
donde acuden las sombras en tumulto.
Y su dormir tenía
el sello del futuro en cada gesto.
Al alba despertó;
se restregó los ojos ateridos
y caminó solícito al mañana.
Cómplice de su dicha alcé la mano,
y no supe seguirlo sino de pensamiento:
-Pues la jornada es dura
y no habrá nadie esperando tu vuelta,
lleva siempre, contigo,
una abundante provisión de fe.

      ( Del libro Rotonda con estatuas, 1990)

sábado, 24 de diciembre de 2011

ENTREVISTA A JOSÉ LUIS MORANTE EN "SAIGÓN"

SAIGÓN 17
Director: MANUEL GUERRERO CABRERA
Cubierta: MANUEL GARCÍA LUQUE
Lucena-Cabra (Córdoba, 2011)

1.- ¿ Cuál es su relación con Lucena?
Desde comienzos de los años noventa, he seguido con interés el trabajo literario de la joven poesía cordobesa por mi responsabilidad al frente de una revista literaria. Así entré en contacto con Lucena y con la poesía de Lara Cantizani.
2.-¿Cómo sale PALABRAS ADENTRO en Cuatro Estaciones?
Los responsables de la colección me pidieron un poemario inédito. Yo trabajaba unlibro y no tenía material suficiente y opté por enviar diferentes entrevistas que había realizado en prensa. Esos diálogos con personalidades de la escena literaria fueron bien acogidos y se me propuso preparar un volumen anexo a la colección Cuatro estaciones.La edición, magnífica, hecha con el mimo que caracteriza ese proyecto, me dio la oportunidad de presentar el libro en Lucena y comenzar una relación muy intensa que todavía prosigue.
3.- Los críticos suelen englobar a los poetas en etiquetas. ¿Cuál es la suya?
Las etiquetas esquematizan, pero son útiles para ofrecer panorámicas amplias. Creo que mi poesía se acoge a una tradición realista que hace de la reflexión y del intimismo los parámetros esenciales en los que un sujeto poético, supuestamente autobiográfico, comparte vivencias e indagaciones. El lector juega un papel activo y por tanto prefiero que entre él y yo existan puentes francos, espacios comunicativos.
4.- Sus poemarios han conseguido premios importantes. ¿Qué opinión tiene de los premios en general?
Son ayudas que permiten publicar inéditos, garantizan una cierta repercusión en los medios y contribuyen a distribuir mejor. De los que he recibido, me hizo especial ilusión el Premio Luis Cernuda porque antes lo habían conseguido autores que siento muy próximos, o el San Juan de la Cruz; soy abulense y aquel premio se editó en Rialp, una colección esencial en mi vocación poética. Obviamente de los premios hablan mal los que no ganan y se consideran a sí mismos merecedores incuestionables. Ahora bien, la participación es un acto voluntario, si alguien tiene mala opinión es absurdo que remita sus inéditos a un certamen en el que no cree.
5.- Además de hacer poesía, ha practicado otros géneros –ensayo, entrevistas, diario…–  ¿en cuál se siente más cómodo?
Cada género tiene sus compensaciones personales, más o menos gratificantes: el diario te da la posibilidad de retener vivencias que acabarían borrándose; la crítica enseña a leer y a seleccionar los maestros que cimentan la propia forma de entender el hecho literario; los aforismos comparten enseñanzas de la edad y las entrevistas permitieron el diálogo con nombres propios que antes había mitificado y que después adquirieron una dimensión más humana, una estatura de normalidad.
6.- Usted trabaja como profesor de instituto. ¿Llega la poesía a los jóvenes? ¿Son buenos lectores?
No llega mucho; los jóvenes tienen muchas ideas tópicas sobre la poesía y prefieren los lenguajes iconográficos. Hay que buscar citas motivadoras: campañas institucionales, encuentros con autores, lecturas recomendadas… pero los frutos son a largo plazo.
7.- Centrémonos en Mapa de ruta. Se trata de una antología que recoge veinte años de creación lírica. ¿Cómo resumiría este recorrido?
Cada itinerario, a pesar de la aparente uniformidad, verifica una evolución interna; el inicio era más simbolista, después se adopta un tono más irónico y burlón en Enemigo leal; más tarde se enfoca un proceso biográfico con subtemas como la infancia, el despertar sentimental, el conflicto con el yo histórico o el desamor. Me gustan los libros unitarios, cohesionados en torno a un núcleo argumental y hay obsesiones que reaparecen periódicamente.
8.- En ese recorrido descubro una poesía cada vez más intensa y de mayor reflexión, según avanza la lectura. ¿Los aforismos de Mejores días son una manera más de exponer su poética o uno de los destinos de este recorrido poético?
Tal vez sí; en algún sitio he comentado mi querencia natural por el cierre aforístico en el poema; la madurez propicia un pensamiento más reflexivo y, sin duda, se pierde la ingenuidad inicial a la hora de enfocar los alrededores del yo poemático.
9.- Causas y efectos, Un país lejano, Largo recorrido y La noche en blanco son los poemarios más recientes y los que tienen con mayor presencia en la antología. También son los que agrupan los mejores poemas. ¿Se gusta más en lo último que ha publicado o hay alguna razón especial por haber dado mayor representación a sus últimas obras frente a las primeras?
El tiempo es el mejor antólogo y es quien dicta qué poemas o qué libros soportan mejor la erosión y el óxido. Siento más cercanos los libros más recientes y es verdad que en la primera salida el escritor camina a tientas, sin saber muy bien hacia dónde dirigir los pasos de su escritura. Pero los libros cuando se publican se independizan, nos miran con autonomía y reivindican un espacio propio en los estantes. Cada título aporta un enfoque y todos juntos dibujan el retrato del autor.
10.- Particularmente me gusta mucho el poema «Ante una biografía». Me llamó la atención que hablara de Da Vinci como alguien que asumió la intrascendencia ante la belleza de su obra. Parafraseando su poema, ¿qué lleva usted como parte de sí mismo? Concretamente, ¿lleva algún poema siempre con usted?
El poeta no existe si no escribe poesía. En los días laborables soy el ciudadano común que desempeña los trabajos de lo cotidiano; es el poema quien otorga otra identidad. Eso es lo que sugiere la composición que usted menciona. Cada autor selecciona unas cuantas piezas en las lecturas porque nota que son ellas las que mejor conectan con la sensibilidad del lector; no suelo llevar mis libros encima, en cambio siempre llevo junto a mí un viejo cuaderno en que anoto versos, intuiciones y proyectos que en muchas ocasiones no se concretan.

jueves, 22 de diciembre de 2011

MARÍA JESÚS FUENTES: PROFESORES.

Secundarios
María Jesús Fuentes
Caleidoscopio, Jirones de Azul
Sevilla, 2011

   Uno de los parámetros más precisos para calcular la crisis de la sociedad actual es la situación del sistema educativo y la consideración pública  que merecen los docentes, como depositarios de valores a trasmitir y formadores de las generaciones más jóvenes. María Jesús Fuentes, Licenciada en Filología Hispánica, enseñante en ejercicio, poeta con cuatro entregas en el mercado y directora de la revista cultural Mester de Vandalía, aborda en su primera novela, Secundarios, el transcurrir diario en un centro de enseñanza. Es un lugar arquetípico; dibuja en la ficción, de forma directa, con abundancia de diálogos y con un lenguaje próximo a la oralidad, los pormenores del desempeño profesional de un grupo humano y sus relaciones interpersonales.
   El arranque de este proyecto narrativo dibuja un poblado friso de personajes que integran la plantilla educativa y las líneas de fuerza que conexiona. Antiguos y nuevos encuentros crean cauces en los que se van dibujando los comportamientos humanos más frecuentes: la indiferencia, el comentario especulativo, los recelos, el amor, el deseo… son respuestas afectivas que hacen del instituto un microcosmos especular del entorno cívico donde se ubica.
   El segundo apartado elige como protagonista al alumnado. En casi todas las clases habita el que fomenta la quema y el desaliento docente; en la mayor parte de la jornada escolar se producen hechos vandálicos. El horario formativo se subordina a un tiempo de vigilancia para mantener el orden; la disciplina se asienta como tarea prioritaria porque escasean la madurez intelectual y en cambio abundan los ejemplos de delincuencia precoz, con actitudes en las que nunca existe una corriente de afecto y confianza hacia los que se ocupan de su formación.
   La tercera parte focaliza los acontecimientos más relevantes y los efectos que generan al dificultar el orden natural del aprendizaje. Son hechos que obligan a moverse de continuo en cualquier dirección y, al mismo tiempo, indagan en las respuestas individuales que van marcando el discurrir diario.
   Pesimista en la interpretación moral del mapa educativo y didáctica en su recorrido meticuloso por un escenario de conflictos, la novela Secundarios aparece como una crítica sin matices de una realidad enferma en la que se ha perdido el respeto y se ha convertido la profesión docente en un oficio de riesgo. Si educar es invertir en el futuro conviene poner los medios y reconsiderar posturas. Hay que crear nuevos itinerarios para que los profesores vuelvan a las aulas con ilusión y optimismo y encuentren en el desempeño de su tarea una labor gratificante. Educar es esencial e imprescindible para que sigan vivos  el humanismo y la cultura del esfuerzo y la superación. Una sociedad educada y culta es una sociedad más libre, más tolerante, más justa.

lunes, 19 de diciembre de 2011

IÑAKI URIARTE: RETRATO DE AUTOR.

Diarios (1999-2003)
Iñaki Uriarte
Pepitas de calabaza, Logroño 2010

   En las páginas iniciales de Diarios  hallamos este párrafo: “…los buenos libros tratan siempre de lo mismo, de unas pocas cosas que no sólo son las más importantes, sino que son las cosas que nos pasan todos los días “. Son ideas que describen con sencillez precisa la cualidad fundamental de este retrato de autor, un yo biográfico del que la solapa interior de cubierta apenas informa: “Iñaki Uriarte nació en Nueva York (1946), es de San Sebastián y vive en Bilbao”. La semblanza sugiere un absoluto rechazo de cualquier púlpito narcisista y un tono de normalidad exento de dogmas y certezas absolutas para recoger las huellas imprecisas del devenir diario. Pero al adentrarnos en este recorrido introspectivo, una anotación traza una demoledora fe de vida: “He estado en la cárcel, he hecho una huelga de hambre, he sufrido un divorcio, he asistido a un moribundo. Una vez fabriqué una bomba. Negocié con drogas. Me dejó una mujer, dejé a otra. Un día se incendió mi casa, me han robado, he padecido una inundación y una sequía, me he estrellado en un coche.” Tal acumulación de pormenores da otra dimensión a la existencia tranquila y sedentaria; al menos sugiere que cualquier vida, incluso la más anodina en apariencia, es un trayecto lleno de recodos y meandros, por mucho que ejerza como rentista que nunca ofició en un trabajo laboral estable, veranee en un concurrido Benidorm, junto a un turismo gregario que le depara una notable felicidad, y viva la trinchera nacionalista y antinacionalista del país vasco con un escepticismo sabio y equidistante: la estupidez es patrimonio de todos los que dinamitan las raíces de la convivencia.
   La naturaleza del diario incide en la yuxtaposición de temas heterogéneos y en el carácter fragmentario de una escritura que abarca un tramo temporal de cuatro años. Conviven los estados anímicos del sujeto protagonista, las experiencias vivenciales, los aportes culturales y los puntos de vista que definen una sensibilidad ante los estímulos del entorno. Así se va gestando un discurso moral que se interrumpe a sí mismo, vuelve sobre sus pasos e insiste en variaciones, como si las páginas del diario imitaran los mecanismos de la conversación.
   Una de las impresiones que más perduran es la mirada hacia la tradición cultural; las numerosas citas definen a un habitual transeúnte de las bibliotecas que tiene unos pocos precedentes literarios a los que no está dispuesto a renunciar. Un magisterio es Jorge Luis Borges del que no faltan juicios críticos y atinadas reflexiones personales. Por ejemplo, se sugiere que el escritor practica en sus narraciones y poemas una reivindicación poética de la traición, lo que corrobora con abundantes ejemplos. También se cita con frecuencia al moralista Montaigne.
   Con Diarios Iñaki Uriarte ganó el Premio Tigre Juan, un buen refrendo crítico, pero el mejor reclamo de estas páginas autobiográficas es la calidad, la contundencia y concisión de lo escrito, un puñado de textos fechados que construye el itinerario vivencial de un escritor sin bibliografía que merece un largo recorrido por la literatura. 

viernes, 16 de diciembre de 2011

FERMÍN HERRERO: EL OLOR DE LA TIERRA

Tempero
Fermín Herrero
Hiperión, Madrid, 2011

   Hay términos de uso restringido cuya semántica propicia la evocación y lo elegíaco. Es el caso de “Tempero” que en el diccionario precisa con definición ejemplar: “sazón que adquiere la tierra para las sementeras y labores”. Detrás de esa palabra cohabitan la estampa minimalista de José Jiménez Lozano, el ruralismo narrativo de Miguel Delibes o el tiempo sosegado y meditativo de Antonio Machado. Fermín Herrero (Ausero de la Sierra, Soria, 1963) es uno de los escasos nombres de la lírica intersecular que sigue inmerso en esa tradición del paisaje castellano, ya núcleo argumental de entregas anteriores.
   En Tempero hallamos un libro orgánico que reitera algunas claves formalistas, como el poema breve y los títulos al término de la composición para que los versos nos lleven de forma natural a la definición y no condicionen de modo previo la lectura.
   El profesor José Luis Herrero, de la UNED de Soria, ha investigado la presencia de sorianismos en el diccionario de la Real Academia y ha completado un fichero léxico de la provincia que puede ser de gran utilidad al curioso lector que se acerque a las composiciones de Tempero y encuentre términos cuya etimología remite al alto llano numantino, la comarca de Tierras Altas, un espacio geográfico ubicado en el nordeste de Soria que ha sufrido un intenso éxodo rural. El severo despoblamiento ha puesto fecha de caducidad a una cultura campesina milenaria que hallaba en la práctica agrícola y en la ganadería de trashumancia sus habituales modos de vida.
   El poema busca el olor de la tierra, la carga sensorial de un paisaje que ha perdido cualquier alabanza de aldea para sumirse en un estado de letargo que propicia una contemplación demorada: “La tarde que se alarga. Nieva. La duración / en mí, que me desprendo y al cabo doy / en todo. Y solo. Aquí o allá / es lo mismo, inmediato. Ahora puedo / ver, alguien me pronuncia, el tiempo / me retiene más suyo que nunca, menos / transcurso, a salvo ya de su condena…”   Ese fenómeno atmosférico, la “Húrgura”, que genera la borrasca de nieve y viento rompe el trascurso monótono del día para incidir en la condición de ser en medio de los ciclos naturales.
  El campo da una sensación de estatismo, un devenir que alienta la quietud y el despojamiento y que halla en la imagen de un cerro pelado el reflejo de la propia esencia de vivir; se van agotando los afanes y las pretensiones, los elementos del paisaje muestran una común actitud de calma  que acrecienta la soledad del que contempla o ese desamparo que lleva a buscar el abrazo del otro para librarse del escalofrío.
   La poesía de Fermín Herrero tiene el tono justo de la confidencia; no levanta una voz que apenas cambia con el tiempo, otea el horizonte y se encoge de hombros, convencido de que la naturaleza tiene un destino marcado, una cadencia que invita a reflexionar sobre los signos de lo  mudable y a guarecerse  a cielo abierto, detrás del pensamiento.

miércoles, 14 de diciembre de 2011

UN ENCLAVE HISTÓRICO: POTSDAM


Apuntes al paso ( y II) :

   Madrugamos para la visita de Potsdam, uno de los lugares históricos de la periferia berlinesa. El trayecto se inicia en el puente que sirvió de escenario a una de las secuencias más conocidas de El tercer hombre, la película que protagonizaran Joseph Cotten, Alida Valli y Orson Welles. Muy cerca, un lago calmo y una frondosa llanura en la que conviven tilos, fresnos y pinos con el praderío. Allí se construyó una casa de campo en la que se ubicó la Conferencia de Potsdam que fijó el nuevo orden mundial tras el nazismo y anticipaba la guerra fría.

    El barrio holandés de Potsdam está repleto de celebraciones festivas que compartimos. Más tarde nos desplazamos a la zona monumental y a Sans Soucci, palacio ilustrado que sirvió de retiro a Federico El Grande, cuya tumba, una humilde lápida, es un terco ejemplo de sencillez. Las patatas naturales dispersas en ella acrecientan la idea del monarca preocupado por el bienestar de sus súbditos.

   La mayor oferta cultural de Berlín se concentra en la isla de los museos; aglutina edificios inspirados en la etapa clásica de Grecia y Roma. Elegimos el Museo de Pérgamo, el más afamado. No decepciona: la reproducción del Altar de Pérgamo, los frisos, las columnas ciclópeas y las salas dedicadas a Babilonia, Ur y Caldea dejan en mi retina la dimensión exacta de muchas imágenes de mis libros de texto. Allí está, por ejemplo, el Código de Hamurabi, esa constitución primitiva inscrita sobre una piedra milenaria.

  Lenta mañana de domingo en el barrio turco de Berlín. Cierran casi todos los establecimientos. En un bar semidesierto, un abuelo ayuda a un niño inquieto a realizar sus deberes escolares. La estampa inspira ternura. Como en todos los sitios, la senectud contagia sabiduría, afecto y paciencia. En tranvía viajamos hacia un antiguo barrio comunista, ahora es una zona remodelada y cuajada de ofertas para el turismo. El Berlín socialista es una reliquia de la periferia.
   Últimas horas callejeando en las cercanías de Alexanderplatz. Acopio de recuerdos y la certeza de que estos apuntes al paso me dejan vivencias y pormenores que ya son patrimonio de mis recuerdos más gratos.

domingo, 11 de diciembre de 2011

DÍAS EN BERLÍN (I)



APUNTES AL PASO :

. La cartografía urbana de Berlín tiene dimensiones teatrales y un punto cero donde todo comienza: La Puerta de Brandeburgo. Desde allí, un jardín de senderos que se bifurcan hacia el Reichstag, hacia el monumento en memoria de los judíos asesinados en Europa, hacia las embajadas de los vencedores o hacia el Hotel Adlon...

. Una ciudad en ruinas y una guerra; una historia de vencedores y vencidos con un paisaje después de la batalla y con abrumadores daños colaterales.

. El monumento a los judíos asesinados es un memorial extraño. Suelo ondulado, quietud, cemento, simetría y más de 2700 cubos de hormigón que recuerdan la más tenebrosa barbarie cometida en Europa. Por debajo un Centro de información y la sensación de que todos somos culpables,  también la buena gente, la que tiene las manos limpias y mira hacia otro lado. Es difícil salir de allí sin dejarse arrastrar por la melancolía.

. El incendio del Reichstag propició el ascenso imparable de los nazis y una política de manos libres. "Primero vinieron a por los comunistas..." Nadie lo ha dicho mejor que aquel poema de Bertolt Brech que aprendí de memoria y que tantas veces escribí en la pizarra de mis clases, aunque ahora lo cite mal y no tenga a mano la poesía completa de Brecht para copiarlo entero.
   Norman Foster remodeló la cúpula y puso en sus materiales cristal y transparencia, para que los políticos vieran al pueblo (dicen).

. En el bulevar Unter den Linden, otra vez los tilos.

. De noche la ciudad cobra una insólita animación callejera con mercadillos de gastronomía local, excelente cerveza y vino caliente con olor a anís. Buscamos entradas para un concierto de la Filarmónica. Un poco de suerte, como con esta climatología hospitalaria de frío otoñal y cielo limpio.

. Después, la ciudad duerme.

lunes, 5 de diciembre de 2011

LA PUERTA DEL TIEMPO


LA PUERTA DEL TIEMPO

Con pulso firme el hombre
decide abrir la puerta de su tiempo.
Desde el umbral contempla,
con dolor y nostalgia, la niñez:
paredes transparentes
que un lamentable olvido acumulado
dejó casi vacías.
Hoy sostienen acaso un traje rojo,
sombra y polen de los bosques cercanos,
una esfera, tebeos...
Mira su adolescencia: dogmas rotos,
esperanzas estériles,
ventanas obturadas de verde y denso musgo.
Vislumbra las entrañas
de otras habitaciones que ilumina
una vela gastada en días grises.

Se da cuenta -lo atestigua su rostro
enarbolando una sonrisa triste-
que su tiempo le cabe
en el cuenco cerrado de la mano.
Y aceptando su sino,
declinó en los postigos la falleba,
basculó en el dintel la puerta carcomida,
encadenó la verja despintada
y penetró con gozo en el jardín umbrío,
a conversar sin tregua
entre la espesa fronda con la muerte.

      (De Rotonda con estatuas, 1990 )

jueves, 1 de diciembre de 2011

                                                       (José Luis Morante.
                                                        Fotografía de Sergio Guadalajara)

Lo autobiográfico debe guardar equilibrio en el análisis de los sentimientos; que la tristeza no haga más pequeño el sitio de la felicidad.

Cuando estoy solo soy más sociable.

Alardea de una austeridad llena de necesidades.

La música del viento improvisa agitación en la hojarasca.

Conozco el tardío desenlace de una fuga interior.

Cumple un trienio más en el lamentable oficio de la difamación.

Escenografía inventada. Hechos imaginarios. Protagonistas reales.

Como una guardia pretoriana, un círculo de libros lo defiende.

         (Del libro Mejores días, De la luna libros, Mérida, 2009)

lunes, 28 de noviembre de 2011

RENÉ CHAR. POESÍA Y PENSAMIENTO.

Común presencia
René Char
Traducción de Alicia Bleiberg
Alianza editorial, Madrid, 2007

   Común presencia es una autoselección de poemas, aparecida en 1964, que permite conocer una parte substancial de la lírica de René Char, ya unánimemente considerado como figura central de la literatura francesa contemporánea. Su obra fue publicada en la  Biblioteca de la Pléiade a comienzos de los años ochenta. Esta antología se reeditó en 1978 y amanece en España, con formato bilingüe, para conmemorar el centenario del autor. Había nacido el 14 de junio de 1907, en L´Isle-sur-Sorgue, un pueblo provenzal de pescadores. En él residió casi toda su vida. Se inicia precozmente en la escritura; apenas tiene quince años cuando escribe Las campanas sobre el corazón, un título de aprendizaje que el autor borrará de su bibliografía. Su estancia en la localidad natal sólo se quiebra por algunos viajes, como el que realizó a Paris en 1929, cuando conoce y se adhiere al surrealismo; el libro de Paul Éluard Capital del dolor es el causante de una complicidad que languidece hacia 1934. La biografía personal está marcada por la ocupación alemana y por su alistamiento en la resistencia, un tramo vital presente en libros como Hojas de Hipnos. Antes fue solidario con la causa republicana española y siempre manifestó una abierta oposición hacia los movimientos totalitarios; fue un crítico tenaz del desarrollismo tecnológico y sus efectos secundarios. A partir de 1946 casi desaparece de la escena pública y sólo en contadas ocasiones concedió entrevistas o participó en eventos culturales. Char se niega a cualquier intento de poder literario, incluso cuando se especulaba con la candidatura al Premio Nobel. Hace de la soledad una regla de existencia, el destino se cumple lejos de la coacción del grupo.
   Su abrumadora capacidad de lector le permitió forjar un selecto núcleo de ascendientes: Villón, Dante, Shakespeare, Blake, Keats, Baudelaire, Hölderlin, Rimbaud. También conoció con rigor la expresiva plástica de artistas contemporáneos que incidieron en su sensibilidad.
   En la nota preliminar, la traductora Alicia Bleiberg medita sobre los riesgos de versionar una poesía hermética y sobre las peculiares tramas que hacen posible la comunicación poética. También subraya el cuidado en respetar al máximo la puntuación de los poemas originales.
   La aportación de cada poemario no es uniforme y, por tanto, corresponde al lector engarzar los matices y circunstancias de un trayecto creador que supera el medio  siglo de escritura. La madrugadora vocación propicia que sean muchos los libros escritos. En Común presencia están representados trece títulos. Hay piezas tempranas del  aprendizaje auroral, momentos de la etapa surrealista y ese tramo central de plena madurez y coordenadas diferenciales al que corresponden títulos como Furor y misterio o Los matinales. Consumido un silencio de cinco años brotan los poemas de La palabra en archipiélago, que refractan la intemperie colectiva.
   Los apuntes aforísticos reflejan una conciencia observadora que deja sus pensamientos sobre la escritura. Cuando define el poema nos habla de sus trazos goteantes y ambiguos; la poesía no nace de lo conocido, se aparece en lo informe, como una luz perentoria.
   Uno de los mejores conocedores del autor en nuestro país, Jorge Riechmann ha escrito:”la poesía de René Char, más que ninguna otra, exige en torno a ella espacio abierto; el vasto ámbito de las vidas de seres humanos libres. Su poesía no nos remite en principio al complicado laberinto de espejos de la historia literaria, sino a nuestra experiencia humana de amores y agonías. La respuesta que pide no es exégesis erudita o cultísimo guiño de complicidad, sino acción humana en el torrente del tiempo”
   La razón poética de René Char postula una sostenida reflexión sobre las constantes existenciales del sujeto. En su pensamiento apenas se distingue lo biográfico particular; esa anulación del sentimentalismo concede al yo lírico una voz plural en la que se reconocen las peculiaridades de cada ser. Los versos no son el espacio habitable de una única presencia que sondea en la propia intimidad. La palabra busca sitio en el exterior para salir del estrecho cerco de lo cotidiano. La poética insiste en la creación de un ambiente, acumula interpretaciones pensadas y sentidas; la auténtica verdad no se revela, es una aspiración pugnando por liberarse. De  ahí, la complejidad de una lectura que no se pliega ante el dictamen de la razón.

                                                                                              








viernes, 25 de noviembre de 2011

CONCURSOS LITERARIOS

Entrega de Premios Literarios en la Sala Miguel Hernández
(Rivas) con Delia Vaquero y Fabriciano Requejo. 


Los concursos literarios tienen mala fama. Prodigan opiniones en su contra los que nunca consiguen el primer premio, pero suelen enviar reiterativos originales a todos los concursos que se convocan por las atribuladas concejalías de cultura de la geografía municipal española. La relación entre vencedores y no premiados es desigual: sólo uno consigue el galardón y el resto pasa a formar parte del papel reciclado, así que es complejo abordar la equidad y los merecimientos. El olvido no gusta a los que están seguros de su condición de genios.
Los concursos son plurales y diversos y no se mueven por un único patrón de comportamiento, del mismo modo que no todos los españoles son del Real Madrid, consumen la programación de Tele 5 o se arrancan con unos tanguillos flamencos cada vez que se beben una copa de vino. Desechar tópicos y lugares comunes es un trabajo intelectual de aquellos que suelen hablar con conocimiento de causa, sin prodigar lecciones éticas desde ningún púlpito.
Hace unos días los responsables culturales de Covibar, una entidad ciudadana de mi localidad, me invitaron a la entrega de premios de una convocatoria literaria que aglutinaba poesía, relato y epistolario. El salón se llenó de público y resultó una acto entrañable en el que cada uno de los premiados recogió su trofeo, posó para la foto de familia y dibujó en su cara la ilusión de quien emprende un largo viaje por la literatura. Un ejemplo de optimismo vital y de temperatura cordial para el futuro, así que no seré yo quien hable mal de los premios literarios. Confiar en el criterio de los otros no es nunca un argumento desdeñable.

lunes, 21 de noviembre de 2011

RIVAS. DEFENSA DE UN PAISAJE.



Rivas

       Defensa de un paisaje

Las formas y las luces de los atardeceres,
el silencio y las calles que velan lo escondido,
las esquinas proclives al paso solitario,
el sueño que esgrimimos como razón de ser
­­(Los sueños que moldean cambiantes espejismos),
la humedad de las manos, la decepción anónima,
la rosa que lacera
y la gota de sangre,
la inercia de mirar el vuelo de los pájaros,
aquello que perdura cuando cierro los ojos,
los hechos transmutados en memoria,
las manos que no piden nada a cambio.
la casa, el pan y el verso que me busca.

                                     El pacto de vivir.
El párrafo en cursiva
sobre un tiempo que no es más que tiempo.



jueves, 17 de noviembre de 2011

ÁNGELES MORA

Bajo la alfombra
Ángeles Mora
Visor, 2008

   Calmada y casi olvidada la agitación pintoresca que provocara, en el cierre de siglo, el rótulo “poesía de la experiencia”, se puede ahora, con reflexiva mesura, encarar el trayecto que sus componentes emprenden, libres de una taxonomía simple. Ángeles Mora nace en Rute en 1952 y su amanecida poética coincide con sus estudios de Filología Hispánica en la Universidad de Granada. La ciudad de la Alhambra disfrutaba en los años ochenta de un ambiente cultural enriquecedor que prodigaba iniciativas y sacaba a la luz una buena cosecha de voces emergentes, bajo el magisterio teórico de Juan Carlos Rodríguez y el credo estético de Juan de Mairena. Ángeles Mora entrega como carta de presentación el libro Pensando que el camino iba derecho, una obra editada en 1982 que busca su título en un verso de Garcilaso de la Vega y esboza un cancionero de ausencia.
   Desde aquel inicio hasta Bajo la alfombra ha culminado un largo viaje creador, del que dan cuenta las muestras Antología poética (1982-1995), con palabras liminares de Luis Muñoz, y Las mujeres son mágicas, una edición impecable de Cuatro Estaciones presentada por Miguel Ángel García. Son panorámicas enriquecidas más tarde con la entrega Contradicciones, pájaros, en 2001.
   Bajo la alfombra alude a ocultación y desvelamiento; a lugar secreto que esconde intimidad y a materia cotidiana que testifica la convivencia del sujeto con lo doméstico. La apertura “De poética y niebla” insiste en la idea asociando dos términos contradictorios en apariencia: la poética explicita intenciones; la niebla borra. El sentido final de la escritura no revela enigmas, es únicamente un impulso de búsqueda que se asoma a ese fondo sin límites para dar cuenta de una subjetividad que avanza tanteando: “Escribir es niebla. / Para mí quiero / todas las palabras. / Cuando escribo me escriben. / En su tela me enredo”. Lo metaliterario es hilo argumental que unifica las composiciones de la primera parte; la palabra integra la posibilidad de decir, da sentido a los hechos, alumbra sensaciones, vislumbra una convivencia solidaria con las cosas. El segundo conjunto, “De poética erótica” asccede al deseo; del mismo modo que la palabra lleva de una búsqueda de significado a otra búsqueda, el deseo impulsa a recorrer un paciente laberinto que nos acerque al otro, traza itinerarios de la ciudad, supone encuentros que anulen la condición de solitarios y nos dejen la luz de un sol ajeno, el camino de una piel por compartir. La indagación en la materia verbal concluye con “Interrogaciones”, articulación de la duda desde la poesía, indagación en la sensibilidad que habita, no en lo transcendente, sino en el lenguaje de todos los días.
   La monotonía esencial de lo cotidiano vertebra la parte central, “Para seguir viviendo”. La mirada introspectiva acusa el devenir, percibe la erosión que busca sitio en la profundidad de los espejos; la felicidad del pasado y la esperanza languidecen en un presente cárdeno, que abunda en reflejos y anuncia el final de la tarde.
   La semántica del apartado de cierre, “caminos de vuelta”, sugiere una estructura circular. Como escribiera Brecht, la verdad es concreta; el protagonista lírico en su viaje de conocimiento ha descubierto que oscuridad y luz se entrelazan. El sentido de las cosas no es diáfano; la salida puede ser una entrada al laberinto; detrás de cada historia se escribe otra subterránea.
  La entrega Bajo la alfombra permite descubrir las claves literarias de un discurso lírico en su etapa de madurez. Los poemas argumentan itinerarios de ida y vuelta sobre dos nociones: las variables expresivas de la palabra en su búsqueda de sentidos y la constante refundación que el fluir temporal somete al protagonista verbal: “Pronto / otras palabras subirán deprisa / la escalera, / se abrirán cuando rompan / la corteza de las que te dimos. / Es un rumor creciente el porvenir”.

lunes, 14 de noviembre de 2011

UNA CARTA QUE NUNCA ENVIÉ


Rompo una carta nunca escrita

De la carta que no escribiera nunca
rescataría este párrafo
por su notoria fijación sedante
que me hace invulnerable al desaliento:

Pienso en ti casi siempre.
Las otras veces pienso en ti.

            (De Rotonda con estatuas )

viernes, 11 de noviembre de 2011

JORGE LUIS BORGES



   ¿Cuándo leí por primera vez a Jorge Luis Borges? No lo sé. Pero sé que la última vez que me adentro en las páginas queridas ha sido hoy. Antes de la lectura llevo a cabo un minucioso rito: ordeno títulos, consulto ediciones repetidas, repaso biografías introductorias... incluso esbozo un plan lector a largo plazo, que no cumpliré por la llegada de trabajos literarios nuevos o por las horas que la creación propia me demanda. Son asuntos que buscan sitio en mi mesa con la impertinencia de una tarea urgente.
   Mi voluntad lectora y mis gustos han sufrido pequeñas mutaciones. Si en el pasado mostré una preferencia natural por los cuentos, ahora prefiero el ensayo breve como fuente de gozo y suelo cerrar la sesión lectora con algún poema de Los conjurados, cuyo prólogo fechó el autor en enero de 1985. Los versos me resultan admirables estímulos; no me resisto a copiar el poema:


Los conjurados

En el centro de Europa están conspirando.
El hecho data de 1291.
Se trata de hombres de diversas estirpes, que profesan
diversas religiones y que hablan en diversos idiomas.
Han tomado la extraña resolución de ser razonables.
Han resuelto olvidar sus diferencias y acentuar sus afinidades.
Fueron soldados de la Confederación y después mercenarios,
porque eran pobres y tenían el hábito de la guerra
y no ignoraban que las empresas del hombre
son igualmente vanas.
Fueron Winkelried, que se clava en el pecho
las lanzas enemigas para que sus camaradas avancen.
Son un cirujano, un pastor, o un procurador,
pero también son Paracelso y Amiel y Jung y Paul Klee.
En el centro de Europa, en las tierras altas de Europa,
crece una torre de razón y de firme fe.
Los cantones son ahora veintidós. El de Ginebra, el último,
es una de mis patrias.
Mañana serán todo el planeta.
Acaso lo que digo no es verdadero; ojalá sea profético.

     (Los conjurados ,Alianza Editorial, Madrid, 1985)

martes, 8 de noviembre de 2011

VICENTE GARCÍA: SER UNO MÁS.



Ahora (Poesía 1992-2008)
       Vicente García
       Renacimiento, 2009

   Cada poeta actúa como depositario de un legado anterior, busca un itinerario específico entre opciones de una senda plural que franquea el acceso. Esa es la primera sensación que depara el encuentro con el corpus lírico de Vicente García (Gijón, 1971), formado por los poemarios De ayer a hoy y Días de tormenta y por el cuaderno Ficciones, un conjunto de ocho textos editado en 1993, que se integraría en De ayer a hoy. La ruta pactada se define más por la riqueza del matiz que por el afán de originalidad; más por la serena eficacia emocional que por el manejo de rutilantes recursos expresivos porque los versos de Vicente García se formulan en un voluntario tono menor con registros de un habla coloquial que contagia sencillez y naturalidad y sorprende por su cercanía, nunca exenta de cuidado formal, como sucede en cercanos referentes como Víctor Botas, Miguel d´Ors o José Luis García Martín. En esta tradición revitalizada ocupan un lugar destacado Luis Cernuda, Francisco Brines y el maestro argentino Jorge Luis Borges.
  La muestra Ahora reordena y selecciona el itinerario creador; casi la mitad del primer libro queda fuera y también se suprime la significativa cita de apertura de Víctor Botas. La poda también afecta al segundo poemario del que José Luis Piquero escribe en la página prologal: “Quienes busquen en la poesía un deslumbramiento inmediato pueden llegar a sentirse decepcionados ante la obra de Vicente García, un poeta que ha hecho de la sencillez, de la claridad y de la economía de medios su bandera”. El tramo de cierre, de título homónimo, aporta más de una veintena de composiciones de la última década. La medular de esta poesía es incorporar como propio cualquier tema y darle una racionalidad clásica que concede al protagonista literario la posibilidad de personalizar otro yo. La existencia multiplica sus perfiles y el pasado retorna y cobra actualidad. Así sucede en el poema de apertura “Abraham”, donde un personaje bíblico vuelve a definirse por sus actos como ejemplo moral de quien ha sido fiel a su conciencia. Otras veces se define el yo biográfico, al recuperar un contexto que invita a la interpelación: “Estas calles que van hacia ninguna parte / te miran en silencio, con esa indiferencia / que tanto te gustaba cuando sólo querías / ser uno más, pasar de largo como tantos”, o que impulsa una poesía meditativa que interpreta las notas a pie de página del viejo oficio de vivir.
   Es frecuente en Días de tormenta el poema que relaciona la realidad interior del sujeto con la buena compañía de la biblioteca; los versos reescriben palabras de Pablo Neruda o Víctor Botas; son los aplicados discípulos que guardan fidelidad a “unas pocas palabras verdaderas”.
   La gradación del poema “Función de la poesía” argumenta un motivo de Borges: la búsqueda incesante de una verdad impulsa un renovado afán generacional que no consigue nunca descifrar la meta de sus desvelos: “Y llegará la hora del otoño / y pasarán los años. / Yo seguiré mirando cómo cae la lluvia. / Otros vendrán, mejores poetas que nosotros / y seguirán contando cómo cae la lluvia. / Y llegará la hora del invierno. / después de varios miles de años de poesía / no sabemos aún para qué sirve. / dentro de varios miles de años de poesía / se seguirán haciendo esta misma pregunta “.
   Con un caminar lento que congenia exigencia y necesidad, la voz poética de Vicente García, uniforme y coherente, nos acerca el discurrir de un tiempo replegado en sus contradicciones.

viernes, 4 de noviembre de 2011

KAFKA Y YO


   Leo a Franz Kafka con frecuencia alevosa. Para entender el mundo. Para entenderme yo. Para interiorizar que el absurdo forma parte de lo cotidiano y hay que respirarlo con sosegada cadencia, sin apremio, sin pánico. La situación política, la idiocia nacionalista y su retaguardia militante, los asesinatos, los atentados contra la dignidad del trabajo bien hecho y la beligerancia de quienes manosean el sentir colectivo en los medios de comunicación son asuntos que me llevan a Kafka.
   La biografía del escritor parece disentir de su obra. Fue un modesto judío de Praga cuyo itinerario vivencial estuvo regulado por la rutina de horarios funcionariales que no pueden interpretarse en clave literaria.
   Sus relaciones con los demás fueron pobres, como si permaneciera en el umbral del otro o detrás de un cristal que asegurara su confinamiento. El escritor fue un representante típico de una interioridad aislada, que sin embargo observa el entorno con profundo interés. Desconcierta lo que sucede fuera porque la azarosa relación de acontecimientos diarios legitima el absurdo, un absurdo convertido en una seña de identidad colectiva. Un absurdo que necesita ser combatido desde la trinchera de la razón. Por eso leo a Kafka.

martes, 1 de noviembre de 2011

ENCUENTRO

                                           (Crepúsculo en Navadijos.
                                          Fotografía de Rubén Sánchez Santana)

Encuentro

Aquel día gozaba de la lluvia
bajo la espesa fronda de un parque solitario
y tropecé conmigo.
Miré mi rostro
con curiosa sorpresa;
me hallé un poco más viejo, más cansado,
abrumado quizás
por un escepticismo prominente y asiduo
y una antigua tristeza,
palpable, aunque recóndita.
Sentados en un banco prodigamos
leves toses, murmullos,
dilatados silencios y miradas furtivas.
El tiempo parecía detenido,
hasta que una acuarela de ceniza
ensombreció el crepúsculo.
En tanto se alejaba,
una temprana rosa depositó en su sitio
efímeros instantes de belleza
que, de común acuerdo, ambos no vimos.
Respiré hondo;
todos sabéis qué indecible fragancia
emana de la tierra cuando llueve.

sábado, 29 de octubre de 2011

JAVIER SÁNCHEZ MENÉNDEZ: LAS AGUAS EN SU CAUCE

                                      
Faltan palabras en el diccionario
Poemas escogidos 1983-2011
Javier Sánchez Menéndez
Libros del Aire, Madrid, 2011

    Con la aparición del volumen Una aproximación al desconcierto  Javier Sánchez Menéndez (Puerto Real, Cádiz, 1964) rompía un largo paréntesis de absoluto silencio literario. El título antecede en pocas semanas al recuento Faltan palabras en el diccionario, una selección de su labor poética. El escritor comenzó a publicar en la amanecida de los años ochenta, cuando voces emergentes como Luis García Montero o Blanca Andreu firmaban libros referenciales que daban por concluido el monopolio esteticista veneciano, ensanchado por una epigonía secundaria. Su punto de salida, Motivos, optaba por un tono neorromántico que hacía de la intimidad núcleo argumental cohesionador. Prevalecía en los versos una línea clara y comunicativa en forma de poema breve: “Poco he descubierto del sentido en tu persona, / pero los días son largos, / y en cambio sufro / sabiendo que te irás / como se fueron del parque las palomas “. Ese principio muda en Derrota y muerte a los héroes (1988), epígrafe connotativo de una poesía épica, no centrada en el yo sino en el ejemplo moral del ser colectivo en relación a su tiempo histórico, como en “Polémica y expectación” o “En Galia narbonense”, que parecen mostrar afinidades con los poemas iniciales de Julio Martínez Mesanza.
   De 1991 es la entrega El violín mojado, un título con amplia representación en estos poemas escogidos. La palabra convive con lo transitorio, se hace pensamiento en torno a los asuntos que regulan el devenir existencial, cuando la brisa de la calle no despeja los primeros cansancios y un escepticismo velado: “Y he dicho ya que aquí me encuentro solo, / condenado a sentir la poca gente, / aunque te tenga a ti, / condenado a ser espacio y tiempo / en una misma causa “. El entorno contextual  da a las composiciones un aire de época, los registros de una sensibilidad contemporánea. Esa lectura está en un poema excelente, “El País” que argumenta el conflicto entre realidad y pensamiento.
   Con El violín mojado arranca una etapa de fertilidad creadora en la que salen a la luz tres nuevos títulos y algunos trabajos críticos. Introducción y detalles (1991) recupera la voz confesional y alude a los quehaceres del acontecer, casi nunca libre de un sentido incierto: “Uno no entiende nada más, descubre / que el sentimiento de verificación / es exclusivamente / una verdad definitiva, / un sentimiento universal como la soledad, / la distancia / y el equilibrio “. En Última cordura (1993) explicita magisterios. La enumeración acoge a Jaime Gil de Biedma, José Hierro, Antonio Colinas o el más cercano Carmelo Guillén Acosta; son escrituras que dictan principios estéticos plurales. En el reconocimiento de deudas se podría incluir sin estridencias a Abel Feu, Miguel d´Ors, Luis Alberto de Cuenca y al ovetense Ángel González. Resaltan en la posterior entrega, La muerte oculta (1996) algunos monólogos dramáticos que cultivan distanciamiento y atemporalidad.   
   La obra más reciente, Una aproximación al desconcierto es un libro de varia intención tanto en los formatos como en el empleo de recursos expresivos que aliñan legado popular, ironía y pensamiento existencial. Un hablante lírico sale a escena en un ámbito urbano, siempre propenso a multiplicar la soledad en compañía y a recurrir a la sabiduría práctica de la sensatez.
   Faltan palabras en el diccionario lleva como coda algunos inéditos que navegan en las sosegadas aguas de un cauce establecido. Este recuento cronológico revisa y ordena una percepción de la poesía a partir de unas constantes temáticas y de una inclinación natural por el verso de perfil figurativo que establece un diálogo cercano, insertado en la sensibilidad del ahora. Ideas, palabras y ritmo sustentados en la naturalidad de una confesión en sordina; resortes emocionales que evocan las huellas de los días y entienden el poema como un ejercicio de la inteligencia.


miércoles, 26 de octubre de 2011

MARINO GONZÁLEZ MONTERO: SED.

 Sed
Marino González Montero
De la luna libros, Mérida, 2011

   Al enumerar las características narrativas de Marino González Montero (Almaraz, Cáceres, 1963), profesor de secundaria en ejercicio e impulsor del sello editorial De la luna libros, salen al encuentro del lector tres conceptos literarios: la ficcionalización del yo, la preferencia por rasgos expresivos coloquiales y el conocimiento moral del sujeto a través de una indagación introspectiva. Así ocurría en el conjunto de relatos Diarios Miedos (2009), donde se empleaban como motor argumental las variables de nuestras inquietudes, esas sensaciones de inseguridad no controlables por la inteligencia, que habitan en los resquicios de lo cotidiano. Así sucede ahora en Sed, una colección que da continuidad a la senda de escritura abierta por la entrega precedente, Diarios Miedos, que es la idea de aglutinar textos con gran variedad de registros a partir de un elemento clave, en este caso el odio.
   La ficcionalización del yo convierte a la primera persona en identidad verbal que nos hace partícipes de datos biográficos en los que podemos contemplar las ranuras de una intimidad verosímil; el yo biográfico toma distancia y somete sus percepciones a un proceso de objetivación en el que la historia personal del narrador queda a cubierto. La tendencia a utilizar una lengua natural obliga a emplear recursos expresivos que huyen de la afectación y supeditan estrategias a la reconstrucción de un escenario del que puede hacerse una lectura diáfana, apegada al universo del lector; los textos se narran con un lenguaje hecho con palabras diarias, un vocabulario claro, contenido y de difícil precisión para esclarecer matices. Por último, el viaje introspectivo marca un itinerario hacia dentro en el que los paisajes interiores absorben el contexto y reflejan caracteres y actitudes.
   El título del volumen, Sed, como recuerda la nota de autor, puede entenderse como imperativo de ser, a partir del cual el narrador da vida a un conjunto de personajes que demandan autonomía para trazar un destino propio; o puede entenderse como sustantivo cuya semántica encierra la necesidad y la carencia. Ambos sentidos quedan a la decisión de quien se acerque a los cuentos, casi siempre breves, que son más antología que entrega unitaria, porque el tono es muy heterogéneo y se aprecia una búsqueda de caminos distintos. En el libro convergen argumentos nacidos de circunstancias sin relación aparente. Si el primero cuenta las sensaciones de una mujer solitaria que sufre los dolores previos al parto con la rebeldía de quien siente el frío de la soledad y un complejo sentimiento de extrañeza; en el segundo encontramos una epístola dictada por un médico en tiempos inquisitoriales, cuando los conversos eran objeto de persecución, y en el tercero, la voz de un animal doméstico, una voz interior que hace repaso de la convivencia compartida, y se silencia cuando la supuesta ternura se convierte en odio. Como se ve,  los trazos del conjunto sugieren un planteamiento narrativo abierto, o una asociación cronológica de los contenidos que refuerza la autonomía de cada relato, aunque sean piezas de un conjunto.  En este eclecticismo existen cuentos de difícil filiación  por su apariencia formal como el guión representable “Antonio Marco Bruto” o el monólogo “Qué puede enviar un hombre solo desde un desierto sino lágrimas”.
     Los cuentos de Sed proponen una mirada a la experiencia humana, interpretan el trasfondo del sujeto, sacan a la luz ese rincón vacío donde el tiempo multiplica las sombras.