lunes, 18 de abril de 2011

EL PULSO HUMANO DE DIONISIO RIDRUEJO


    Entre 1945 y 1947, Dionisio Ridruejo escribió páginas autobiográficas que más tarde titularía Diario de una tregua. Antes habían aparecido en la prensa diaria. Constituyen, según el autor “un libro pasivo y especular, donde la acción humana es tan escasa y la historia pasa de largo”. Es perceptible en los textos el afán de quedar en los márgenes y el desinterés por construir un retrato al gusto social; quien habla aparece como una identidad evadida en la lejanía.
   Esa predilección por lo áspero y desnudo tiene claras analogías con el paisaje estático del páramo castellano que preserva su misterio ante los ojos de quien lo contempla. Las anotaciones se suceden con monótona uniformidad, como si tuvieran una tendencia natural a la estabilidad y al gusto laborioso por el detalle, por la aceptación azoriniana de lo sensorial.
   Así el diario se va justificando a sí mismo, como el epílogo de una juventud reconstruida que sondea en la madurez la replegada  intensidad de la memoria.
   Son los años de la autarquía y de la consolidación forzosa del nacionalsindicalismo y la dictadura franquista. El país sobrevive, medroso y encogido, pero en estas páginas no hay sitio para la crítica o el asentimiento. Sólo se vislumbra un mundo rural, machadiano. La historia colectiva habla con un eco inadvertido; gotea el devenir diario de un hombre solo, el braceo cansado de un náufrago sin islas.  

2 comentarios:

  1. Sin duda, se trata de un rara avis entre los diaristas contemporáneos. Llama la atención que Ridruejo, en 1947, no haga ni una sola referencia a la política española e internacional de ese tiempo. ¿Hacia una catarsis del espíritu? Yo creo que en el título hallamos la respuesta. Ridruejo se da una tregua entre tanta convulsión política -el país se halla, como bien dices, José Luis, "medroso y encogido"- y se refugia en un mundo campesino, fantasmal, machadiano.

    Saludos

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  2. Ridruejo es un hombre inteligente y tal vez se da cuenta de la utilización política que el nuevo régimen ha practicado con algunos intelectuales y por eso da la espalda al pasado, es decir al entorno, al marco espacial y temporal.
    Por cierto, las anotaciones tienen un estilo azoriniano que les da mucho encanto, a pesar de la monotonía.

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