sábado, 28 de julio de 2012

ENRIQUE BALTANÁS. EL HUMO SOLITARIO.


 A punto de dejarlo
Enrique Baltanás
Paréntesis, Sevilla, 2012

   Enrique Baltanás (Alcalá de Guadaíra, Sevilla, 1952) entiende el laboreo literario como un quehacer plural que cultiva géneros diversos como la lírica- su actividad preferente, de la que podemos disfrutar de una amplia panorámica en la antología Medidas provisionales- el ensayo, los aforismos y la narración.
  Como una honda inmersión en el humo solitario de la memoria plantea Baltanás su ficción A punto de dejarlo. Su protagonista, Julián Arjona, bibliotecario profesional en la universidad y escritor en ciernes, ha sido abandonado por su pareja y permanece en el socavón de una soledad buscada y excluyente. Es un fumador activo, un adicto de voluntad cautiva que en la amanecida de un domingo, y en esa frontera decisiva que convertirá el tabaco en un hábito superado, galvaniza el pasado para ofrecernos una crónica minuciosa de su tiempo existencial.
   El borboteo de los recuerdos incluye la historia personal del sujeto a punto de introducirse en los cincuenta y narra con voz directa las peripecias más representativas de cada uno de los tramos vitales. En cada etapa se yuxtaponen conductas, ilusiones y sentimientos sometidos a la erosión del tránsito. La conciencia social comienza a gestarse en los estertores de la dictadura, donde parecía obligatorio definirse ideológicamente y afrontar una oposición activa que convertía cada salida a descubierta en una zona de riesgo. De aquella utopía del compromiso surge el proyecto en el que la convivencia doméstica se convierte en razón de ser. Pero el laberinto de pareja no exime de la insatisfacción y de la búsqueda y poco a poco aquel asiento doble descarrila en el escepticismo y en la melancolía. El amor inicial se ha convertido en un estado opresivo y continuo que lima el entusiasmo y genera frío.  Telón de fondo de lo vivencial es el marco geográfico urbano. Sevilla es el pasado de la Casa de Contratación y de los argumentos comerciales con el Nuevo Mundo y es también la vida activa de una ciudad que halló en el tabaco una ocupación social que fomentó la economía y galvanizó la forma de ser y el temperamento de sus ciudadanos. Sevilla también es el ahora, cuando la Real Fábrica de Tabacos, como edificio histórico, se convierte en recinto universitario y en foco de relaciones en el que se consume el tiempo ocupacional del protagonista. 
  Pero hay otra presencia muy activa a lo largo del libro, el tabaco. Es casi una entidad física, también con un decurso cronológico en su rol social, y con un ininterrumpido diálogo de causas y efectos. Asistimos a una sociología descriptiva en torno al tabaco, bien en la voz del sujeto o en la de textos complementarios que se suman al discurrir del argumento.
   El largo viaje narrativo discurre en el domicilio personal del yo y en una cronología muy concreta que apenas dura veinticuatro horas. Esta unidad de espacio y tiempo hace posible una pormenorizada indagación introspectiva en la que la identidad del protagonista parece moldearse a la contra. Si en el entorno cercano hay claros ejemplos de adaptados sociales que poco a poco entran a formar parte de una clase media alegre y confiada, aunque casi nunca exenta de contradicciones, a Julián Arjona parece corresponderle siempre el papel del perdedor; todo lo que toca se convierte en fracaso;  un destino patético al que viene bien un velo de ironía y escepticismo. De esa ironía y escepticismo también forma parte esa dicotomía entre el ideal y la realidad. Cuando el tabaco parece un capítulo superado llega una coda demoledora y consume ese poco de oxígeno limpio que el futuro había reservado.
















jueves, 26 de julio de 2012

POETAS.

Poetas


Los que miran el mar y ven un libro. Los que miran un libro y ven el mar.

Los que hacen de los adjetivos una partitura musical.

Los que nunca hacen causa con las extravagancias, porque saben que cualquier tradición es un comienzo.

Los que calman al tiempo, antólogo ruin e insatisfecho.

Los que a tientas construyen una secreta escala de palabras.

Los poetas.

lunes, 23 de julio de 2012

JAVIER ALMUZARA. INFLEXIONES.

  
Catálogo de asombros.
Javier Almuzara
Impronta, Gijón, 2012

 Abro esta lectura con un sustantivo, inflexiones, que Jorge Luis Borges emplea en la cita de apertura para ajustar la sensibilidad personal a los infinitos elementos del universo. Así se nos presenta este Catálogo de asombros, un muestrario de ensayos breves en torno a dos campos estéticos: literatura y música; no son espacios divergentes sino complementarios; por tanto, puede alternarse el orden de lectura o retomar propuestas porque comparten un enfoque común. Ya en entregas anteriores, Letra y Música y Títere con cabeza, el poeta Javier Almuzara aparcaba su itinerario lírico e incidía en intereses y reflexiones que aquí  vuelven a plantearse. Todo escritor es dueño de obsesiones reiterativas y ellas son las que engrosan el ideario personal de cada una de sus manifestaciones artísticas.
   Catálogo de asombros se inicia con un buceo en las aguas calmas de la propia obra; el ensayo tiene mucho de poética personal: “La poesía era entonces, y sigue siéndolo, una forma de aclarar mis emociones, de precisar los límites de la vida, de poner orden en el pensamiento con la música de las palabras. Y sin embargo su sentido último es cordialmente secreto” Otros artículos compilados muestran también una intencionalidad didáctica al disertar sobre el asombro de lo inmediato, el legado realista, las mínimas anécdotas que el talento transforma en sustrato creador o las sombras tutelares que han cimentado la tarea escritural. Están Borges, Ángel González, José Agustín Goytisolo, Víctor Botas, autores siempre presentes en el devocionario lector, y son frecuentes las referencias  al cine, otra afición selecta.
   Pero hay un elemento que no podía faltar en este catálogo de asombros: la música clásica, eje gravitatorio que aglutina los textos de la segunda parte. Los ensayos exponen de forma minuciosa los rastreos de un melómano convicto y confeso que, además de buen gusto y de una sostenida militancia, exhibe un prolijo conocimiento y enuncia el anecdotario que envuelve cada biografía del canon. Aunque requieren un cierto conocimiento de causa, Almuzara ha conseguido trasmitir su entusiasmo musical al texto y cada artículo se convierte en un palco.
   El inquieto deambular temático prosigue en el apartado de cierre, “Vida y milagros”. La omnívora curiosidad emparenta en su escritura a Platón y Mortadelo, recuerda una entrega de Josep M. Rodríguez, acude a algunos textos de la tertulia, busca sentido al discurrir del tiempo… La senda que abren las palabras es una línea con muchos puntos de fuga y en todos ellos confluyen la emoción y el asombro.
   Quienes coleccionan tópicos sobre la prosa de poeta hallarán en este libro incontables ejemplos para reforzar sus argumentos. El volumen está lleno de sugerentes comparaciones, imágenes que fusionan plasticidad y belleza, enunciados que nunca descuidan la cadencia musical de la frase, intertextualidad... A quien esto escribe tales encuentros le parecen el tejido más valioso de un libro que es un continuo proceso de descubrimiento. Los temas que salen al paso relacionan intereses y escritura, dejan constancia de un escritor excelente, de una literatura para degustar en cualquier tiempo.     

sábado, 21 de julio de 2012

MEDUSAS


Aforismos y medusas:


Bajo las sombrillas, las identidades sugieren efectos ópticos.

Para el viejo pescador la presencia de mar es sólo un triste epílogo.

Salgo del agua. Un miope sin gafas, empeñado en ver más allá de las apariencias.

Hay sujetos que hacen de sus defectos un modelo formal.

Olas que sugieren la capacidad para percibir los movimientos invisibles de la inteligencia.

Sola. Con la desvalida seguridad de un móvil sin cobertura.

Después de años en tránsito vine para quedarme. Pero no estabas.

miércoles, 18 de julio de 2012

CENTRO DE ESTUDIOS BRENAN (Historia personal)

                                             (Archivo revista ESTE DE MADRID, 2007)

   Llevo algún tiempo viviendo el trabajo literario desde una soledad buscada, lejos de gremios, enjambres, colectivos de filatelia lírica y poetas de congresos. Con el ordenador y mis libros como únicas y eficientes compañías y con las termitas de la memoria habitando por dentro de mi tiempo, aplicadas en sacar a la luz un pasado lejano y fragmentario, como si las manecillas del reloj compilaran el ayer y el ahora.
   Así voy componiendo la historia personal de lo vivido en Rivas y el sustrato de actividades que ha moldeado mi forma de ver las cosas.
   Pocas iniciativas me han concedido la cota de ilusión que las Jornadas de Historia de Madrid, un evento anual auspiciado por el Centro de Estudios Brenan y coordinado por Elena Muñoz. Comenzaron a celebrarse en la Universidad Popular a principios de los años 90 y se prolongaron, con alguna interrupción, más de quince años, la duración es imprecisa ahora, pero no importa, esto es la huella de un recuerdo no un acta notarial.
   Su coordinadora programó, con afecto y con tesón ejemplar, mi participación en numerosas convocatorias, siendo el historiador Ángel Bahamonde, el compañero más persistente. Yo debía enlazar dos campos conceptuales, historia y literatura,  en torno a un tema: los musulmanes en España, los judíos, la novela histórica, la II República, la Batalla del Jarama...
   Una y otra vez asistí a exposiciones de alto contenido intelectual y a un seguimiento fiel de los actos por parte de un público entusiasta y entregado, que convencía a la Concejalía de Cultura de que los actos de calidad siempre son recomendables, aunque no sean multitudinarios.
   Aprendí mucho en las Jornadas y crecí como escritor y como persona gracias al apoyo personal y continuo de Elena Muñoz, verdadero aliento vital de cada convocatoria, aunque existiese el paramento institucional de la Concejalía de Cultura.
   El tiempo erosiona perfiles y diluye pasos comunes, pero lo importante, aquello que es esencia de la propia identidad, se queda siempre. Por eso quiero recuperarlo en esta crónica, con la luz tenue de la melancolía, para que aquellos itinerarios compartidos  no se pierdan en mapas desconocidos o fuera de circulación. 

lunes, 16 de julio de 2012

LITORAL. CIENCIA Y POESÍA.

 Revista Litoral
Director: Lorenzo Saval
Coordinador: Antonio Lafarque
Nº 253, Málaga, 2012

   La revista Litoral, nacida en Málaga en 1926, gracias al empeño de  Emilio Prados y Manuel Altolaguirre, continua su itinerario como revista de arte y pensamiento, convertida en una de las publicaciones periódicas más importantes del horizonte cultural español. Su número 253  se dedica a conexionar dos parcelas de la inteligencia, ciencia y poesía, aparentemente disociadas: frente al temperamento práctico del saber científico, la razón poética muestra un carácter ideal y aleatorio.
   El monográfico, coordinado por Antonio Lafarque, cuenta con un liminar de su director, Lorenzo Saval, que aborda la relación entre conocimiento científico y expresión artística, un enlace fecundo cuyo resultado parece una metáfora del corazón. También el coordinador, Antonio Lafarque, investiga ambas disciplinas y repasa su aleación, con un listado concreto de tiempos y autores.
   La estructura del número integra como punto de partida un breve ensayo de Federico Mayor Zaragoza que formula una propuesta de interés: “las ciencias son, en realidad, una modalidad artística, ya que se trata de crear, de innovar, de imaginar…”, actividades intelectivas en pos de una utilidad social que mejore las condiciones de vida y sea respetuosa con el entorno natural. Otro trabajo de Juan Antonio González Iglesias sondea el tema en la antigüedad grecolatina. Firman otros enfoques Francisco Fortuni, Jesús Aguado que recuerdan situaciones históricas, logros y avances significativos.
   Pero el cuerpo central de la publicación lo constituye una amplia muestra poética de autores clásicos y contemporáneos que han empleado como eje argumental de sus versos facetas de la ciencia como la alquimia y la medicina. Son nombres propios con una identidad prestigiosa que abordan los más diversos matices científicos y literarios: Leonardo de Vinci, Quevedo, Dikinson, Kavafis… para desembocar en una mirada al horizonte estético actual.
   El monográfico se completa con una mirada a la biografía creadora de hombres de ciencia como Ch. Darwin, Curie, Freud, Newton o Eistein para investigar los mecanismos internos de su trabajo y las motivaciones.
   Los contenidos dejan sitio a la glosa de experiencias artísticas novedosas como el arte electrónico, sustentado en la tecnología, que muestra otra forma de percibir el mundo y depara al espectador el código visual de un nuevo lenguaje que en no pocas ocasiones genera dudas y desconcierto hasta la implantación definitiva de sus mensajes comunicativos.
  Como es norma de la casa, el formato de Litoral convierte cada entrega en un objeto de coleccionista. En esta salida cuenta con un amplio índice de ilustraciones y con la calidad de diseño de siempre. Si queda claro que ciencia y poesía ocupan habitaciones contiguas y bien comunicadas entre sí, la edición  de Litoral dejan de nuevo relevantes huellas de interés, calidad y buen gusto.

viernes, 13 de julio de 2012

SENTIDO DEL HUMOR.

                                              
                                                (Morante. Collage de Luis F. Comendador)      



El humor camina por los itinerarios de lo cotidiano y va dejando  rastros, a la espera de que sus pasos se descubran y provoquen la sonrisa –humor tímido- , la risa –humor civilizado- o la carcajada –humor de botellón o de paella dominical con los cuñados-, manifestaciones sociales que tienen fama de saludables hábitos.

Para descubrir los indicios del humor se requiere capacidad perceptiva, es decir sentido del humor, una cualidad del todo invisible en algunos sujetos como yo. No tengo sentido del humor, una circunstancia que mis amigos más perspicaces subrayan siempre o suelen parodiar en sus cotilleos. No es que ellos sean un dechado humorístico, pero al comparar sus caracteres con el mío salen siempre favorecidos.

Cuando era niño y habitaba en la Ítaca infantil del parvulario, las cosas que no teníamos nunca eran problemas; se las pedíamos a los Reyes Magos, con un encabezamiento solemne y confesional: “Queridos Reyes Magos, como he sido bueno, me gustaría que me pusieran en los zapatos…”; pero como ya soy mayor, republicano y soporto cada día los estragos marianos y el desmantelamiento del estado de bienestar, no sé a quién pedir el dichoso sentido del humor.

Así que sigo sin él, desangelado, gris, aunque dispuesto con terca resignación a disfrutar del sentido del humor de mis amigos.

miércoles, 11 de julio de 2012

RAMÓN EDER. AFORISMOS.

La vida ondulante
Ramón Eder
Renacimiento, Sevilla, 2012

El aforismo no sirve para nada, salvo para dar sentido a lo que nos sucede en el tránsito diario. De esa creencia nace el material literario de La vida ondulante, tercera salida que Ramón Eder (Lumbier, Navarra, 1952) dedica al pensamiento breve. El itinerario creador de Eder abarca también libros de poesía y relato, pero su discurso natural parece inclinarse por la condensación verbal; en ella se producen sus mejores logros.
La nota prologal repasa el legado aforístico de los últimos siglos y concede a los moralistas franceses estatura canónica. Son ellos, La Rochefocauld, Pascal, Vauvernargues, Chamfort, Rivarol...los que han moldeado el definitivo formato del género. Pero la labor del aforista se adapta a cada tiempo histórico y al nuestro parece corresponderle un aforismo irónico, que rechace el púlpito eclesial de la solemnidad al analizar los entresijos de la conducta humana.
Tres secciones integran esta entrega y en cada una de ellas hallamos cumplida muestra del interés oscilante de cada reflexión. De esta escritura discontinua que deja a descubierto los mínimos enigmas de la vida al paso emana una racionalidad tajante, llena de amenidad y coherencia, de la que son buena muestra los siguientes textos: 

Hay tantos infelices en el mundo que lo mejor que podemos hacer por ellos es no aumentar su número con nuestra persona.

Si nos alejamos mucho de una tentación caemos en la siguiente.

Todo rey parece bueno en el exilio.

No ir al teatro es una forma de hacer crítica teatral.

Las estatuas no alcanzan su perfección hasta que son mutiladas por el tiempo

Ramón Eder estudió filosofía en la universidad de Vicennes, y hace de la ironía y de su visión sociológica de lo cotidiano vasos comunicantes. Su acercamiento a lo real conforma una propuesta de grata lectura, con algunos aciertos deslumbrantes.

lunes, 9 de julio de 2012

MILHOJAS DE SANDÍA (VIAJE A BÉJAR)


(Béjar. Foto de Luis Felipe Comendador)

Salgo a primera hora. Temperatura fresca y cielo azul, en el que se demora una luna llena desvaída. Elijo la carretera que asciende desde Hoyos del Espino hasta Barco de Ávila; la ruta es un enorme balcón que mira el granito de Gredos. En el coche, la música de Silvio  Rodríguez; cada viaje a Béjar es un revival en el que cada detalle cuenta. Luis Felipe y yo compartimos veinte años de amistad y el pasado es un hueco abismal y jocoso que puebla un inacabable anecdotario. Pero esta vez son muchos los asuntos pendientes. Hemos quedado en la plaza mayor, junto al castillo, donde Luis pone su puesto de libros solidarios y allí nos encontramos, bajo la sombrilla. Enorme alegría que hace la mañana lenta y calurosa. Después me invita a comer en una terraza con brisa,  milhojas de sandía, con queso fresco; completa el menú el cochinillo frito y el helado. Después café con hielo.
La historia editorial de LF ediciones es continua y en ella estará mi próximo libro de aforismos, casi concluído, que debe completar un prólogo y una nota biográfica.
Las palabras fluyen con la misma densidad que el trabajo plástico de Luis; tiene completa su futura exposición, una mirada de técnica novedosa, que aglutina crítica y color. Como siempre, son muchos los libros que me regala y no me deja sino pagar el helado a Mari Ángeles - flor de verano llena de belleza- y a Guillermo, un espigado adolescente con el aire limpio de la sensatez.
Otro día hablaré de los temas que hemos abordado. Tengo tanta confianza en ellos que parecería un escritor primerizo que tiene la palabra llena de tinta impresa.  Ahora sólo quería brindar para ahuyentar dudas y pesimismo: salud  y trabajo; y el compromiso nunca provisional de seguir juntos: queda mucho por hacer.

viernes, 6 de julio de 2012

LECTURAS DE VERANO


LECTURAS DE VERANO

Antes de que mi ropa de calle ocupe el fondo de la maleta, hago sitio a las lecturas que me acompañarán este verano. Soy previsor y junto al inventario de títulos pendientes, me llevo cuaderno y plumas para dejar en este blog detallada cuenta de mis impresiones. Sé que mi obsesiva tendencia a la poesía necesita contrapesos naturales con incursiones en otros géneros, por eso integro, como buenos compañeros de viaje, los siguientes títulos:

Nada grave, Ángel González, Visor, Madrid, 2008. Este breve volumen acoge las últimas composiciones de una voz imprescindible y de un referente singular a la hora de abordar el quehacer literario. No sé las veces que lo he leído; siempre pocas y siempre con el regreso –es una casa abierta- a Palabra sobre palabra.

 Escritos, Edward Hopper, traducción de Clara Pastor, Elba, Barcelona, 2012. El ideario estético abreviado del máximo exponente del realismo americano del siglo XX. Un complemento para disfrutar del café con pastel en la terraza del Museo Thyssen-Bornemisza, tras visitar la exposición que permanecerá en Madrid hasta septiembre.     

Litoral nº 253, monográfico sobre Ciencia y Poesía coordinado por  Antonio Lafarque. La revista malagueña lleva más de sesenta años haciendo del cuidado formal y de la calidad de los contenidos normas de uso. Tengo la fortuna de estar entre los poetas que aportan textos, un regalo que debo a la amistad cordial de Antonio Lafarque.

 Arquitectura yo, Josep M. Rodríguez, Visor, Madrid 2012. Poemario ganador del XIX Premio de Poesía Generación del 27. Josep María Rodríguez – encomiable amigo que prologó mi antología Mapa de ruta – es uno de los poetas contemporáneos que mejor definen la sensibilidad del ahora, sin trucos de etiquetas y sin epigonías encubiertas. De este volumen escribe Eloy Sánchez Rosillo: “un libro que viene para quedarse”

El desierto está creciendo, José Antonio Llera, Cáceres, ediciones Liliputienses, Cáceres, 2012. Una antología de trayecto del profesor e investigador extremeño afincado en Madrid. El proyecto editorial de José María Cumbreño apuesta por un inventario de autores no convencionales, lejos de la poesía previsible y domesticada. Soy un crítico torpe para este tipo de experimentos escriturales, pero leeré con respeto e interés formas de escritura muy alejadas de mi gusto personal.

 El lector de Julio Verne, Almudena Grandes, Tusquets, Madrid, 2012. Tengo cuatro razones para regresar de inmediato a la literatura de Almudena: el plan general de la obra sobre la guerra civil a través de episodios difuminados en el tiempo, que mezclan realidad y ficción; la íntima dedicatoria del volumen: “A Luis. Otra vez, y nunca serán bastantes”, la cita de Cernuda y el afecto personal que muestra en nuestros encuentros.

 Adela, mi mujer, se queja del escaso sitio que queda en la maleta para prendas playeras y artilugios de aseo personal. No hay problemas, acabo de comprar otra maleta (Por si acaso preciso nuevos libros).    

jueves, 5 de julio de 2012

HERME G. DONIS

                                          (Herme G. Donis. Fotografía de Esther Muntañola)

Como los lugares propicios para el amor, son pocos los sujetos que acumulan las dotes específicas de la amistad. Herme G. Donis sí hace suyos esos elementos que concilian el pesimismo y la esperanza, la soledad y la compañía. Es discreta, generosa, afectiva; es leal en un tiempo en el que la actitud frecuente es la estricta disponibilidad para venderse al mejor postor. No recuerdo cuándo nos conocimos, pero asocio su estar al nacimiento de mi quehacer literario y apenas entiendo que hubiese una prehistoria personal anterior. En cualquier caso, llegó para quedarse, cerca o en la distancia. Con ella comparto afinidades y disidencias y miro con perplejidad su espíritu conciliador, ese carácter que busca equidistancia y simetría entre agresor y agredido, que yo nunca he compartido y que me parece un principio ajeno a cualquier justicia; pero en Herme no siento ese hábito reprobable.
Hace unos años, en 2002, prologué su antología Vida y memoria, un volumen impulsado por José Bolado en el catálogo de la colección Deva. Sentí entonces que había una íntima relación entre las labores de escritura y los pormenores biográficos; supe que el mejor retrato de Herme G. Donis está en sus libros: los versos aglutinan vivencias que tienen el aliento comunicativo de la elegía.
Y así seguimos, caminando en común, una tarde de julio en la terraza del Círculo de Bellas Artes, después de haber pasado por la librería para comprar Nada grave, el libro póstumo de Ángel González, y Escritos, un ideario estético de Edward Hopper. Me invita a una cerveza mientras los toldos de la terraza difunden un poco de sombra y sobre la mesa sobrevuela el haiku que Herme colgará en la ventana digital de facebook, o la sensibilidad que ilumina el ahora con una brizna de luz.
Sé cuando nos despedimos que regreso a Rivas en  compañía; me quedan su silencio y sus palabras: "Bajo tus labios/ herida de nostalgia/ renace el mundo"

martes, 3 de julio de 2012

LUNA LLENA (REVISTA LITERARIA)

 Luna llena (revista literaria)
abril, 1991
Director: José Luis Morante
Concejalía de Cultura
RIVAS-VACIAMADRID (MADRID)

      Antes de que Luna llena estuviese maquetada y diera forma impresa a mi primer proyecto cultural en Rivas, el municipio donde está mi casa desde el verano de 1989, hice mío un principio de supervivencia: “toda revista literaria nace y crece para morir”. De esta existencia liviana y transitoria se deriva la máxima ilusión puesta en la amanecida de cada número, como si fuese el último latido de un cuerpo vivo.
    Tuve claro que la existencia de una revista haría mucho más fácil mi estancia en aquel municipio emergente y daría aire y continuidad al quehacer literario. En mi primer destino como profesor, en la localidad abulense de Candeleda, hice un intenso acopio de lecturas y elegí dos poetas de cabecera, Blas de Otero y Pablo Neruda, a quienes releía continuamente; pero nunca me planteé publicar lo escrito. Fue en Arcos de la Frontera donde mi vocación literaria toma forma, al crear la tertulia literaria Calima. Allí, con Pedro Sevilla, hice tertulias, hojas volanderas y algunos recitales. Cuando me asenté en Rivas acababa de ganar el Premio Río Ungría y ese certamen facilitó la publicación del poemario de arranque Rotonda con estatuas (Madrid, Asociación colegial de escritores, 1990). Traía conmigo una poblada agenda de nombres propios y revistas que me había facilitado el poeta jerezano Francisco Bejarano. Era una copia muy nutrida de las direcciones de distribución de Contemporáneos, una estupenda publicación que había dado acogida algunos poemas míos inéditos. Ningún proyecto es individual y Luna llena contaba con un grupo de trabajo pequeño, pero con funciones muy delimitadas y sin ningún atisbo de conflicto o trifulca: Isabel Miranda, entonces directora de la Universidad Popular, gestionaba el apoyo municipal, Manuel López protagonizaba el trabajo administrativo, Jaime V. ejercía las labores del impresor y yo me ocupaba de los aspectos literarios, apoyado por un consejo de redacción formado por José Luis García Martín, Pedro Sevilla, José María Muñoz Quirós y Antonio José Trigo, un consejo nominal que aportaba poemas, sugerencias y textos.   El diseño y maquetación debía ser variable y cada uno de los números sería realizado por un artista, lo que ocasionó el abandono inmediato del primero, Antonio Ventura, del contexto de la revista. En cambio se mantenía la estructura de cada entrega que incluía relatos, poemas, traducción y un blog de lecturas. El 24 de abril de 1991, en el salón de actos de la universidad popular, se presentaba el nº 0 de Luna llena. Intervinieron en el acto Francisco de Pablos, alcalde de Rivas, y Ceferino Riestra, concejal de cultura. A mí me tocó cerrar aquella convocatoria con una exposición del futuro que resumí en una frase muy simple: Luna llena no será nunca una revista local.  Y echamos a andar, con el apoyo incuestionable de unos pocos amigos y con la certeza de que iniciaba un tiempo nuevo de amistad y poesía.

domingo, 1 de julio de 2012

TALLER DE AUTOR


Taller de autor

Me aplico en construir
lentamente una historia
que se pueda contar,
sensata, verosímil,
que no manche ni ofenda,
que dé seguridad
y pulso firme.

Un poema
sin brújula ni mapa;
errático y feliz.

No quiero saber nada
del futuro.

       (Inédito)