jueves, 31 de marzo de 2011

ESTUPIDIARIOS


A diario la realidad comparece con la piel sucia y  agujeros en las suelas de los zapatos.

Empujones, arañazos, heridas... frecuentes argumentos de la vida al paso.

Tanta luz, tanta luz, tanta luz sobre nuestras cabezas- dijo el topo.

El peor error es el que busca en el devenir del tiempo argumentos y coartadas para justificarse.

Historias que no merecen un final feliz.

La ineptitud se acopla bien a ese cupo de cargos disponibles.

Los que protagonizan los estupidiarios tienen una extraña capacidad celular para multiplicarse.

Sólo sigue en pie quien rompe el cerco.

martes, 29 de marzo de 2011

GOYA GUTIÉRREZ, HACIA LO ABIERTO

ACEPTAR EL REGRESO

Hacia lo abierto
Goya Gutiérrez
Barcelona, 2011

   Con un contrastado itinerario lírico, la directora de la revista Alga  Goya Gutiérrez (Zaragoza, 1954) presenta una entrega plural, Hacia lo abierto, cuyas páginas entrelazan versos, esbozos visuales de Edu Barbero y fotografías de Enric Velo. El resultado es una propuesta rica en matices que emplea como umbral una cita de Rainer María Rilke, una presencia pertinaz del canon siempre asociada a una poética ensoñadora que se vuelca hacia la materia.
   El tema central de esta sexta entrega de Goya Gutiérrez, organizada en torno a los cuatro elementos cosmogónicos y su simbología –tierra, agua, aire y fuego-  es una reformulación ontológica del yo; cada devenir existencial no es sino un cúmulo de energía en préstamo que languidece en el acabamiento para reintegrarse en lo universal. La muerte es la verificación melancólica de la caducidad y es, al mismo tiempo, un ejercicio de simetría entre lo que se inicia y lo crepuscular. De esa condición no están exentos los objetos cercanos, ni siquiera los que aparentan en sus líneas formales un sino perdurable que antes o después acaba siendo morada de la fisura o el óxido.
   Es un tema de la tradición literaria en el que reinciden voces de todas las épocas. Pero cada poema siempre emplea las mismas “palabras de familia tibiamente gastadas”  para dar a lo conocido un matiz nuevo, una formulación original.
   Las imágenes de Enric Velo buscan con frecuencia el panorama insólito, el encanto ideal de lo lejano, Los colores impregnan la retina, proponen un largo viaje hacia lo abierto, cuyo escenario puede ser China, o el Tibet, un rincón de la costa o el litoral de Marruecos. Son instantes capturados de una realidad significativa donde cada paisaje deviene experiencia estética.
   No existe una poética particular en las creaciones visuales de Eduardo Barbero; se  apuesta por la diversidad, por la visión autónoma y fragmentaria.
   Goya Gutiérrez, a través de una dicción directa y comunicativa que vela las referencias y se ciñe al poema breve en verso libre, construye en Hacia lo abierto una meditación austera  sobre el transcurso; somos un peso leve en un espacio de continuo fluir:

                                  Ojalá sabiéndome vivir pudiera
                                 Abrir mi corazón como granada
                                 Reintegrar a la tierra al agua al aire al fuego
                                 Esa semilla que a ti y a mi nos fue otorgada
                                Y al espacio del continuo fluir pertenece. 

domingo, 27 de marzo de 2011

CONCESIONES


Una amanecida húmeda y gris que ha llenado de agua los parterres donde aprender a crecer los bulbos.

Dos folios escritos sobre Teorías del realismo literario, de Darío Villanueva.

Una comida familiar con planes de viaje para el verano.

Unos versos de Louise Glück, traducidos por Abraham Gragera: "No se puede visitar museos / con alguien que se niega / a abrir los ojos"

Aceras de Portazgo, con bufandas del Rayo Vallecano y del Betis. Cervezas. Policias. Muchos niños con esa cara alegre de quien sabe que ganará su equipo.

Un tema de Coldplay en el regreso, mientras llueve muy fuerte, y apenas se ve tráfico en la autopista y no paso de ciento diez (para ahorrar combustible, como buen ciudadano, para que puedan volar los aviones militares en misión defensiva, también a 110)

Un mensaje digital sobre una foto que asegura no percibir los cambios del ser y del estar.

Valiosas concesiones que la felicidad me deja, mientras se pierde la tarde como un globo que se escapó al espacio desde la mano abierta de algún niño.

sábado, 26 de marzo de 2011

DANIEL PENNAC Y LOS CONFLICTOS EN EL AULA

                                                                                                                                                                                                                                                            
Mal de escuela
Daniel Pennac
Debolsillo, Contemporánea, Mondadori, 2008

   Aquellos que se dedican a la práctica docente y cumplen a diario los trámites del tutor saben que una de sus funciones más ingratas es resolver conflictos y eliminar comportamientos folloneros. La mente racional supone en el alumnado actitudes racionales y le disgusta que esa constante pedagógica no se cumpla. De ahí el inacabable hablar y sermonear del profesorado en crisis, decepcionado por la escasa capacidad operativa. La pedagogía teórica no contemplaba métodos para luchar contra el absurdo o contra la rebelión tipificada.
   Los que intenten profundizar en el punto de vista del alumno fracasado tienen el libro de Daniel Pennac, Mal de escuela. El escritor nació en  Casablanca (Marruecos), destino militar paterno,  en 1944. Tras vivir en diferentes lugares africanos, se asienta en Francia y protagoniza una carrera literaria de amplio reconocimiento popular. Sin embargo el autor no esconde las pésimas calificaciones de la etapa escolar y aborda aquel periodo formativo con ternura, ironía y sentido común. De este modo, el dolor de no comprender y sus daños colaterales permiten asomarse al papel de la escuela que sólo cuenta con los resultados académicos de los integrados y disimula el fracaso escolar para que ninguna crítica denuncie su incompetencia.
   No nos encontramos ante un manual de pedagogía terapéutica que proporcione una batería de soluciones. Pennac trasmite la intimidad de un personaje que utiliza el aula como centro de operaciones para despertar recuerdos y extraer de los mismos enseñanzas. Es la autobiografía de un yo que permanece agazapado en el fondo oscuro  de su nulidad.
    La escritura fusiona pasado y presente; el mal alumno, motivo de continua preocupación en el entorno familiar, ha sido capaz de licenciarse y dedicarse a la práctica docente, aplicando métodos que le han deparado gratitud y estima. Pero estos métodos no están estructurados, no nacen de un proceso de aprendizaje reglado que evalúe procesos y principios. Actúa por tanteo, al ritmo que le marca lo contingente. Por eso el libro es más un relato autobiográfico que un tratado sobre educación patentado por la inteligencia.
    Los breves capítulos permiten la lectura casi lineal. No es difícil reconstruir la convivencia en las aulas y un ritmo de trabajo en presente perpetuo, en el que cada lector puede utilizar su propia experiencia como elemento comparativo. Muchos profesores encontrarán el libro de Daniel Pennac liviano y superficial, como si no diera la talla a la hora de abordar los nuevos roles que la sociedad tecnológica demanda a los centros educativos. El propósito no es la formulación de recetas exitosas. Pennac no trabaja en un laboratorio de ideas; utiliza la escuela  como tema. Y consigue transmitir con amenidad los argumentos del eterno conflicto entre saber e ignorancia. Es lo que se debe pedir a un buen libro.

                                                                                                                

jueves, 24 de marzo de 2011

NOSTALGIA DEL VERANO


Playa de Valdelagrana

Un tórrido silencio
inclemente quemaba los restos de la tarde.
El viento de levante recogía muchachas
y las depositaba en los cercanos bares
del paseo marítimo.
Emulaban los toldos de las cafeterías
briosos estandartes cabalgando
en pos de la batalla.
Sólo tú perdurabas, como un dios estelar,
siguiendo las consignas de las contemplaciones,
escribiendo en la arena con tus pasos,
abstraída y feliz,
cautiva de un paisaje
inmóvil, denso, azul.

      (Mapa de ruta, pág. 34)

miércoles, 23 de marzo de 2011

LUIS ARTIGUE


Los lugares intactos
Luis Artigue
Pre-Textos, Valencia, 2009

   En cada recorrido surge el milagro de lo imprevisible, la secuencia que captura y se integra en la percepción del viajero para permanecer entre los pliegues de la memoria, dispuesta a la evocación. El viaje posibilita huir del aire frío y apagado de lo laborable, ensancha los caminos del conocimiento, abre una intimidad dialogal que deja sitio a pasado y presente, cultura y experiencia de vida.
    Por los poemas pasa un cumplido inventario de transiciones espaciales. Luis Artigue ha reunido en Los lugares intactos una topografía cosmopolita que aglutina  Oporto, Machu Pichu, Finisterre, Menorca, Stonehenge, Nueva York, Jerusalén, León, Amsterdam, Roma…
   Esta cartografía desplegada absorbe los sentidos y se convierte en vivencia personal. El pensamiento se ajusta a la sensación inmediata de un paisaje simple que se enriquece con la subjetividad de quien lo mira. La imagen estática se torna entonces declaración amorosa en Oporto, reflexión sobre la fugacidad en Machu Pichu ante las ruinas de un imperio o contradictorio discurso de culturas en los laberintos de Jerusalem. Cada cruce de caminos se define a sí mismo, complejo y singular.
   Frente a los lugares homologados por la sociedad global y el desarrollismo programático, paseamos por la palabra de Luis Artigue entre escenarios singulares que exigen autonomía. Son espacios estéticos  que prestan su belleza a una conciencia capaz de traspasar su realidad superficial. Condensan una identificación: geografía y el tejido sentimental del nómada.

martes, 22 de marzo de 2011

DEFINICIONES DE POESÍA


Poesía eres tú
      
                   G. A. Bécquer
      

Y me mantengo firme gracias a ti, poesía,
 pequeño pueblo en armas contra la soledad.

                                           Javier Egea

Un poema no ha de significar sino ser

                               Archibald MacLeish

La poesía es un arma cargada de futuro

                               Gabriel Celaya

Cooperativa emocional o tren de cercanías
la poesía

                               Luis Artigue

domingo, 20 de marzo de 2011

HAIKUS




Brillan hogueras
en el aire nocturno.
Fulgor de plata.



Puesta de sol.
Impacientes suburbios
y despedidas.



Manso rompiente.
El sonido del agua
vela silencios.



                                      Negra planicie,
tan igual a sí misma
como el desierto.



Ellos ignoran
la dirección del agua.
El viento, brújula.


                                     

viernes, 18 de marzo de 2011

SONRÍA, POR FAVOR


El cansancio laboral nos deja una cara mustia, desabrida, que convierte la tarde en un capítulo crepuscular. Si al cansancio sumamos los asuntos pendientes, los objetivos no conseguidos o los tramos en cuesta de la convivencia es normal que nadie tenga impreso en los labios un hilo de felicidad. Acabo de compartir con  un amigo un café triste y una cerveza tibia. Necesitamos un poco de humor. Por favor, sonrían con estas definiciones:

Elejía

(Subgénero lírico con gran poder desinfectante que empleaba con frecuencia el poeta Juan Ramón Jiménez)

Poesía depilada

(Etiqueta poética del siglo XXI  inventada por el crítico Pelillos Alamar que toma como temas centrales de  la composición la cera y el laser. Los temas eternos, los asuntos de siempre –el amor y la muerte- le parecen superados y redundantes)

Epizafios

(Inscripciones que se ponen sobre la tumba de poetas que en vida practicaron un realismo sucio extremoso y escatológico)

Cristóbal Colon

(Experto navegante intestinal que prodiga itinerarios entre el ciego y el recto)

La música cayada

(Música en estado de senectud, enferma de artrosis, que se desplaza mediante apoyos complementarios en compañía de la soledad sonora)

Igluglu

(casa de un esquimal a punto de derretirse por el cambio climático)



jueves, 17 de marzo de 2011

CONTRA LOS MALOS TRATOS





Pacto

        A Pilar Vázquez,
        por su dedicación y compromiso

Eres punto de luz tras el eclipse.
Al despoblar la sombra,
que retornes envuelta
en un aire de víspera
y prodigues abrazos.
Que rompas, trecho a trecho, la costumbre.
Sutura cicatrices,
encrucijadas, huecos.
Deberán confundirse nuestros pasos
en otra orilla, donde duerme el sol.
El beso de la escarcha
no roce tu epidermis con sus labios.
Que tu miedo y tu frío
-falsos techos de niebla-
sean leve rumor desdibujado
que se gestó una noche;
nunca fue fácil conciliar el sueño.

           ( Mapa de ruta, pág. 119)

miércoles, 16 de marzo de 2011

ELOY SÁNCHEZ ROSILLO

Sueño del origen
Eloy Sánchez Rosillo
Tusquest, Barcelona, 2011

   Igual que un paisaje dormido en la memoria, cuya imagen amanece un día, clara y diáfana, precisa en los detalles, el quehacer lírico de Eloy Sánchez Rosillo tiene un aliento antiguo, reconocible, con el que los lectores establecen una confiada relación de pertenencia. No hay quiebras ni desgarros; cada entrega se suma a un crecimiento orgánico; cada poema es un transitar sin pausas por una travesía despojada de elementos superfluos para mostrarse pura y esencial.
   El tramo de  madurez del poeta murciano ha dejado en el arranque de siglo títulos como La certeza, premio nacional de la Crítica en 2005, y  Oír la luz, además de compilar su obra en el volumen Las cosas como fueron. Entrega ahora El sueño del origen, un poemario muy extenso que incluye sesenta y cinco composiciones con una nota final que fecha los textos, entre 2007 y 2009.
   Si la madurez como etapa vital suele asociarse a una sensibilidad crepuscular que hace recuento de pérdidas y de la condición vulnerable del sujeto en el cauce del tiempo, el enfoque de Eloy Sánchez Rosillo rezuma confianza y celebración, convencido de la esterilidad de lo negativo.  Desde las primeras luces, asistimos a un despliegue de matices y sensaciones que es preciso captar; la naturaleza dialoga con el sujeto con un lenguaje íntimo y personal. El contexto inmediato se presenta como revelación y estímulo para ser y estar y las palabras aprehenden los destellos de la realidad.
   Las composiciones, siempre breves, reiteran asuntos autobiográficos, una constante en este  tránsito creador donde cada anécdota es transcendida y objetivada, incluso las menos poéticas que en la voz de Sánchez Rosillo adquieren una sorprendente categoría estética. Léase por ejemplo el poema “Ranas” al que pertenecen estos versos: “Sin duda es mal negocio escribir sobre ranas. / Todo el mundo lo sabe; no son bichos poéticos. / Mucho tiempo he callado, / pero hoy / no tengo más remedio que hablar de ellas, / pues insisten e insisten, reclamando / su derecho legítimo a que las considere / y de una vez por todas me resuelva a decirlas”
   Sueño del origen abriga una poesía emotiva y terapéutica. No hay razones para el pesimismo; el final de la existencia resuelve ese feliz misterio de lo cotidiano que  culmina un ciclo: “Este final dulcísimo / es el principio fiel de cada cosa, / la serena alegría de un brotar / que sin transcurso fluye / y desde siempre y para siempre mana/ en el instante mismo del origen”. 

lunes, 14 de marzo de 2011

PAUTAS PARA UNA LECTURA DE "MAPA DE RUTA"

                         (Colegio Mayor universitario Ximénez de Cisneros, Madrid)

Para la conferencia "Poesía y vida: un mapa de ruta" en el Colegio Mayor universitario Ximénez de Cisneros de la Complutense he preparado un largo artículo. Incluirlo al completo en esta entrada supondría un ejercicio de descortesía para los que siguen el blog. No obstante me gustaría recalcar alguna de sus ideas principales porque clarifican mi forma de entender el hecho literario:

MAPA DE RUTA: una antología no es una aleatoria colección de textos sino un volumen unitario, con una articulada disposición. Alude el título, tan familiar para un profesor de Ciencias Sociales que ha dedicado los últimos quince años a explicar nociones de Geografía e Historia a estudiantes de Secundaria. al recorrido de dos décadas de escritura con siete estaciones autónomas a las que incorporo cinco poemas inéditos.

TEMAS: en mi escritura hay temas reiterativos que afloran en cada entrega porque son hilos esenciales del tejido intelectivo; no son originales, están en muchos de mis contemporáneos: la dimensión existencial; la identidad del yo, el compromiso con la historia, la trama sentimental y el discurrir del tiempo.

YO SOY YO Y OTROS: abundan las similitudes entre el yo biográfico y el personaje verbal que habita en mis poemas; toda poesía se nutre de experiencia y cultura; ambos factores convierten al sujeto en una identidad que integra al mismo tiempo el otro y el yo.

TRADICIÓN: palabras de familia, genealogía, itinerario pactado, gratitud por los que antes abrieron senda; necesidad de un territorio común.

LECTORES: semejantes, hermanos.  

sábado, 12 de marzo de 2011

ÁVILA


Ciudad privada

Una vez más regreso a la ciudad de siempre,
descifro con premura
una largo itinerario de recuerdos
mientras sube, con ardor renovado,
la hiedra de otros días
desde un lejano sueño hasta la boca.
Pero nada es igual, aunque contemple ileso
el dócil deterioro,
antiguos edificios maquillados de tiempo.
No logro adivinar qué signos, qué paredes,
ocultan las hogueras del pasado.
No hay rastros inmutables, no hay indicios
de una felicidad remota en la memoria.
Cuánta mano vacía, cuánta ausencia;
quedaría conforme siquiera vistumbrando
una imprevista huella, algún reflejo.
Se reiteran mis pasos por calles desoladas,
la soledad se enquista,
suena el reloj de un campanario,
aburrido neón de pupila naranja
vierte sobre mi busca un guiño cómplice,
una difusa luz precede al día.
La llegada del alba desvanece
una ciudad cuyo enclave es olvido.

                      (Mapa de ruta, pág 36)

viernes, 11 de marzo de 2011

MADRID, ONCE DE MARZO, AÑO 2004




                                   A Pilar Manjón y a los que luchan contra el olvido.

Hace algún tiempo escribe el poema “Francotirador”. En su parte final incluía el siguiente verso: Las tragedias sin rostro no conmueven. Era un dardo contra esa rutinaria placidez de la sobremesa, en torno al vacío del televisor, capaz de digerir cualquier suceso sin inmutarse, mientras demora un café, como si el cristal de la pantalla garantizara la confortable seguridad de un mundo perfecto y guilleniano. Ironizaba sobre la disonancia de un simulacro de realidad en el que los comensales presencian con desgana una película de argumento verosímil, cuya acción discurre en un punto lejano. Pero esta vez la desgracia esparció sus fragmentos entre manos vecinas, a escasos metros de nuestras puertas, desmantelando el orden rutinario; las víctimas tenían perfiles concretos, nombres, apellidos y parentescos cercanos, y se afanaban en lugares de trabajo ubicados en calles transitadas con frecuencia que podríamos describir al detalle. El timbre telefónico sonó varias veces a lo largo de la jornada, mientras los medios de comunicación precisaban las dimensiones de la infamia. Al otro lado del auricular voces amigas preguntaban con inquietud contenida cómo estábamos, recordaban instantes compartidos, dejaban unas palabras de ánimo; y aquel gesto de empuñar el teléfono causaba gratitud y al mismo tiempo perplejidad porque otros intuían que podríamos haber sido figurantes activos en ese escenario de la sangre. Acaso nos salvó una circunstancia menor: una huelga estudiantil, un cambio de trayecto para evitar el atasco, unas décimas de fiebre de un hijo pequeño, una opción cómoda de preferencia por el coche o un despertador que no sonó a tiempo. Signos cotidianos, caligrafía de la banalidad. Y todos nos sentimos sobrecogidos tratando de racionalizar lo irracional. Porque el dolor y la muerte, la barbarie y el asesinato, no responden a ninguna lógica, no transitan por itinerarios intelectivos. Carecen de justificación por más que se empeñen en aferrarse a postulados políticos o religiosos. Obedecen sin más a un animalismo primario y a la negación.
   Así estamos todavía, buscando sitio en la amanecida para continuar a pie y recuperar el voluntarismo de la normalidad. En esa búsqueda nos acompañan unos instantes de reflexión que exploran la condición humana y sus desgarros. Seguimos el trayecto que el dolor nos impone en una memoria colectiva de piel tumefacta, sometida a una cura de urgencia llena de apósitos y vendas.
   Al día siguiente llovió sobre Madrid, sinécdoque de todas las ciudades, como si la meteorología se empeñara en diluir las manchas bermejas del asfalto y en sumergir escombros en los sucios regueros de las alcantarillas y hubo masivas concentraciones bajo el luto de los paraguas, haciendo pública la repulsa y el rechazo frontal al terrorismo. Quedó un silencio espeso al final de la marcha que denotaba cansancio y el recogimiento de una sensibilidad maltrecha; un barro de tristeza salpicó paredes y escaparates. La penumbra invadió las barras sin clientes de los bares. La lluvia en los rostros se hizo lágrima, como en aquella composición de César Vallejo que hablaba de París y de la muerte. Pocas horas después, palabra sobre palabra, empezaron a escribirse estos poemas. Es el homenaje plural y la reivindicación en sílabas contadas de Los Cuadernos del Sornabique para que el olvido no sea la última estación de ese tren de cercanías en el que todos somos pasajeros

(Prólogo de la antología 11-M, El Sornabique -7, LF ediciones, Béjar 2004. La antología fue una idea original de Luis Felipe Comendador, quien también financió la edición y cedió los derechos de autor del libro a la Asociación de Víctimas del 11-M)



jueves, 10 de marzo de 2011

NÓMADAS


Nómadas

La faz siempre cambiante del desierto
conspira sin descanso
y entrelaza laderas infinitas.
La roca se disgrega en finas lajas.
Un sol irreductible alumbra el día
y empaña la ventisca el horizonte.
Crestas de dunas forman a lo lejos
andamiajes de un muro divisorio.
El desconcierto aflora en la columna;
sobre los flancos llueve un miedo unánime,
santones y alquimistas no despejan
las señales agrestes del dudoso mañana,
no hay profetas ni dioses,
no hay rastros de los guías,
el aire sofocante casi es humo
y entierra el cenagal las deserciones.
Muerde la sed. Convaleciente y vieja
la morosa esperanza
camina tanteando como un ciego.
Una certeza nubla la memoria:
excluyeron los mapas un país de regreso.

                 ( Mapa de ruta, pág. 64)

miércoles, 9 de marzo de 2011

EL TIEMPO EN ANTONIO MACHADO

                  
En el inestable circuito del tiempo
Francisco Caudet
Cátedra, Madrid,  2009

   Una definición de la poesía como “palabra en el tiempo” se ha convertido en cita reiterada del pensamiento estético de Antonio Machado. La cuidada edición de Francisco Caudet vuelve a reflexionar sobre el devenir lírico del poeta; es verdad que todos vemos desde un lugar y un tiempo y ese contexto se percibe en el signo diferenciado y heterogéneo de cada creador, aunque también sean compartidos el enfoque fragmentario y el relativismo. En la interminable sucesión de causas y efectos, el pensamiento especula y busca coordenadas situacionales que le permitan trazar un comportamiento ético y un pautado cumplimiento del destino individual.
   Caudet inicia su estudio con un somero recorrido biográfico, desde el alba en Sevilla hasta los avatares existenciales como profesor en diferentes ciudades de Castilla y el sombrío apagamiento en Colliure, a los pocos días de cruzar la frontera, tras la debacle de la II República. También explora las pautas de cada entrega poética. Soledades, el primer fruto, aparece en 1903 y se amplía cuatro años más tarde con nuevas composiciones en las que percibimos la influencia simbolista de Verlaine y el quehacer modernista de Rubén Darío. La visión lírica de Soledades irá mudando, en busca de una expresión más luminosa y esencial, aunque la senda de Antonio Machado protagoniza una evolución sin saltos significativos ni grandes rupturas. Temas y obsesiones se repiten: el paisaje castellano, la herida del tiempo, la introspección, el amor o la existencia cotidiana son los argumentos textuales que casi siempre encuentran una expresión diáfana, sin la retórica hueca de lo innecesario.
   La inicial vertiente simbolista deriva hacia un lenguaje  intimista que acoge indicios emotivos del sujeto porque la poesía no es un muestrario de fórmulas dogmáticas ornamentada con imágenes brillantes sino un proceso vivo de la actividad intelectiva ubicada en un entorno.
   Una de las tareas es el reordenar la propia obra, aunque sin el empeño obsesivo de Juan Ramón Jiménez; lo hace en la segunda edición de Soledades y en las entregas de Campos de Castilla y Nuevas canciones como si continuamente estuviese atento al sentido último de la realidad; el cambio es un modo de profundizar y entender.
   La obra de Antonio Machado reflexiona sobre la experiencia de la temporalidad; es un diálogo abierto en el que aflora la condición vulnerable de cualquier ser humano, esa fecha de caducidad que marca siempre nuestros pasos y ese modo de ser que recomienda que todo es nada. Hay que ser coherente con el propio destino y caminar ligero de equipaje.

                                                             

martes, 8 de marzo de 2011

ELLAS


Homenajes

De Malena recuerdo la sonrisa,
perdida en el trastero de los besos.
De Penélope, claro, las demoras
por esa indesmayable afición al ganchillo.
De Amanda la estadística
que racionalizaba los rechazos
y una balada dulce que compuso
el cantautor chileno Víctor Jara.
De Aldonza el mal aliento,
las caderas, el brazo campesino
y el suceso banal siempre azaroso
que empujó al buen Quijano
a dibujar un rostro, Dulcinea.
De Marta la metódica exigencia
de cobrar al contado cada noche
con la eficacia gris del prestamista.
La sórdida apariencia, las ojeras
y una aguja hipodérmica en el brazo
son dolorosos restos de una muerte
de cuyo nombre no quiero acordarme.
De María Kodama el laconismo
y una dedicatoria insobornable,
precisa y notarial, respetuosa,
de aquel ciego inmortal, Jorge Luis Borges.
De Adela el aleph cómplice
que guarda a cada nombre el sitio justo.

           (Mapa de ruta, pág. 55)

domingo, 6 de marzo de 2011

LA VOZ AMIGA DE HERME G. DONIS

                                                  (Herme junto al Museo Reina Sofía, Madrid.
                                                   Fotografía de José Javier González)

                                             
Lo sguardo effimero  (La mirada efímera)
Herme G. Donis
Levante editori , Bari, 2009
Edición bilingüe de Emilio Coco


   Uno de los aciertos  más reconocidos del haiku es la combinatoria natural  entre poesía y pensamiento. La estrofa, despojada de cualquier exotismo geográfico, ha conseguido  aclimatarse al devenir literario del nuevo siglo y son muchos los poetas contemporáneos que utilizan las diecisiete sílabas de su esquema versal. Es el caso de Herme G. Donis (Villalón de Campos, Valladolid, 1951) que nos deja entre las manos Lo sguardo effimero (La mirada efímera), una hermosa colección, en italiano y español, al cuidado del hispanista Emilio Coco.
   Los concisos textos de Herme G. Donis “nacen de la naturaleza constante de las cosas efímeras” y buscan la transparencia que impone el trayecto de la luz abierta. Con una disposición  argumental muy trabada, encontramos tres secciones. En la primera, “El agua repetida”, predomina el haiku perceptivo, aquel que busca la impresión sensorial en la que el agua actúa como semilla germinativa. El elemento se despliega en la naturaleza y genera imágenes que emiten componentes plásticos; pero además el agua está enriquecida  por una simbología añadida. Es difícil olvidar que el legado de tópicos literarios ha convertido la vida en río que halla su desembocadura en la muerte; esa idea manriqueña encuentra una nueva formulación: “Eterna el agua/ conduciendo la vida/ hacia la muerte”. Voces de agua son sinónimos de despertar de la memoria, de itinerario de regreso hacia una arcadia infantil: “Llega la nieve/  un invierno de niños/ se mece en ella”;  asimismo  resulta sugerente cómo la autora entrelaza  el eco de la lluvia y el deseo: “Rumor de lluvia/ la hoguera de los cuerpos/ se hace habitable”.
   El siguiente grupo se denomina “Jaikús occidentales” y está fechado en la localidad asturiana de Pola de Somiedo en el verano de 2006. El aserto empleado parece argumentar la peculiaridad autóctona de la forma y por tanto dirimir también que existe un único molde en oriente. El amplio recorrido de uso ha modificado la esencia original y se han multiplicado singularidades y escuelas. Podría entenderse también que la autora agrupa aquí textos con características formales homogéneas. No es el caso; se respeta el discurrir continuo y hay una cadencia natural que reporta el mismo clima emotivo. No se abandona el tono introspectivo y la mirada desveladora de una imaginación realista: “Luna aterida,/ acompaña mis sueños/ tu aliento helado”.
   El apartado final, “La vida en vilo” alude a ese punto de azar que galvaniza la cotidiana suma de instantes existenciales. El trecho temporal que vamos agostando nos encamina hacia la última estación. Es el tiempo de la meditación; la mirada se vuelve crepuscular y reviste las formas con los desvaídos colores del otoño. Cada vez es más fuerte la sensación de conciencia finita y transitoria; en el horizonte se recorta la alargada sombra del olvido y se acrecienta la melancolía. Se percibe el vacío como punto de destino.
   Lo sguardo effimero  se integra en una línea de poesía existencial y meditativa que sondea los sustratos más profundos del ser para descubrir un yo precario, marcado por la temporalidad. De ahí que la escritura adquiera entonces su sentido más pleno: es un ejercicio de resistencia que tiene la virtud tranquilizadora de dar fe de vida;  verso a verso se construye el andén que cobija y ampara, que permite transformar lo efímero en perdurable.                                                                                                        
   

sábado, 5 de marzo de 2011

PINTADAS



   Los muros de la ciudad muchas veces se convierten en eficaces folios en blanco para los deleznables graffitis, que ponen un rostro resacoso en los desconchones del pequeño comercio, y para la metafísica nocturna de la pintada urbana. La pintada es un género de bolsillo en el que todavía es posible descubrir vocaciones de filósofos, existencialistas residuales y  seminaristas en crisis.
   A los ojos del turista accidental las  entrañables pintadas pretenciosas pueden producir efectos colaterales; por ejemplo, sustituyen la lectura de Ortega y Gasset y resumen casi toda la poesía del silencio:

De la nada a la nada. Billete gratis.

La cultura me persigue, pero yo voy más deprisa.


Dios no está. Se prejubiló en el ERE anterior.

Heroína (de comic) compra camello maleable, que entre por el ojo de una aguja. Búsqueda infructuosa.


Mi vida (domicilio provisional)


Se busca lugar neutro. Sin vecinos.

Está lejos; roza el umbral del más allá.

Confidencial: fui YO.

Cuba Libre y Venezuela con Cocacola.

Manoli, tu palabra es el eco de una voz interior. Firma: Jonathan



viernes, 4 de marzo de 2011

RESACA


Resaca

               (Fonollosa, en la mesilla de noche)

Soy un tedio vulgar lleno de libros.
Petrifico mis horas
entre conspiraciones de salón.
Me gusta escuchar jazz
por el temblor desnudo
que sostiene su música.
Tengo un amigo o dos;
qué multitud formamos
si compartimos juntos
algún desdén festivo y amarillo.
Adquirí la costumbre
de prodigar latidos
como si repartiera recompensas.
En otra vida amé
y un leve roce
me trastocaba la fisiología.
Aparento deseos
cuajados de grandiosa intensidad.
Son raros los difuntos que acreditan
tanta fulguración y lozanía.
Soy un muerto ejemplar:
no merece la pena suicidarse.

              (Mapa de ruta, pág. 114)

jueves, 3 de marzo de 2011

EL CISNE NEGRO DE NATALIE PORTMAN


        Consumo cine como un espectador de butaca que aborrece el sorbo de colacola y el nefasto olor de las palomitas. No soy un experto visual, capaz de vigilar al paso el valor de cada una de las instantáneas que enlaza el mosaico móvil de la gran pantalla.
  Con esa sensación me siento delante de Cisne negro empujado por su mejor  reclamo: la belleza de Natalie Portman.
    El ballet clásico ha cultivado lugares comunes que asocian su práctica a cuerpos frágiles, semietéreos, de blanquísima piel, capaces de crear en cada desplazamiento un aire de belleza y armonía. Sin embargo, casi desde el inicio, la película de Darren Aronofsky borra cualquier indicio de comedia y se inclina a un cauce argumental de cine negro; escenas angustiosas y personajes con un ego repulsivo que invita a mantenerlos a distancia.
   En ese entorno de bailarinas competitivas y navajeras, bajo el cuidado de una madre fracasada que busca su terapéutica superación en el triunfo de la hija, se va perfilando el personaje de Nina, una Natalie Portman dispuesta a unificar gracilidad en el escenario y neurosis en la vida doméstica.
   El rostro de Natalie propende al primer plano, tiene una belleza natural, incluso con el maquillaje turbador del cisne negro y los ojos enrojecidos. Hace una interpretación memorable en la que no falta la invitación al erotismo.
  La película es ambigua, lanza a cara y cruz una moneda que permanece flotando sobre la superficie de las aguas, sin que sepamos muy bien si se impone la luz y  lo diáfano, o el desnortado cisne se repliega en un punto lejano de las sombras. 

martes, 1 de marzo de 2011

ANTONIO MACHADO EN LA POSGUERRA

 El poeta rescatado.
Antonio Machado y la poesía del “grupo de Escorial”
Araceli Iravedra
Biblioteca Nueva, 2001

   La contienda cainita de 1936 dividió la península literaria en vencedores y vencidos y condenó a los últimos a un solapamiento forzoso que no cesaría hasta el arranque de la década siguiente. Lo sufrieron Federico García Lorca, Miguel Hernández y también Antonio Machado. Pero la tradición es un continuo y desde muy temprano existen tentativas de rescate que en su mejor versión corresponden  a la dispersa poesía del exilio y en el interior a la que se denominaría “estética de la rehumanización”. Meses después de la implantación del régimen franquista, existió un claro intento manipulatorio de la herencia de Antonio Machado por parte de la cultura nacionalcatólica. Lo personifican los poetas aglutinados en torno a la publicación Escorial, Dionisio Ridruejo, Luis Rosales, Leopoldo Panero y Luis Felipe Vivanco.
   Araceli Iravedra investiga este episodio en El poeta rescatado y analiza cómo se conforma su estética al canon oficialista en el prólogo que el director de la revista, Dionisio Ridruejo, escribe para la edición auspiciada por Espasa-Calpe en 1941. Empeñada en reconstruir la actividad creadora bajo postulados falangistas la revista Escorial deviene plataforma aglutinadora; se impone la perspectiva clásica, la vuelta de Garcilaso y los poetas del Siglo de Oro, el rigor formal y una suerte de intimismo transcendido que rechaza la deshumanización del arte. En ese contexto se produce la captación de Antonio Machado a través del artículo “El poeta rescatado” que firma Ridruejo en noviembre de 1940; el sesgado retrato borra cualquier reflexión ideológica o la enmascara bajo la hojarasca de lo sentimental.
  El magisterio de A. Machado en el transcurrir de la década se consolida, junto al de otros nombres de la generación del 98, como Miguel de Unamuno. Alcanza su apogeo en el homenaje de Cuadernos Hispanoamericanos, una iniciativa de Luis Rosales que conmemora el décimo aniversario de la muerte con un número doble. Todas las colaboraciones inciden en un enfoque similar al del grupo escorialense, salvo la de Eugenio de Nora, quien reivindica al sujeto verbal machadiano como portavoz de afanes colectivos.
   La indagación aporta cómo se concreta en el proceso evolutivo de cada trayectoria la recepción de influencias y concluye que, junto a los abundantes rasgos textuales (dedicatorias, citas, niveles léxicos e intertextualidad), Machado ejerce como modelo idóneo para el desarrollo de una lírica intimista y confesional que hace patente la dimensión existencial del lenguaje; cada verso es eco de un latido. También comparten con el maestro noventayochista la querencia por el verso que mana de lo popular, con ecos del romancero y de la tradición oral y un similar repertorio temático, sobre todo referido al tratamiento del paisaje.
  En el acontecer de la autarquía se buscan raíces y el aire de familia de los predecesores. La maniobra requiere la suma de herencias desgajadas por la guerra civil; con esa voluntad se gesta el episodio de Escorial. El ensayo de Araceli Iravedra proporciona un amplio cuadro contextual de ´la anexión del grupo a un magisterio cuya voz es palabra en el tiempo, aguja de navegar para el futuro.