domingo, 30 de diciembre de 2012

EXILIO.


Exilio


Desde hace tiempo soy
anónimo viajante
que en cada ruta abona
el pactado estipendio.
En mí se deposita
manida servidumbre
que suspende el arraigo.
Como huésped añoro
el trato singular
de visitante ilustre,
con poderes plenarios
para el asentamiento.
Desecho habitaciones pretenciosas.
Alquilo un cuarto humilde
donde la sombra tiene libre curso.
En su interior exilio nuestra nada.

    (La noche en blanco, DVD, Barcelona, 2005)

viernes, 28 de diciembre de 2012

2013. FUTURO IMPERFECTO.

      
 
FUTURO IMPERFECTO:

 A  los que guardan los residuos del sueño hasta el primer café de la mañana.

 A los que entienden las relaciones personales como un contrato hecho de apremios y cláusulas abusivas. 

A  los que no temen a las palabras porque con ellas manifiestan
la voz de la razón.

 A los que se fueron y dejaron los contornos cotidianos más despejados.

 A los asomados al abismo que existe detrás de cada hombre, con brazos extendidos para el rescate.

A tantos lectores de paso paciente, dispuestos a descubrir el perímetro exacto de una escritura.

A los que caminan con una sonrisa por sendas desiguales, de ruinas y torres. 

A los enemigos que no hallaron en mí un rival digno sino la antítesis del héroe, una espina pequeña en la garganta. 

A quien no negaré sus logros más claros: una estupidez creciente y en indiscutible progreso. 

A todos, Feliz 2013, y mis deseos de encontrarnos en alguna parte del futuro imperfecto, con un libro en las manos y el tacto de la lluvia limpiando cualquier sombra del paraguas.

 

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                                   (Fotografía de Sergio Guadalajara)

miércoles, 26 de diciembre de 2012

FERNANDO MARÍAS. INVASOR.



Invasor
Fernando Marías
Imagineediciones, Madrid, 2012

En la novela Invasor, reciente estreno cinematográfico dirigido por Daniel Calparsoro, la voz narrativa, fuerte y verosímil, es la de un sargento médico profesional que parte hacia Irak en supuesta misión humanitaria. Es un conflicto vivido a sangre y fuego por las tropas españolas, tras la controvertida decisión de Aznar; el presidente español, como Blair, acepta como excusa la mentira justificatoria de Bush de que el país del Golfo está fabricando armas de destrucción masiva.  Pablo, el militar, afronta la partida el uno de agosto de 2003 sabiendo que es sujeto activo de una guerra ilegítima e inmoral.
  Pero no hay tiempo para la reflexión lógica ni para el repliegue en coartadas pacifistas. Tras la rutina tensa de los primeros días, la guerra muestra su rostro más real; son reales los disparos, las explosiones, las muertes y el rastro de sangre civil en sus manos, cuando tiene que enfrentarse al odio directo que los invasores despiertan en cada uno de los habitantes de Irak. Una emboscada precipita los acontecimientos hasta convertir al sargento y a su compañero, Diego, en dos náufragos perdidos en un territorio hostil. Con el extravío, llega la sed y esa derrota íntima del odio convertido en una sombra que depara incertidumbre y miedo. La realidad vivida con intensidad extrema pierde su lógica para producir una sucesión de imágenes; pesadillas en la que caben espectros que nunca abandonan la memoria roja de quien asesina.
   El cambio de sitio sólo aporta una pausada recuperación física; pero nadie regresa igual de una batalla cuyos efectos están en la conciencia. El remordimiento acompasa una respiración oculta. La amanecida muestra otro escenario para la convalecencia; es posible recuperar la normalidad, pero no la mente sosegada; la paz cotidiana ya no existe.
  Fernando Marías elige un vocabulario desnudo, un lenguaje de crónica que avanza con los hechos para componer un relato atroz. La historia sobresalta y desasosiega como un grito urgente reclamando atención. La identidad del protagonista es un caos; ha sufrido una mutación extrema y está fuera de control porque la sangre tiene vida propia y es capaz de someter a quien la bombea al brutal desorden de la venganza. Nada detiene su propósito, ni el amor, ni el deseo, ni el hábitat de la intimidad, ni la ternura de un padre hacia su hija. Eran certezas frágiles sobre las que se alzaba una vida que ya no existe. Sólo queda la obediencia irracional a una voluntad enloquecida que da la razón al desvarío y protagoniza un tiempo alucinatorio.
  La culpa nunca encuentra descanso. Está escondida detrás de cada hombre y pide cuenta de sus actos.

 Trailer de la película  INVASOR:
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

lunes, 24 de diciembre de 2012

PILAR BLANCO. ANTOLOGÍA POÉTICA.


UNA ESTELA DE TIZA

Con la cal en los dedos (1982-2010)
Pilar Blanco
Estudio introductorio de Ricardo Virtanen
Provincia, León, 2012 

   La antología Con la cal en los dedos (1982-2010) presenta un panorama abarcador del quehacer lírico de Pilar Blanco, con entrada imprescindible del poeta y crítico Ricardo Virtanen. Nacida en Bembibre, Pilar Blanco cursó en León y Salamanca Filología Hispánica y desde hace años vive en el litoral mediterráneo. Esta muestra escogida, impresa en el catálogo de la colección Provincia, conecta con la tradición cultural leonesa a través de un sello editorial en el que tienen sitio las voces más consolidadas de su tierra de origen.
   Si cada texto es una apertura al sentido y una invitación a la experiencia, tras casi tres décadas de escritura, Pilar Blanco opta por el canto sobre el parsimonioso avance de lo existencial. Como apunta el prólogo, la escritora busca una voz elegíaca que avanza sin mutaciones esenciales, con la cadencia de una estética mantenida, hecha de confluencias y derivaciones, con parecidos aportes temáticos: la intimidad, el latido del tiempo, el aporte sentimental del yo…
  La salida en el comienzo de los años ochenta, Voz primera, enlaza con una lírica amatoria y confesional, figurativa y diáfana, cuyos ecos perduran en Vocabulario íntimo, donde los nubarrones de la decepción dejan su grisura sobre el manso latido de las horas. Vivir es también aprender a aceptar el margen de error de la esperanza; el destino no tiene la misma materia que los ideales. Esta impresión sobre la conciencia de ser requiere una respuesta; hay que afrontar los límites que circundan el yo “porque vivir empieza en el mismo momento en que advertimos / su ser resbaladizo despidiéndose, / dejando nuestro cuerpo en la cuneta, / adiós con el pañuelo de las horas asido”.
   Esta fragilidad inquietante del sujeto se acentúa en el último tramo escritural. A partir de Ceniza  la experiencia de ser se torna melancolía; la rememoración une fragmentos de belleza, sueños rotos, travesías que no hallaron la rada prometida; el porvenir no existe, anticipa su nada y su ceniza en forma de ilusiones marchitas: “Después de  tanto y tantas, de miedo y aproximaciones, / de avance y cobardías, rotura de los sueños es mi cosecha, / es la sal de mis dedos, mi cedazo, mi nada”.  La caligrafía de lo vivido es una estela de tiza, trazos sin consistencia que borrará el olvido.
   Pilar Blanco despeja la encrucijada de su próxima entrega con un puñado de inéditos. Se abre con “La apariencia”, un texto con cierre metaliterario; del mismo modo que Beatrice fingió la mirada que iluminó el azar y alentó el paraíso, la palabra filtra el latido del ser y concede a la realidad una nueva dimensión. Pero tal vez la sugerencia que puede prevalecer en los inéditos es la voluntad de objetivación para mirar las cosas como si fuesen estampas autónomas.
   La muestra Con la cal en los dedos destaca por tu sosegado fluir, por un avance en el que percibimos el acento meditativo de quien se enfrenta a su propio espejo sin alterarse porque sabe que “la vida es sólo un gesto construido con hilachas de viento”.

 

                                                    

sábado, 22 de diciembre de 2012

PALADAR LITERARIO 2012


PALADAR LITERARIO 2012

 La gastronomía literaria de 2012 ha sido pródiga.  Destaco los mejores sabores, aquellos que estimulan el apetito y se convierten de inmediato en sabores caseros. Son entradas que convencerán a cualquier paladar lector, por exquisito que sea al considerar el encuentro con los libros un ejercicio hedonista:

Poesía:

Poesía completa
Víctor Botas
Edición y prólogo de José Luis García Martín
La Isla de Siltolá, Sevilla, 2012  

Ensayo:

La civilización del espectáculo
Mario Vargas Llosa
Alfaguara, Madrid, 2012

Diario:

Catálogo de asombros
Javier Almuzara
Impronta, Gijón, 2012 

Relecturas: 

Némesis
Philip Roth
Traducción de Jordi Fibla Feito
Mondadori, Barcelona, 2011 

Desgracia
J. M. Coetzee
Traducción de Miguel Martínez-Lage
Mondadori, Barcelona, 2000. 

Postres del domingo: 

También son títulos sentimentales, con precisos renglones, en mi biblioteca:

Los cuadros de Edward Hopper
El cine de los sábados
Las visitas a Luis Felipe
Los paseos contigo por los parques de Rivas

 

viernes, 21 de diciembre de 2012

SILUETAS DE PASO.


SILUETAS DE PASO

 Ella vive en un tiempo en el que no hay nadie en casa. Comparte su vida consigo misma.

 Él sabe que la ausencia es grande, como un hueco de escalera.

 Ella rebusca en el contenedor con los pies desnudos. Hace frío.

 Él maldice, con la dificultad de pronunciar palabras de otro idioma.

Ella escucha el goteo de un grifo, mira las escamas de la pared, oye el eco metálico de un cierre,  recuerda el alivio de algún permiso de fin de semana.

Siluetas de paso. Cercanas voces que hoy dejó en mi mesa el viento estepario de la soledad.

 

 

miércoles, 19 de diciembre de 2012

FERNANDO LÓPEZ GUISADO.



Con José Guadalajara y Fernando López Guisado






DIÁLOGOS CON LA BIBLIOTECA

  La dilatada trayectoria en el tiempo de Fernando López Guisado ha hecho posible un diversificado acopio de sedimentos culturales. A continuación, propongo un rastreo de estos referentes que enriquecen las coordenadas básicas de su escritura. La experiencia lectora confirma que la estética de un autor no es un camino cerrado sino la búsqueda continua del matiz y el conocimiento de provechosas confluencias que evitan el monolitismo y el amaneramiento.
   El primer paratexto es la cita de apertura que firma  Neil Gaiman. Autor de culto, nació en Portchester, Inglaterra, en 1960. En el arranque juvenil se convierte en lector precoz. Se anima pronto a colaborar en publicaciones cercanas, como articulista y entrevistador; no desdeña la inmersión en el cómic que inclina su itinerario hacia la novela gráfica en la que debuta muy pronto. Uno de sus personajes, Sandman, muy alejado de los arquetipos habituales de las viñetas, se convierte en un verdadero referente del género a nivel mundial. Esa identidad condensa muchos de los rasgos de Gaiman: recurrencia al folklore local inglés, onirismo, ambientes urbanos irreales y densos y contrastes sentimentales en las historias…
   Una referencia contextual menos explícita es el primer verso “Bajo los tilos” del poemario. Para otros, como es mi caso, su carga emotiva es meridiana. En este diciembre de 2012 se cumple un año de un viaje familiar a Berlín, la ciudad alemana cuya arteria principal es “La Unter den Linden” (La avenida de los tilos). Desemboca en la Puerta de Brandenburgo. Cuando la vía se cedió a la ciudad, se plantaron en sus márgenes numerosos tilos y poco a poco fueron testigos del próspero urbanismo berlinés. Marlene Dietrich cantó al bulevar, como signo distintivo. En él sitúa Fernando López Guisado el poema más diáfano de La letra perdida, y acaso también el más emotivo, como estela sentimental de la amada.
  El aporte citado de H. P. Lovecratf, un clásico del terror cósmico que aglutina satanismo y fantasmas, autor de oscuros y barrocos relatos de terror y ciencia ficción, elige como hilo argumental la pérdida de la propia identidad. Sirve de pórtico a un autorretrato, cuyos trazos perfilan esta desalentadora conclusión: lo cotidiano es una fuerza sombría dispuesta a vaciar nuestros sueños y a llenarnos de pesadillas.
  La dificultosa convivencia entre cine y literatura es antigua. Mantienen una relación convivencial que intercambia elementos básicos; muestran una expresividad diferenciada y distintos modos de mirar. En los poemas de La letra perdida hallamos alusiones a cintas como Lady Halcón y La invasión de los ultracuerpos. Pero ningún aficionado al séptimo arte dejará de percibir la importancia que tiene la película Tiburón, dirigida por Steven Spielberg en 1975” en el poema que se abre con una frase del guión: “Vamos a necesitar un barco más grande”; el poeta emplea esa expresión para –como Kavafis con los bárbaros- hacer del hombre-tiburón un amigo, Manukanaka, capaz de instalarnos en otra dimensión. El nombre pertenece al habla popular polinesio.
   Fernando López Guisado utiliza la prosa poética como formato, a sugerencia de otro estímulo cultural, en esta ocasión extraído de la literatura fantástica norteamericana de Robert W. Chambers: El Rey de Amarillo, un muestrario de relatos publicado en 1895; es una antología de cuentos sobrenaturales, que buscan provocar en el lector inquietud y malestar físico porque dejan a descubierta una maldad palpable, ominosa y dañina, que anula cualquier ingenuidad.
  El primer verso del poema “Veo un sol rojizo que no se apaga nunca” postula la llegada de un enviado; también es un elemento con bastante desarrollo en algunas de las sagas de ciencia ficción; no cabe olvidar su referente bíblico y la llegada del profeta  que da cumplimiento a una esperanza sostenida entre generaciones.
   Un nombre propio, Grendel, despierta de inmediato connotaciones épicas. Grendel el monstruo es uno de los antagonistas del poema épico Beowulf. Es un ser que personifica el mal y la destrucción que siembra en la tierra danesa hasta convertirla en un páramo inhabitable. Sólo concluye su labor maligna cuando muere a manos del héroe Beowulf.
   La expresión “Espejo, espejito…” tiene el aire nostálgico de los cuentos clásicos, de aquella malvada madrastra que pregunta al espejo si algún ser supera su belleza. La respuesta del espejo condena a Blancanieves. López Guisado trastoca la ingenuidad del relato clásico para elaborar un poema narrativo nocturnal.
   Soy de los que creen que cada página escrita interroga páginas anteriores, textos hallados en el heterogéneo mar de la tradición. Este acercamiento a los diálogos con la biblioteca de La letra perdida no es sino un apresurado índice de la vigencia de estímulos culturales. Todo lo que no es tradición es intemperie.
 
Texto inédito, escrito para la presentación en Rivas de La letra perdida en la Sala Miguel Hernández, en la que también participó Manuel Hernández, coordinador de las actividades culturales de Covibar.  

 

                                                              

domingo, 16 de diciembre de 2012

PABELLÓN DE INTERNOS.


Pabellón de internos

                  (Para Juan Carlos Onetti, en algún sitio)

Una silla vacía mira hacia el alto muro perimetral. Es de plástico gris y está desvencijada, como si el peso del tiempo hubiese arqueado sus patas. En ella se sienta cada tarde el mismo interno; los ojos apenas sobrepasan el murete de piedra sobre el que se afirma la alta reja. Su desvarío mira la calle con gesto perplejo; no entiende el continuo deambular de rostros renovados; tampoco sabe qué hace tanta gente fuera, en el incierto laboreo de la calle, sin el orden estable del Pabellón de Internos.
 

viernes, 14 de diciembre de 2012

VELADA POÉTICA EN "EL TRÉBOL"

(Cafetería "EL TRÉBOL", Covibar) Con Elena Peralta

" Siempre que puedo, procuro desasirme de los compromisos sociales. Tengo un sentido avaro de mi tiempo y encuentro, además, una rara felicidad en consumir mis horas en el deshabitado arrecife de mi buhardilla, sometido al oleaje de mis cuadernos blancos, plumas estilográficas, rotuladores y libros, muchos libros con abrumadora mayoría del género poesía.
   Pero presentar Un poema una voz, una voz un poema,la antología de Olifante coordinada por Elena Peralta no es un compromiso sino una obligación gustosa. Soy el primer sorprendido del cuidado de una edición dual que aglutina texto escrito y recitado oral, con un formato integrado en el catálogo de Olifante ediciones y un CD complementario con la voz de Elena Peralta y la música y recitado de Cesc Fortuni i Fabré.
   Es un lugar común que el único antólogo acreditado es el tiempo y que las demás compilaciones no son sino propuestas que comparten aciertos y errores, en mayor medida, o dicho de otro modo que remite a un itinerario de lecturas. El prólogo del libro corre a cargo de un poeta con una extensa obra a sus espaldas: José Corredor-Matheos. Nacido en 1929 en Alcázar de San Juan, Ciudad Real, pero con  asentamiento temprano en el ámbito lingüístico catalán donde realizó trabajos en la editorial Espasa-Calpe. Historiador, crítico de arte y ensayista, se ubica por edad a la Generación del 50; en su estética desdeña el realismo para centrarse en una poesía clásica, con tendencia al hermetismo y a la abstracción cercana a la de autores como Antonio Gamoneda o Ángel Crespo. Corredor –Matheos incide en la diversidad de registros y en la convivencia de estéticas que es la síntesis de Un poema una voz, una voz un poema.
   Cada antología integra al menos un nombre de referencia y en esta la clave principal es Joan Margarit. De todos es conocida mi devoción por Margarit, expuesta en la edición crítica de Arquitecturas de la memoria y en los distintos artículos que he dedicado a su poesía. Joan Margarit es el nombre propio más celebrado del catalán y uno de los poetas hispanos más importantes del momento.
  Otro poeta de la selección de gran prestigio popular es Luis Alberto de Cuenca, novísimo de primera hora que poco a poco se decanta hacia una poesía más figurativa y urbana en la que ha logrado sus mejores frutos con entregas como La caja de plata o con títulos emblemáticos como Por fuertes y fronteras y  La vida en llamas. De la estética de Luis Alberto de Cuenca se nutre una abundante epigonía que entremezcla en sus libros clasicismo y modernidad, erudición y cultura visual del tebeo y del cómic.
  También justifican su inclusión la calidad de los libros de Aureliano Cañadas, Ángel Guinda, Enrique Gracia Trinidad y Domingo F. Faílde.
   Son apuestas de la editora voces nuevas que pugnan por hallar un sitio propio. Es el caso de Marian Raméntol, nacida en Barcelona en 1966, directora de la revista La Náusea, traductora y defensora de una estética que huye de la racionalidad del poema para adentrase en una yuxtaposición de imágenes surrealistas y en versos alógicos. El brillo del poema se asocia a la caótica cartografía del sueño, a la incoherencia del discurso. Dolors Alberola (Sueca, Valencia, 1952) tiene un dilatado sendero creador jalonado con varios premios y representado en antologías como las coordinadas por Manuel Francisco Reina y Luzmaria Jiménez Faro. Su ideario lírico ha evolucionado hacia una línea más reflexiva y despojada en la que es compatible la incidencia de lo colectivo y los desajustes de la realidad.  La responsable de esta selección de poetas contemporáneos es Elena Peralta, una poeta de vocación temprana, pero con un itinerario muy corto, aunque fue una madrugadora lectora de clásicos como Bécquer, Sor Juana Inés de la Cruz, Santa Teresa de Jesús, Quevedo, Blas de Otero, Neruda, Machado, Lope de Vega, Góngora, o Garcilaso…Pero sólo escribe desde hace seis años. Dice Elena: “ El año 2003 empecé a tener problemas de visión y cuando ya apenas podía ver, se despertó de nuevo en mi la idea de escribir poesía, un día me invitaron a ir al Café Gijón, finales del 2005 y creí que yo podría ser una buena rapsoda, me empeñé en ello, empecé a leer poemas de otros tertulianos, y aquí estoy… intentando escribir los míos propios. Siempre que pueda diré que he llorado leyendo y escuchando “Joana” de Joan Margarit. Y si hoy, hay algo de técnica o ritmo en mi poesía se lo debo a Enrique Gracia Trinidad, que ha sido mi maestro en algunos talleres". La poesía es para Elena una necesidad y una forma de fabricar una realidad más habitable.
   Un poema una voz, una voz un poema es una cata de la poesía actual, con algunos sabores indiscutibles y con condimentos variados, en la que prima más la intuición que el didactismo bibliográfico.
 
 Pd.- Texto escrito para la presentación de Una voz un poema, un poema una voz (Olifante, Zaragoza, 2012) en la cafetería TRÉBOL del Centro Cívico Covibar, en un acto entrañable, organizado por la librería EL RINCÓN DE LA LECTURA.   

miércoles, 12 de diciembre de 2012

REITERACIONES.


REITERACIONES

"Dos amigos se encuentran al cabo de los años.
El escenario elige una ciudad románica,
un velador colgante, un promontorio,
un refugio de piedra sobre una cima agreste,
un estuario que no viene en los mapas,
aquellos soportales
que se borran discretos
y dejan frente a frente:
los afectos no requieren paisajes.
Tan grande es su alegría
que se abrazan llorando, sin saber qué decir..."

Así comienzan cien obras maestras
de la literatura.
De la vida también.

       (Población activa  Deva, Gijón, 1994)

domingo, 9 de diciembre de 2012

EN EL TABLERO.



EN EL TABLERO DE LA LITERATURA:

. Poetas, que saben de física y entienden de métrica.

. Novelistas de plumas ingeniosas, que empujan argumentos sin usar las vocales.

. Ensayistas con anemia en las ideas.

. Críticos que expenden certificados de buena conducta.

. Diaristas, generosos para conceder unas migajas de sinceridad.

. Traductores, aspirantes a la infidelidad temática y lingüística.

. Editores dispuestos al cultivo extensivo del buen gusto en el rincón recóndito de alguna página.

. Lectores que llevan como diccionario de bolsillo una humilde preocupación intelectual.

. Peones de brega en el tablero de la literatura.

viernes, 7 de diciembre de 2012

UN POEMA UNA VOZ, UNA VOZ UN POEMA (II)



RAZÓN DE SER

Soy vagón detenido
que te espera colmado de ilusión
en el vacío escenario de un tiempo sin historia
y acomoda la tregua a tu partida.
Soy venero motriz que ensancha cauces,
remonta la raíz de las traviesas
y pretende con gozo
el añorado abrazo fraternal del horizonte.
Soy párpado, pupila dilatada
que busca en el cristal un simple roce,
las huellas sumergidas de algún gesto.
Soy pavesa, rebrote de  la llama
que disuelve la noche y templa el día.
Cerca o lejos, mientras existas soy.

   (Un poema una voz, una voz un poema, Olifante, Zaragoza, 2012) 
 


miércoles, 5 de diciembre de 2012

PUENTES.



PUENTES

Puentes arqueados para mostrar su consistencia frente al discurrir. Simetría de orillas sobre las que se apoya un hombre frágil, que se mira en el agua para reconocerse.
 
En Praga, aquel abrazo fuerte en el Puente de Carlos para evitar palabras. Se moría la tarde y el fluir del Moldava arrastraba en sus grises las  transitorias sombras del pretil, al pie de las estatuas. Entonces te besé. Una orquesta de jazz sembraba música.
 
El ruido fuerte que propaga el asfalto sobre el Puente 25 de Abril nos sumió en el silencio. Yo pensaba en la Baixa y en Pessoa. Tú buscabas la calle del hotel. Parecía que hubiésemos llegado en el 78, llenos de desconcierto y juventud, sin que apenas supiésemos que la vida iba en serio.
 
Entre Buda y Pest, el Puente de las Cadenas, el más antiguo puente de la capital húngara pone sobre el Danubio el viejo reclamo de la solemnidad. Hoy lo cruzan mis hijas y mandarán mensajes desde un móvil. " Papá, llegamos bien. Hace buen tiempo. os echamos de menos".
 
Con metódica asiduidad crucé otras tardes el Puente de Toledo. Desde la glorieta de Marqués de Vadillo hasta Pirámides. Eran largos cursos de piano en el conservatorio. Yo consumía la espera en paseos y lecturas. El Manzanares emulaba un charco sucio que tiznaba de fango los hierros de las grúas. Por debajo del puente desplegaba su voraz intestino de caverna  la M-30.
 
En el Puente de Brooklyn vino a buscarme mi enemigo. El hombre de la prisa inagotable; el hombre de los sueños denegados; aquel que se repliega en mis contradicciones.
 
De atardecida un puente, que permite alcanzar otra ribera. 

 

lunes, 3 de diciembre de 2012

ENEMIGOS.


ENEMIGOS

 . Los soberbios, que miran el sol como si fuese el farol de un cobertizo.

 . Los vagos extenuados.

. Los que taponan todos los sumideros con sus quejas.

. Los que ven hostilidad en un consejo.

. Los almacenistas de coartadas.

. Los que aspiran a ser el brazo ejecutor de la sentencia.

. Los que hacen de la mentira un simple trámite para mentir de nuevo.

. Los que abandonan a los demás tras el recodo de sus intereses.

. Ellos, los enemigos que con tanta firmeza corroboran su papel estelar en nuestras horas.

domingo, 2 de diciembre de 2012

UN POEMA UNA VOZ, UNA VOZ UN POEMA.


UNA CALLE VACÍA

Hoy recorren mis pasos esa calle
que no esconde ningún itinerario.
Todas las calles fluyen dócilmente
al mar de cualquier sitio,
cierran con parsimonia una distancia,
pero ésta alarga al infinito su trazado,
pretendiendo ignorar dónde concluye.
Amo el cuello sumiso de sus verdes farolas,
los reflejos chillones de sus autos a plazos,
su cal que habitan líquenes y musgos;
y amo sus papeleras -cielos para despojos-,
singulares regazos donde nada perturba
el aliento feliz de lo caduco.

     (Un poema una voz, una voz un poema, Olifante, Zaragoza, 2012)

viernes, 30 de noviembre de 2012

JOSÉ MANUEL CABALLERO BONALD.


JOSÉ MANUEL CABALLERO BONALD
 
    La Generación del 50 monopoliza casi al completo el magisterio contemporáneo de mi generación. Los poetas novísimos forman el escalón intermedio, pero tengo la certeza de que apenas pusimos el pie en el peldaño del esteticismo y, en cambio, dejamos muchos días nuestros pasos perdidos en los descansillos del realismo social.
   Hablar del medio siglo es mencionar un grupo literario más cohesionado por las actitudes que por las connotaciones estéticas. El hábitat natural de aquella promoción fue el espacio del compromiso ético y del cuestionamiento de la realidad. Todos tuvieron vocación de testigos de cargo, vivieron con angustia la borrascosa intemperie de la dictadura e hicieron de la poesía de Antonio Machado una clave de acceso a la senda más transitada.
  Otro día hablaré del carácter propio de cada poeta, de esa percepción singular que define la escritura de Ángel González, Carlos Barral, Claudio Rodríguez, José Ángel Valente, José Agustín Goytisolo, Jaime Gil de Biedma y José Manuel Caballero Bonald.
  Hoy sólo quiero manifestar mi alegría porque el jerezano José Manuel Caballero Bonald ha sido reconocido con el galardón de mayor rango de nuestro idioma: el Premio Cervantes. Un premio a un itinerario que condensa poesía, novela y páginas autobiográficas, que traspasa límites genéricos para vincular temas e inquietudes que enlazan experiencia personal e historia colectiva.
  Un nombre propio que ya forma parte del ancho río de la tradición.
 
  

miércoles, 28 de noviembre de 2012

MIGUEL ÁNGEL CONTRERAS. DESIERTO.

 Libro de precisiones
Miguel Ángel Contreras
Bartleby Editores, Madrid, 2012

El preludio que abre Libro de precisiones, de Miguel Ángel Contreras (Guadix, Granada, 1968) dibuja una situación de lugar, vivida a diario por los habituales del suburbano de la gran ciudad: el viaje constata que habitamos un vagón repleto de soledades, sin otra conexión que la cercanía física. De esa circunstancia contextual de mínimo contacto se puede hacer una lectura simbólica: el ser existencial vagando en las arenas de su propio desierto interior. De ese modo el protagonista textual deambula por un tránsito aleatorio en el que debe encontrar rutas hospitalarias, a pesar de que “El desierto se hace opaco, / como una incesante oquedad abierta, / una oquedad que se abre eterna / y se desmorona lentamente / casi de forma ingrávida”. El trascurrir propicia un paréntesis vital de conocimiento reflexivo; en esa suma de pasos aleatorios están algunas de las respuestas que esclarecen la identidad del yo, un ser semejante a una sombra de difuso contorno.
   Conocer nuestros límites enseña a buscar razones para no contaminarse por el humo de lo cotidiano, hecho de propósitos baldíos. Los estrechos logros que alientan las metas no sobrepasan la posesión material y contradicen aquel espíritu machadiano que predicaba la levedad, el caminar ligero de equipaje. Progreso y materialismo no son sino altares con falsos ídolos al sol.
   El desierto es un lugar físico, único a la aridez y a la intolerancia climática. Define nombres propios que están en las páginas de los estudios geográficos. Pero también el desierto es una sensación, una inquietud que habita en cualquier recodo del camino. El desierto es Petra y Cartago, Madrid o Barcelona, Lisboa o París; un subsuelo abierto que pone en comunicación con el tacto gélido de la soledad.
  Si los poemas iniciales comparten un clima escritural uniforme, definido por esa continua sensación de orfandad y retiro, el segundo conjunto poemático, “Variaciones en la piedra”, mantiene la indagación de la conciencia en su propio deambular. El protagonista textual se difumina, cede protagonismo al entorno. El ser ya no es el centro de gravedad de las palabras, sino la materia y el paisaje, las formas que aglutinan opciones entre el equilibrio y el caos. Ya no es la intimidad el lugar de la palabra sino el contexto, la geografía concreta, la soledad de la materia: “Vengo a la región de la materia, al espectro / visible que descubre el paisaje, / al caos y al equilibrio “.
   La impresión que domina en los breves poemas de Libro de precisiones es el esfuerzo baldío de un náufrago que lucha contra la corriente y que aflora a la superficie para llenar de aire los pulmones. Los versos que cierran el poemario dibujan un bregar esperanzado, capaz de poner un poco de calor en la piel del invierno. El futuro no es sólo una palabra: “no dejo de sentir cada mañana / que lo mejor siempre está por llegar.”

lunes, 26 de noviembre de 2012

NUEVA YORK.

Geometría y angustia
(Poetas españoles en Nueva York)
Edición de Julio Neira
Vandalia, Fundación José Manuel Lara
Sevilla, 2012

El epígrafe Geografía y angustia sirve de título a esta antología, con selección y prólogo del profesor y ensayista Julio Neira. Propone un exhaustivo rastreo de un motivo literario de honda supervivencia en nuestra literatura: Nueva York. Recluidos en su geografía han sido muchos los autores que en los dos últimos siglos han expresado con sus versos perplejidad y alegría, admiración, inquietud desolada y gritos de desgarro.
El análisis de Julio Neira argumenta la consistencia del motivo y su enfoque plural. La historiografía permite recordar que la poesía urbana arranca en el siglo XVIII, definida por las nuevas condiciones ambientales derivadas de la revolución industrial. La ciudad es germen de disonancias y se convierte en lugar de conflicto en el que el sujeto pierde su identidad. Como escribiera Baudelaire el individuo se convierte en un sujeto alienado. La visión neoyorkina suscita una antítesis emocional. De esa mole matérica que mezcla avenida y suburbio, soledad y convivencia cívica, afloran muy diferenciadas perspectivas. A los exteriores neoyorkinos se asoma Juan Ramón Jiménez, cuyo libro Diario de un poeta recién casado es uno de los principales impulsores de un motivo poético que encuentro abundante tratamiento en la generación del 27. Salinas, Lorca, Cernuda o Alberti inciden en su experiencia personal en la metrópolis y alumbran una esclarecedora visión de su estancia. Tras la guerra civil, en la diáspora, Nueva York se convierte en tierra de asilo y allí hallarán refugio muchos republicanos españoles. El paisaje urbano será trasfondo de su literatura. El escenario también será adoptado en la estética camp de los novísimos, con planos cinematográficos, aunque no existe una visión homogénea de la metrópolis, que es siempre una criatura oblicua y vertical, abierta a la sugerencia. La transición política tiene su equivalente en una profusa bifurcación del mapa literario y en la apertura de movimientos y etiquetas que convierten al yo en frecuente destinatario del poema. Aún así, el contexto prevalece; el imaginario neoyorkino subsiste, como una fotografía de interior que marca la expresión de esta ciudad del hombre que  preserva su fascinación y rechazo en la esquina de dos siglos, entre los nombres nuevos que escriben la poesía del siglo XXI. Si Juan Ramón Jiménez, Federico García Lorca y José Hierro persisten como los tres grandes iconos del subtema, el editor ha logrado reunir más de un centenar de nombres que tratan el subtema, como si fuera un motivo renovable y esencial.
Vigilia y sueño, la monumental ingeniería de Nueva York encarna con mayor simbolismo los valores cosmopolitas. Sus imágenes, estáticas o trasformadas, siempre permiten comenzar de nuevo, hacer de la ciudad un primer paso, principio y término del viaje.

sábado, 24 de noviembre de 2012

EQUIPAJE.

Equipaje


Estas palabras son el equipaje,
el reclamo de una falsa grandeza;
un terco deambular que viaja solo
en el vientre de un tren equivocado.
Y recelan mirar por la ventana
porque guardan su ayer en la retina
y saben que si cruzan el cristal
verán muy diferente orografia.
Fueron la intrepidez que se desplaza
a dominios ignotos del planeta.
Dejó el regreso abiertas cicatrices,
hechas de laberintos y distancias
que otros celebrarán desde el asombro.
Mi desamparo arrojará al silencio
que fue cada estación una renuncia,
un paso dado hacia ninguna parte.

     (De Mapa de ruta, Maillot Amarillo, Granada, 2010)

miércoles, 21 de noviembre de 2012

DESCONFIANZA.

                                        
                                         (José Luis Morante. Lectura en Madrid)       
 
DESCONFIANZA
 
 
 
. Desconfío de las biografías legendarias, que no saben de quién es su pasado.
. Desconfío de la vida sana, ese túmulo de hábitos saludables que antes o después acabará metiéndonos en el ataúd.
. Desconfío de los que visten, con monotonía e insistencia, el abrigo de los compromisos y carecen de tiempo para el otro.
. Desconfío de esa temprana conciencia de genialidad.
 
. Desconfío de quien hace de las relaciones personales un insalubre trastero, un lugar siberiano.
     . Desconfío de los que difunden que el talento brota de la nada.
. Desconfío de esa obsesión indígena que llena de himnos, banderas y escuadrones la plaza de su pueblo.
 
 . Desconfío de las amistades aparentes, que tienden a la exuberancia decorativa.
 . Desconfío del escritor que hace de la existencia personal una actividad subalterna, aliñada con signos de puntuación.
. Desconfío de mí, si desconfío.
 
                           

domingo, 18 de noviembre de 2012

FERNANDO PESSOA.

PERSONAJES DEL DRAMA

El misterio del mundo
Fernando Pessoa
Prólogo, selección y traducción,
José Luis García Martín
Paréntesis, Alcalá de Guadaíra (Sevilla), 2009

   En la primavera de 1980, la revista Poesía, del Ministerio de Cultura, dedicaba un monográfico doble, el 7-8, a  Fernando Pessoa. Se hacía eco del prestigio literario del portugués. Aquel especial incluía una tabla cronológica, un amplio catálogo de opiniones sobre el discurrir biográfico y la obra y una intensa exploración sobre el camino de los heterónimos, con atractivo diseño sembrado de fotografías. Otra iniciativa que clarificó la valía pessoana fue El poeta es un fingidor, con traducción, selección, prólogo y notas de Ángel Crespo, editada  por Espasa-Calpe en enero de 1982. Un año después, José Luis García Martín, en la colección Los Poetas de Ediciones Júcar, presentaba la antología Fernando Pessoa, con documentado ensayo introductorio de casi doscientas páginas. Se sumarían con posterioridad otros acercamientos porque  Fernando Pessoa se había convertido en un campo temático y los saqueos de citas se prodigaron hasta convertirse en una moda trivial.
   En el ahora ha languidecido la presencia mediática y el estar cotidiano de su literatura, lo que anima a la editorial Paréntesis a reeditar aquel trabajo de José Luis García Martín, con un liminar didáctico y ligero, donde el traductor repasa las circunstancias concretas y el contexto histórico. Fernando Pessoa (Lisboa, 1888, 1935) publicó en vida un único libro, Mensagem (Mensaje), aunque fueron frecuentes las colaboraciones críticas en A Aguia y los poemas en revistas como Orpheu y Contemporánea. La antología comienza precisamente por Mensaje. En sus poemas hallamos un evidente cuidado formal y una tendencia a buscar en la historia lusa argumentos literarios en los que expone un sebastianismo racional y un expresivo nacionalismo.
   Los heterónimos diversifican la obra; dejan un estilo y una sensibilidad; Alberto Caeiro, Ricardo Reis, Álvaro de Campos y el ortónimo Fernando Pessoa dan voz de orquesta a un lenguaje plural.
  Alberto Caeiro representa la palabra espontánea y natural, el sujeto que ve sin estar condicionado por lo cultural. Su imaginaria senda de escritor arranca en Lisboa en 1914 y concluye en 1915. Su breve obra rompe con el saudosismo portugués; incluye El guardador de rebaños, un libro que aglutina intuición y grandeza, El pastor amoroso y los denominados Poemas inconclusos.
   Ricardo Reis nace en 1887. Educado con los jesuitas, recibe una fecunda formación clásica que traslada a su único libro de odas, un conjunto de ciento veinticinco poemas en el que los aspectos formales se subordinan al pensamiento. En la pautada evolución hallamos elevación espiritual y epicureísmo, elegante dicción y serena filosofía.
   Los poemas más tempranos de Álvaro de Campos, nacido en 1890, sirven de cierre a la primera entrega de la revista Orpheu; en el segundo número  de esta publicación se incluye  la “Oda Marítima” que ya difunde la identidad poética de este heterónimo que tiene afinidades con W. Withman. Representa el vanguardismo formal e ideológico. En la poética pessoana, Álvaro de Campos amplía el verso libre y da pujanza a la sensación intelectual con su afán vanguardista, con logros tan notables como “Oda Triunfal”, “Oda Marítima” y “Tabacaria”
  La diversidad de Pessoa también está representada en Primer Fausto, un poema dramático cuyo hilo general es el conflicto entre inteligencia (facultad a la que Fausto pone voz) y devenir existencial. Del primer fragmento del poema, “El misterio del mundo”,  toma José Luis García Martín el título general de la recopilación.
   Si recordamos la biografía, en 1896 el poeta y su madre viven en Sudáfrica, en Durban, donde aprende el inglés, idioma que se convertirá en su primera lengua literaria. Tras su regreso, en 1905, continúa escribiendo textos y notas íntimas. En esta antología se recogen  algunos poemas ingleses y un abundante compendio de epitafios.
   Están además algunos poemas de gusto popular, que disuenan por su estética de la diversa producción heteronínima y los fragmentos del Libro de desasosiego, el mejor exponente del ideario estético.
   Fernando Pessoa murió muy joven, a los cuarenta y siete años, en 1935, en un hospital lisboeta, tras consumir una existencia sin hitos relevantes, pero en la que puso una indeclinable vocación literaria, poco conocida por sus contemporáneos, aunque en 1927 la generación de escritores más jóvenes, nucleada en torno a la revista Presença, tiene conciencia de su magisterio. Cada uno de sus heterónimos da voz a una personalidad singular, como si el cauce creador fuera tan amplio que precisara derivaciones.

sábado, 17 de noviembre de 2012

LA CITA.


LA CITA

Quedamos para un lunes y como por ensalmo
duró aquella semana muchos meses
y demoraba noches una abúlica luna.
Por tan malos augurios parecía
que el fulgor de la cita se apagaba,
pero en mí resonaba como un eco.
Llegaríamos puntuales.
Voluminosos trazos recortarían siluetas
en la barra de un bar,
donde siempre se bebe en doble fila
y hay un intenso flujo de voces de babel.
Yo sólo miraría, reclamando
un espacio discreto, cualquier sitio,
un atolón lejano, un mar al sur,
una calle de invierno
o mismamente el coche y el vaho de sus cristales
que declina la sombra y la intemperie.
La besaré sin tregua, no sabré qué decir.
El silencio contiene más deseo y tristeza,
moneda habitual entre los solitarios...
Y hasta imagino el rostro de la desconocida
que acudirá a la cita cualquier lunes.
Pero que acuda pronto;
como plena marea me desborda el deseo
y convierte la espera
en un vulgar asunto de psiquiatras.

     (De Población activa,  Deva, Gijón, 1994)

jueves, 15 de noviembre de 2012

OMBLIGO.


 
OMBLIGO  ( 100.000 VISITAS)

Tengo un ego de pasillo estrecho. Mi autoestima es una estación de servicio en la que siempre dejo el depósito a medias para que se hagan sitio torpezas, virtudes, manías o defectos, y cocinen en común una pizza cuatro estaciones. Pero soy un tipo agradecido y quiero que esta entrada manifieste con firmeza mi abrazo digital a los seguidores habituales, que me guardan algunos minutos de su tiempo, y a las cien mil visitas al blog que dan alojamiento a la soledad de mi escritura. Apago las velas, digo la pantalla para mirarme el ombligo con discreto sosiego, como deben mirarse los ombligos en los días de invierno.
 

Postdata y Dedicatoria:

   Tres días antes de que finalizara 2010 abrí Puentes de papel. Desde entonces considero el blog como un libro en construcción, en el que cada entrada exige amenidad, dedicación y pulso literario. Desde el clic inicial de “nueva entrada”, he sentido el ánimo y la presencia cálida de los seguidores que gota a gota han ido incrementando su estar junto a mis reflexiones y el peso firme de estas cien mil visitas que son la mejor gratificación de mis textos. Un abrazo a todos y de manera especial a mis antiguos alumnos de Arcos; a Ricardo, Rosa Huertas, José, Felipe, Fernando y Emilio, escritores de Rivas; a mis amigos en la cercanía, Luis Felipe Comendador, Herme G. Donis, y más lejanos en la geografía, Pedro Ojeda, María Sanz, Jesús Aparicio González, Hilario Barrero, Marta Agudo; a María Millán y mis compañeros de instituto, a María Jesús, Ana de la Parra, Javier Maíz y mis paisanos abulenses; a Elena Muñoz, Candela Arevalillo, José M. Sánchez, César, Lourdes... y a tantos nombres propios, que han escrito comentarios llenos de lucidez e inteligencia.
 
   A mi familia, Adela, Irene y Ana. A Javier Cabañero.
 
  También a los que piensan, como Alberto Caeiro, que la luz del sol vale más que el pensamiento de todos los filósofos y de todos los poetas.

  Demasiadas veces olvidamos de dónde venimos, yo acabo de llegar de vuestro afecto.

 

 

 

 

lunes, 12 de noviembre de 2012

JOSÉ GUADALAJARA. IDEALIZACIONES.


La luz que oculta la niebla
José Guadalajara
Bohodón Ediciones, Madrid, 2012

   Hasta las páginas de La luz que oculta la niebla, el escritor José Guadalajara integraba la nómina de autores dedicados de modo exclusivo a la novela histórica.  Tras sus estudios sobre el Medievo y las reputadas investigaciones sobre el Anticristo, había depositado en la mesa de novedades Signum, Testamentum, La reina de las tres muertes y La maldición del rey sabio. Todas desvelan una paciente labor de sondeo para alumbrar tramas y personajes en marcos históricos que reconstruyen con fidelidad algún rincón del pasado. En su quinta salida, La luz que oculta la niebla hay una voluntad de exploración de otros cauces argumentales a través de un relato amoroso, concebido como una propuesta introspectiva, elegíaca e intimista.
  El ahora se convierte en tiempo narrativo de una identidad femenina. Se nos cuenta en primera persona el despertar de su memoria, tras la recepción de una carta, cuyo remitente aviva la búsqueda de indicios sentimentales. Desde ese momento, aún con la misiva cerrada, la protagonista se ocupa en poner luz a una etapa vital de búsqueda y descubrimiento relacional. Sus rememoraciones conducen a los años universitarios, en la amanecida de la transición, tras la muerte del dictador. El entorno social respira un clima de libertad esperanzada, como si fuera posible cualquier utopía. Son días juveniles y la narradora se retrata a sí misma como un temperamento abierto y contestatario, con gustos vegetarianos y una activa vida sexual. Cursa Filología Clásica y tiene un buen bagaje de lecturas en el que no faltan los poetas que definen ese tiempo, los novísimos, aquella promoción literaria que convirtió a Venecia y el culturalismo en rasgos habituales.
   Sin embargo, sus enlaces con los demás sólo son aproximaciones esporádicas. Una fotografía trastoca esa firmeza del estar solitario. La descubre un día cuando en el lugar de trabajo, su jefe, Fermín, director de una academia de enseñanza, repasa instantáneas de los años setenta. La imagen es también la excusa para un primer viaje en el que conoce a Mateo, el personaje retratado, quien no sólo no decepciona su intuitiva atracción sino que en un beso esporádico y furtivo alimenta la idea de una convivencia común, a pesar de que ya tiene pareja y que su trabajo académico como catedrático de arqueología supone frecuentes viajes y alejamientos.
   Se inicia así una relación sentimental compleja, basada más en la idealización que el conocimiento ajustado del otro. Sólo comparten algunos encuentros apresurados y la pasión por el pasado, pero hay pocas esperanzas de que ese amor se convierta en un trayecto en común.  La vida laboral impone su calendario de rutinas y obligaciones en el que los sentimientos afloran como corrientes discontinuas. La inquietud del deseo se convierte en pasarela hacia el otro, en el espacio íntimo donde cabe una realidad ensanchada.
   Tres iniciales en el dorso de un sobre; una excusa, como la celebrada magdalena de Proust, para capturar el rastro de un tiempo perdido en el azogue gris de los espejos, hecho de sensaciones y añoranza. Y un libro distinto a los que integran su trayecto creador que nos da una faceta nueva del autor, José Guadalajara, que convierte al amor en un microcosmos escénico, con vía libre para emocionarnos y para pensar que el amor ideal y el real sólo tienen vagos parecidos.

 

 

 

 

 

sábado, 10 de noviembre de 2012

ESTRATEGIA.



ESTRATEGIA

Mantengo una estrategia rigurosa
que supone continuo aprendizaje;
con ella maduré tu encarnadura,
hice de tus espejos refugio protector.
De pronto la vigilia
impone su aspereza.
Te desgajas de mí,
adquieres vida propia,
y encaminas afanes a otro sueño.
No pongo en entredicho
tu postura,
ni te pido consuelo.
Pero es larga la noche
y habito un caserón destartalado,
sin salidas de urgencia.

         ( Del libro La noche en blanco, DVD, Barcelona, 2005)

jueves, 8 de noviembre de 2012

FERNANDO LÓPEZ GUISADO. CORAZÓN Y KARMA.

La letra perdida
Fernando López Guisado
Editorial Vitruvio, Madrid, 2012

    El discurrir poético de Fernando López Guisado (Madrid, 1977) comienza en 1995, cuando sale a escena Aromas de soledad; tres años más tarde prosigue su labor literaria con El altar de los siglos para sumergirse después en un largo silencio editorial que sólo se rompe cuando el poeta se instala en Rivas-Vaciamadrid y se incorpora de inmediato al ámbito cultural que impulsan Elena Muñoz y José Guadalajara. Pero en ese paréntesis de silencio nunca perdió el pulso de escritura, como demuestra La letra perdida, un volumen de lenta gestación, cuya génesis ha explicado el autor en su blog “Buenas noches, Nueva Orleans”, donde también hay un cumplido inventario creador en otros géneros como el microrrelato, la reseña y el artículo.Fruto de un macerado proceso escritural, el poemario supone un cierre con una idea hedonista y celebratoria de lo cotidiano para adentrase en las costuras abiertas de la contradicción y los desajustes. La realidad propicia una inseguridad existencial; la convivencia está herida en la línea de flotación porque lo que prevalece de cada identidad es un personaje egocéntrico que subordina al otro desde los dictámenes de una conciencia excluyente.
  Antes de adentrarme en esta propuesta lírica me gustaría recordar que debemos al romanticismo la idea de libro orgánico: el poemario no es una acumulación de textos que genera un espacio verbal laberíntico sino un territorio listo para el cultivo que crece de forma natural, siguiendo las coordenadas que dictan la razón y el sentimiento. Este es el enfoque de La letra perdida que sitúa como pórtico de las composiciones unos párrafos de Neil Gaiman, escritor de comic, literatura fantástica y terror.
   En la naturaleza del yo poemático que deambula por las aceras de La letras perdida están los pasos de un individuo común que sobrevive al erosivo tránsito diario y reflexiona de manera directa, en ocasiones con una voz lastrada por la incertidumbre, que no logra escapar del desánimo y la desconfianza en un ideario que aglutina corazón y karma. El entorno se percibe de modo fragmentario; se combinan la descripción de ambientes y el pormenor biográfico, la indagación introspectiva y el sustrato de los sentidos.
  El libro revitaliza varias tradiciones y no se decide por una senda explícita, como si hubiese superado ya aquella vieja polémica que ilustró el fin de siglo entre lo figurativo y la abstracción. Hay narrativismo, reflexión, emociones y una habitación con vistas al callejón del pesimismo que mana del soporte cultural de una generación que cierra siglo y mira con desconfianza el frágil decorado del progreso o los valores sociales que han cimentado una sociedad en crisis. Es una generación que aporta otras constantes identitarias como el cómic que no es sino una mutación en imágenes del cantar de gesta o una nueva Iliada, digital y futurista.
   En La letra perdida, Fernando López Guisado concentra los mejores poemas hasta la fecha de su breve corpus. Su poesía combina factura formal, tejido emotivo y reflexión inteligente, activos al alza que hallarán, seguro, el cálido veredicto del lector.