miércoles, 31 de octubre de 2012

Revista "EntreRíos". Luis García Montero.


 EntreRíos (revista de Arte y Letras)
Especial Luis García Montero
Nº 17-18, Otoño-invierno, Año VII,
Granada, 2012
Dirección: Mª Luz Escribano Pueo
Adjunta de Dirección: Remedios Sánchez García

   La revista  de arte y letras  EntreRíos edita en esta doble entrega un minucioso monográfico dedicado al escritor Luis García Montero. Ilustrado por Juan Vida, artista plástico que tantas veces ha colaborado con el poeta, el número es una aproximación en círculo al itinerario creador del nombre más representativo de la poesía española contemporánea, como revelan su popularidad, su proyección mediática y la aceptación lectora de cada una de sus salidas.
  El inventario de colaboraciones oscila entre la calidez del homenaje (Miguel Ríos, Joan Margarit, Joaquín Sabina), la recuperación de estampas ya conocidas (Rafael Alberti, Ángel González, Octavio Paz), las evocaciones de afectos a través de poemas (Mariluz Escribano Pueo, Rafael Juárez, Virginia Cantó, Josep M. Rodríguez, Julio Alfredo Egea, Ángeles Mora, Ana María Romero Yebra, Ávaro Salvador...); y las valoraciones críticas de ángulos escriturales (Pere Ballard, Carolyn Richmond, José Luis Morante, Gabriele Morelli, Antonio Jiménez Millán, Pedro García Cueto, Juan Carlos Abril, Francisco Javier Díez de Revenga, Alí Calderón, Francisco Vélez Nieto, Eduardo García, Carlos Pardo...).
    En la obra de Luis García Montero conviven la creación y las reflexiones teóricas, y ambas labores conforman un permanente diálogo que indaga en el sentido de una escritura como expresión de individualidad crítica y como ejercicio de conciencia. Las entregas de García Montero ponen de relieve los nexos entre la realidad y el yo, el engarce entre memoria personal y colectiva.
   El aporte gráfico completa las ilustraciones de Juan Vida con cartas manuscritas y fotografías de su entorno afectivo, de sus magisterios más relevantes y de algunas secuencias que ilustran los primeros pasos de su itinerario creador. En ese álbum están los poetas más cercanos de la Generación del 50, que sirvieron de anclaje a su mirada estética, como Ángel González, Francisco Brines y José Manuel Caballero Bonald. También los impulsores del temprano manifiesto “la otra sentimentalidad”, propuesta granadina compartida con Javier Egea y Álvaro Salvador; están también compañeros de pupitre literario, Carlos Marzal, Felipe Benítez reyes y Vicente Gallego. La fotografía con Juan Gelman es una síntesis parcial de su relación discipular con el coloquialismo hispanoamericano de Mario Benedetti, Roque Dalton y Ernesto Cardenal. Por último, precediendo a un conjunto de poemas inéditos, hay imágenes del núcleo familiar con Almudena Grandes, sus hijos y sus amigos más cercanos.
   La estela creadora de Luis García Montero es una línea abierta, llena de bifurcaciones y sugerencias. Este monográfico la recorre para elaborar un justo homenaje al mejor activo de nuestra lírica, cuya obra suscita admiración y complicidad. De ambas actitudes, esta salida de EntreRios ejerce de selecto y autorizado portavoz.

lunes, 29 de octubre de 2012

CANSANCIO

                                                                (José Luis Morante. En Berlín )

Cansancio

Lista incompleta de elementos varios
que en torno a mí conspiran:
los labios del teléfono,
la piel brillante del metacrilato,
la cisterna sonando como un disco incesante,
el texto amorfo de un recibo bancario,
el traje de un invierno prematuro
pintado en la rejilla;
los cactus, esos pulpos vegetales...
Acicates oscuros para que yo reincida
en el acto más mío: no hacer nada.

       (De Un país lejano, DVD, Barcelona, 1998)

domingo, 28 de octubre de 2012

LUGARES TÉTRICOS.




LUGARES TÉTRICOS:

. Una casa vacía cuyas puertas cedieron al desahucio.

. El prolongado túnel que persigue la luz en una grieta.

. Los baños que envenenan pituitarias, con  klínex arrugados por el suelo.

. Las butacas del cine, tras la última sesión.

. El parking subterráneo de una gran superficie, donde aparco mi coche a media tarde.

. La antena parabólica, el jergón, la uralita; las chabolas al pie de la autopista.

. La parada del bus, con el cristal quebrado y prensa gratis.

. El frío de ese parque con farolas sin luz.

. Los vagones del metro que reprime un temblor de periferia.

. Las naves del polígono, los cierres con graffitis y el vigilante gris
que consume un cigarro cuando orina.

. El rojo del neón de un puticlub.

. El blog de un moralista talibán, que añora las hogueras y procesos
de aquella inquisición que dictaba condenas, tras el juicio de dios.

viernes, 26 de octubre de 2012

IMÁGENES DE BURGOS.



IMÁGENES DE BURGOS

Mi retina es un archivo de imágenes dormidas, así que cuando llego a Burgos, casi en la amanecida, no busco encuadres inéditos de la ciudad castellana sino el rescate de fotografías de otros viajes.
El catálogo recuperado arranca en el Paseo del Espolón, esa senda peatonal otoñecida que duerme junto a la ribera del Arlanzón. La estatua de la castañera habla de frío continental, de cucuruchos de castañas asadas y dedos infantiles ateridos.
Entro en el casco monumental por el Arco de Santa María, ese gran arco de medio punto que precede a la contemplación del mejor monumento de la ciudad: la catedral. Como siempre, la estampa emociona desde cualquier enfoque, aunque elijo el Mirador de Fernán González para fotografiar rosetones, barandillas, arbotantes, pináculos y toda la utillería del románico tardío y del primer gótico.
El entorno cercano tiene un trazado hospitalario que imvita a la parada en cualquier bar de la calle Laín Calvo, San Lorenzo, o en el recinto porticado de la plaza mayor, junto a la estatua de Carlos III, aquel rey albañil que fue el mejor alcalde de Madrid.
Desde allí, camino hacia el Teatro Principal. El reloj me recuerda el motivo del viaje: fallamos el Premio de Poesía Ciudad de Burgos. Abrazo a un amigo entrañable y a un poeta que admiro, Joan Margarit y esperamos juntos a Luis García Montero, cordial y lleno de afecto como simpre. Me emociona saludar a dos poetas tan ligados a mi trabajo crítico. Nos acompañan también el editor que más sabe de poesía española, Chus Visor, y el ganador del premio en la convocatorio  anterior, Jesús Jiménez Domínguez. Coordina la reunión Juan Carlos Pérez Manrque, siempre eficiente y afectivo.
Nos reunimos en la tercera planta. El nivel del premio es muy alto y seguro que el debate será largo. Pero esa es otra historia que merece una parada con calma.

miércoles, 24 de octubre de 2012

TEO RODRÍGUEZ. DESDE LA NIEBLA.

 Oscuro
Teo Rodríguez
Editorial Minotauro, Planeta, Barcelona, 2012

   El arranque de  Oscuro, primera novela de Teo Rodríguez (Madrid, 1973) nos sitúa en un escenario espectral: un hombre desciende, agarrado a los salientes de una pared rocosa, hasta el fondo de un cráter. Lleva consigo un viejo báculo, decorado con extrañas figuras, y una esfera de cristal en la que puede verse reflejado. El inadvertido ataque de una serpiente nos confirma que ese desconocido no es una presencia común; su comportamiento despide un halo mágico, capaz de conjurar el peligro. Es el Oscuro.
   En su pasado, cuando era sólo un niño de doce años de cuerpo frágil y desvalido, diagnosticaron a Etham Crow una esquizofrenia catatónica; su mente funciona de otro modo, está ausente y a la defensiva, encerrado en una soledad que anula la vida social. Su exaltada hipersensibilidad condiciona el discurrir de los relojes y fomenta una misteriosa capacidad para intuir lo oculto. Y lo oculto ha elegido para manifestarse la población de Crystal Hood. Poco a poco sus moradores ven cómo la realidad diaria se convierte en negra catástrofe, en una geografía en la que sólo caben el terror y el silencio, como si en su atmósfera habitara un impulso sobrenatural e incontrolable. Tras la respetable máscara de lo aparente anida una violencia congénita. La vida subjetiva y emocional del yo individual se sacrifica y se diluye para que emerja un áspero perfil que traza signos de odio y resentimiento.
   Se encadenan en el territorio de Crystal Hood movimientos sísmicos de intensidad variable y corrimientos de tierra. El suelo se resquebraja y de sus grietas emana un olor fétido y una densa niebla que diluye contornos y afecta a la identidad de los que soportan su evanescente materia. De forma incomprensible, hombres y mujeres reaccionan como si fuesen otros seres y se encadenan episodios de muertes violentas. En las calles del pueblo conviven en las mismas aceras la razón y la locura. Sólo el pequeño Etham parece tener alguna respuesta a lo que ocurre; intuye el caos y adelanta secuencias de acontecimientos. Y sólo su hermano, el enlace afectivo más firme en una compleja relación familiar, es su parapeto emocional y el confidente que puede ayudarlo.
   Lo que sucede no tiene ninguna lógica porque el mal no está individualizado, ni puede aislarse o reducirse, porque el mal es esa parte oscura y siniestra que de cuando en cuando aflora en cada identidad.
   La dramática historia es narrada en tercera persona, por un relator omnisciente que aporta un enfoque realista porque es complejo hacer verosímil una situación que huye de lo racional y deja sueltos los instintos más primarios y siniestros de cada yo concreto. La tensión narrativa se mantiene mediante un avance argumental que deja sitio a historias secundarias que acaban desembocando en el cauce narrativo principal. Los capítulos se cierran con la expresión escueta y desnuda de un crónica  periodística que verifica la certeza del daño y que recuerda uno de los recursos expresivos de Edgar  Allan Poe.
   Oscuro, la ópera prima de Teo Rodríguez (Madrid, 1973), guionista de programas radiofónicos y de más de cuarenta historias dramatizadas,  crea en el lector un fuerte impacto trágico. Como el autor sugiere, el miedo no se define sino que transforma las relaciones con los demás y con un entorno que de repente muestra su otra cara, la de una realidad desconocida.

lunes, 22 de octubre de 2012

JOAQUÍN ARCE. LA POESÍA DE LOS ILUSTRADOS.

 La poesía del siglo ilustrado
Joaquín Arce
Alhambra, Madrid, 1985

   Soy un sereno partidario del legado cultural del siglo XVIII, una centuria que  hizo de la razón y la inteligencia entidades diferenciadoras. Cada cierto tiempo releo un ensayo de Joaquín Arce, editado en Alhambra en 1981 y reimpreso de nuevo en 1985. Esta es la edición que repasan mis manos de La poesía del siglo ilustrado, un regalo emotivo de dos amigas, Herme y Begoña.
   El profesor Arce dedicó abundantes investigaciones al fenómeno poético del siglo XVIII, por lo que este libro tiene la solidez de una versión definitiva, de un enfoque global que reestructura análisis tempranos sobre la producción dieciochesca y encuadra a los diferentes poetas en su ámbito generacional.
   La cronología histórica lo define como un siglo complejo, segmentado en corrientes que conviven o se solapan, sin que los movimientos se sucedan con un orden cronológico. En su transcurso hallamos una poesía multiforme, muy alejada de una estética monocorde y compacta.
   Dividida en capítulos de extensión variable, la obra busca un detallado análisis de las influencias para establecer afinidades con el gusto francés. De aquella vertiente procede la parte más notable de la versión ilustrada hispana y se complementa con los mapas culturales anglosajón e italiano y con la propia tradición hispana, desde Garcilaso a Fray Luis de León y a Góngora, por citar sólo autores claves en la regeneración literaria ilustrada. El influjo extranjero fue sobre todo ideológico pero persisten abundantes vínculos temáticos y una clara asimilación de recursos técnicos de la propia tradición. El poeta lírico ilustrado propende a una poesía con ideas, con abierta intención educativa que conexiona lo humanístico y lo científico y que cae con frecuencia en un prosaísmo que acentúa su dimensión sociológica en detrimento de su calidad literaria.
   El enfoque de La poesía del siglo ilustrado no se limita a una simple relación de características y poetas. En el trecho temporal analizado se percibe una declaración de continuidad y dependencia respecto a una filosofía que pone su acento en la virtud y en el perfeccionamiento moral del hombre; la ética engrandece al individuo. El foco central de la virtud en la lírica lo representa Jovellanos, aunque es un tema consustancial también a poetas como Menéndez Valdés, Moratín y Quintana.
   El profesor Arce ha consultado una amplia bibliografía para trazar un contexto documentado, que permite intuir la sensibilidad poética de los más notorios poetas ilustrados. La pervivencia de su estética, con un planteamiento racionalista, discursivo y directo, confirma que sus aportaciones son pilares firmes, cimientos estables del edificio de la literatura.  

sábado, 20 de octubre de 2012

NIÑEZ.

Niñez


En el origen guardas
sedentarias gaviotas,
el recuerdo salobre
de lienzos de alquitrán
y esteros pálidos
donde se demoraban
los últimos bañistas.
A tus ojos retorna
un monólogo azul.
Desclava las cuadernas
y rompe el equilibrio
de un mástil doblegado
a los pies del cemento.
Pernocta en los juncales
sordina gris de llanto.
El ayer amanece.
Desnudos compartimos
el aliento de la melancolía.

    (De La noche en blanco, DVD, Barcelona, 2005)

miércoles, 17 de octubre de 2012

POESÍA PARA EL TERCER MILENIO.


Quien lo probó lo sabe: 36 poetas para el Tercer Milenio
LUIS BAGUÉ QUÍLEZ (Estudio y selección)
SUSANA RODRÍGUEZ ROSIQUE (Materiales didácticos)
Letras Última, Institución Fernando el Católico
Zaragoza, 2012
 
   Toda antología, ya se sabe, es una apuesta hecha con algunos criterios objetivos y otros aleatorios. Luis Bagué Quílez, profesor universitario, poeta y ensayista, propone en Quien lo probó lo sabe: 36 poetas para el Tercer Milenio  la nómina que traza la cartografía poética de nuestro tiempo.
   En este paréntesis, que integra a los nacidos entre 1962 y 1985, hay nombres con un itinerario creador relevante y otras voces que buscan todavía los parámetros de una estética singularizada.
   El prólogo permite recordar la evolución de las dos últimas décadas. En ese tiempo finisecular se superan algunas polémicas literarias y se amplían los estrictos límites de categorías terminológicas como “la poesía de la experiencia”, denominación que marcó el recorrido más determinante en los años noventa; poco a poco la senda figurativa se amplía con ángulos imprevistos de la realidad y del lenguaje. 
   También otras propuestas, como la poesía del silencio y la poesía metafísica, incorporan nuevos magisterios y evidencian mutaciones que atienden a matices novedosos.
    El modo más provechoso de explorar la personalidad diversa de los seleccionados es la lectura directa de los textos. El antólogo incluye un nutrido muestrario de poemas, ordenado por la cronología de su autor. Se inicia con Aurora Luque y finaliza con Elena Medel.
   Se ha discutido mucho sobre la ausencia de la poesía en los programas educativos, una realidad aparatosa y preocupante que hay que paliar con propuestas imaginativas. La edición incluye materiales didácticos elaborados por Susana Rodríguez Rosique para trabajar la poesía en el aula.
   Cualquier selección es siempre una casa abierta, un enfoque parcial, provisional e incompleto que el tiempo reajusta y modifica. Pero en este volumen están las líneas de fuerza de la poesía reciente, una meritoria representación del ajedrez literario actual. Con permiso de Lope, quien lo leyó, lo sabe.

lunes, 15 de octubre de 2012

RIVAS, UNA MIRADA ESCRITA.

     
Rivas, una mirada escrita
VV. AA.
Ediciones ER,  Rivas, 2012

   Siempre que arranca un proyecto editorial no cabe sino agradecimiento a los impulsores de la iniciativa por su valentía ante la compleja situación económica, al no hacer de la rentabilidad del mercado el único itinerario a seguir. Los responsables de esta senda por el barrio de las letras son Elena Muñoz, empresaria y gestora cultural, bien conocida por su implicación coordinadora en ciclos como las Jornadas de Historia de Madrid, la revista digital de autores locales, o el Café Literario de Covibar, y José Guadalajara, novelista, promotor y cabeza visible de la asociación de escritores ripenses.  Les  corresponde a los dos el mérito de  organizar y ofrecer cobertura a esta mirada múltiple que da el primer paso del catálogo ER.
   Se trata de un volumen de llamativa cubierta; un ojo captura un reflejo especular. En él el aparatoso monolito de la entrada parece un detalle estético. El libro aglutina catorce cuentos breves de voces vinculadas con Rivas-Vaciamadrid, una población periférica del sureste de la Comunidad de Madrid. La edición cuenta con un poético liminar de José Guadalajara y con ilustraciones de Sergio Guadalajara, realizadas para acompañar la nota biográfica.
   Todos los cuentos comparten el escenario narrativo: el callejero urbano,  los rincones que sugieren un lugar habitable, una ciudad abierta a lo posible y a lo imaginario. De este modo se fusiona la realidad de un entorno reconocido por los naturales del lugar y la ficción argumental del escritor.
   El trabajo aporta frutos diferenciados y sensibilidades dispares, pero permite tomar el pulso a la nómina de autores presente en  un espacio geográfico que, desde que iniciara su cambio demográfico, en el arranque de los años ochenta, ha hecho de la cultura uno de sus valores más arraigados.
   Al ser un núcleo poblacional moderno, los sitios escogidos no destacan por su singularidad arquitectónica sino por ser enclaves de referencia que toman el pulso a la vida urbana de una ciudad dormitorio. Queda la historia,  el municipio original es bastante antiguo y ya se hallan referencias a Rivas en las relaciones topográficas de Felipe II. El paso del tiempo y la guerra civil, con el cerco a Madrid y la batalla del Jarama, borraron rastros.
   De plena actualidad  es el paisaje con figuras que se relata en páginas que dejan sitio al auditorio Miguel Ríos, al Parque del Sureste, la oficina de correos, el Cerro del Telégrafo, la biblioteca del centro Cultural Federico García Lorca, El Cristo de Rivas, el Parque Lineal, el monolito de entrada,  la estación de metro, o la superficie consumista de los centros comerciales... Son lugares conocidos en los que se transita a diario de manera mecánica, donde aparentemente no cabe el sobresalto y sin embargo esconden tras la esquina la sorpresa que revitaliza los sentidos de sus transeúntes habituales.
   En estas ambientaciones se desarrollan breves relatos que ensayan distintos enfoques: el tradicional relato de tesoro convive con una narración sentimental, o con un relato jalonado por la ironía, o con historias que hablan de soledad y desdoblamiento.
   Cada ciudad requiere para conocer su callejero la complejidad de una caligrafía, que acumule detalles de su latido diario. Catorce retinas guardan esta imagen de Rivas y el círculo cerrado de su realidad y su apariencia  Dan al lector una exacta muestra de una plataforma de escritores que busca sitio en el poblado ensanche de la literatura contemporánea.

jueves, 11 de octubre de 2012

PRISIONEROS DE ZENDA.

                                      Javier Olivares y Fernando Marías
                                     (Fotografía de Toni Gutiérrez)
                                                                                    
   Pertenezco a una generación que hizo del tebeo puerta natural hacia la lectura. Mis días infantiles hallaron amena compañía con las aventuras de Roberto Alcázar y Pedrín, los músculos del tuerto Goliath, el valor enamorado del Capitán Trueno y el estruendo de Hazañas Bélicas. Fueron días en blanco y negro que me llevaron a otras geografías, diseñadas por Julio Verne, Salgari o  Stevenson. Aquella literatura aventurera, con lindes muy definidas entre buenos y malos, que hablaba del valor y la solidaridad nunca dejó de pertenecerme y constituye un ciclo lector que añoro con melancólica ternura.
   Por eso leo Prisioneros de Zenda con los ojos abiertos de una sensibilidad compartida y con la certeza de que el libro pertenece a aquellos días. El volumen está firmado por el escritor Fernando Marías y por el ilustrador Javier Olivares. Los dos han completado hasta la fecha un quehacer creador reconocido, de indudable calidad. Repaso algunos datos biográficos: Fernando Marías nació en Bilbao en 1958 y comienza su carrera literaria como guionista de cine. En 1990 escribe su ópera prima, La luz prodigiosa, a la que siguen títulos como El niño de los coroneles, Todo el amor y casi toda la muerte o Invasor, cuyo estreno cinematográfico es inminente. Además ha colaborado en distintas antologías de relatos y en libros infantiles y juveniles.
   Javier Olivares (Madrid, 1964) es autor de cómics, se prodiga en las principales cabeceras de prensa con sus ilustraciones y es responsable de numerosas ilustraciones de títulos clásicos, infantiles y juveniles. También ha trabajado como diseñador de cortos animados.
  A los dos los une su afición cinéfila y su predilección por los libros de aventuras que se visualizan. Ese es el detonante que aglutina el trabajo común en Prisioneros de Zenda. Es sabido que Richard Thorpe dirigió en 1952 la película “El prisionero de Zenda”, basada en la novela homónima del escritor inglés, del siglo XIX, Anthony Hope, un libro de aventuras que logró un gran éxito popular y que impulsó un territorio imaginario, Ruritania, capaz de ser escenario de cualquier aventura.
   Cuatro son los relatos que aglutina Prisioneros de Zenda, con un prólogo apócrifo y con textos que protagonizan piratas, zombis, bandoleros y el hombre de las nieves. Arquetipos de malos que dan culto al valor y al coraje, como aquellos protagonistas primerizos de Jorge Luis Borges. Pero no son malos al uso, que cumplen su papel con estricta fidelidad. Cada protagonista tiene gestos que delatan un conflicto interior. Son malos que luchan contra sí mismos, que hablan de culpa y remordimiento y que merecen redención.
   Fernando Marías y Javier Olivares trazan nuevos itinerarios para estos malos de corazón romántico, escriben y dibujan biografías con precisas instrucciones para alejarse de la maldad o para que los acompañemos en su nuevo viaje. Los dos nos dirán dónde se sitúa ahora Ruritania.

Presentación en la sala Miguel Hernández
Rivas-Vaciamadrid
con  Fernando Marías, Javier Olivares y Manuel Hernández 

martes, 9 de octubre de 2012

JOSÉ BOLADO. LA BUENA INTENCIÓN.

La buena intención
La bona intención
Xosé Bolado
Impronta,  Gijón, 2012

José Bolado (Oviedo, 1946) se incorpora con su poemario bilingüe, La buena intención, al jovencísimo catálogo de Impronta, una aventura editorial centrada en el ala nórdica de la lírica contemporánea.
En la poblada nota de agradecimientos con la que el poeta y ensayista abre esta entrega, “el archivo de la memoria, subjetivo y emocional en su gobierno de palabras secretas, ha servido de fuente a estas páginas”. Queda claro; La buena intención  se define como un poemario intimista, anclado en el transcurso de lo vivencial, que arranca con un poema homónimo, cuyo formato se mantiene en todo el libro.  El poema en prosa prologal elige como ámbito la primera posguerra, el tiempo gris y encogido de la autarquía, pero anula cualquier deriva hacia el patetismo porque el tiempo histórico se sugiere, halla la densidad precisa de un encuadre que, de inmediato, remite a una evocación más amplia. El lector debe extraer de su propio patrimonio afectivo.
   En cada texto la voz poemática recurre al curso verbal de un narrador lírico que aporta objetividad y distancia; de este modo, cada poema se conforma con una secuencia con selectivos detalles visuales. Lo vivido entonces se llena de levedad y transparencia, es una estela frágil, como el vuelo de un tordo, un recuerdo dormido en la conciencia que las palabras desperezan y se afanan en compartir.
   El avance poemático traza una cronología sentimental; la luz de la memoria ilumina los días de infancia, ese tiempo auroral en el que todavía los sueños se presentan con color y relieve, incluso cuando empiezan a formularse las primeras preguntas.
   Con paso nervioso avanza el discurrir hacia la despedida. El tiempo baja los últimos escalones de la despedida y antes de la ausencia queda el testimonio cálido de un núcleo relacional cercano y entrañable.
   La verdad se refugia en las palabras. Es en ellas donde la realidad muestra sus aristas, esas líneas que tiemblan en la evocación e insisten en el desconcierto. En el cristal de los días se acumulan los reflejos de aquello que perdemos, pero hay sombras que se fijan inalterables porque son parte de un patrimonio personal. De esas sombras vivas y tangibles hablan los poemas de La buena intención, un poemario intenso, sereno y emotivo que rescata el latido del ayer y apacigua el dolor de la pérdida.

domingo, 7 de octubre de 2012

CIUDAD.




Ciudad


Ocupan mi atención los recovecos
de una ciudad perdida.
Miméticas aceras dibujan tu esplendor.
En soledad exploro,
me adentro por jardines
donde un viento de otoño
en las frondas sestea.
Un cerco de señales te convierte
en un lugar esquivo y reservado.
Deambulo en círculo.
En ti no tiene calles mi deseo.

      ( Del libro La noche en blanco, DVD, Barcelona, 2005)

viernes, 5 de octubre de 2012

EL SÍNDROME DE CENICIENTA.

                                               "Jose Insaciable y los Custom Rockers"

                                                                         A María Millán y a Elena Pérez
 
   Padezco el síndrome de Cenicienta. Después de las doce de la noche, yo soy otro: el que apaga la luz y hace un torpe balance de pormenores vitales hasta que llega el sueño desde una nubosidad nórdica. Un sueño que se quiebra en pocas horas, pero sólido y suficiente para volver al día con el cuaderno abierto por la página de asuntos pendientes. Por eso salgo poco, dosifico con temperamento avaro mis salidas nocturnas y aspiro a hacer de la amanecida la hora de regreso.
  Ayer fue una excepción. Había un concierto doble en la Sala Clamores y mi amigo Ricardo Virtanen (que tiene la genética de Leonardo de Vinci) estrenaba grupos: es el guitarra de "Jose Insaciable y los Custom Rockers" y el batería de "Speed Limit Cruiser", dos grupos que siguen la estela rockera de otros grupos hispanos de los ochenta, aunque no cierran los ojos a versionar temas conocidos de otros grupos.
   En Clamores -sigue siendo una sala llena de vida donde la música se disfruta a unos metros del escenario- el afecto cordial de algunos compañeros de instituto (María, Mariam y Elena) y los amigos de Rivas que no se pierden nunca una convocatoria cultural (Elena Muñoz, Paco y María), también otros amantes de la música como Ana María y Alberto Ávila... Mucha gente que sólo necesita la buena compañía de una cerveza fría y música en directo.
   El concierto lleno de calidez y con versiones diferenciadas en su modo de entender el rock: un repaso del itinerario popular el primero y un remake de temas propios y ajenos el segundo, con el que disfruté en grande: casi salgo a bailar. Menos mal que Javi  puso un poco de sensatez y me invitó a otra cerveza.
  Hoy toca en Madrid Leonard Cohen, una razón suprema para salir de casa y perderme en la noche de Madrid. Voy a tener que superar mi habitual síndrome de Cenicienta y sumar signos nuevos de mi nuevo estado. Acabo de contagiarme del Síndrome del vampiro. 

miércoles, 3 de octubre de 2012

CHARLES DICKENS.


          LA MIRADA SOCIAL DE CHARLES DICKENS
 
 
   La celebrada producción narrativa de Charles Dickens resucita tras las efemérides del bicentenario. Conforma una luminaria firme y compacta, asentada sobre la cronología de la era victoriana. Este tramo temporal debe su nombre a la longeva monarquía de la reina Victoria, entre 1837 y 1901, pero su significado sobre todo define el devenir del imperio y la revolución industrial. En esas décadas se suceden las transformaciones políticas, económicas y sociales. El tradicional paisaje agrario y ganadero se convierte en una sociedad industrial, con sectores en plena expansión como el textil, la siderurgia, la minería y los transportes ferroviarios y a vapor. 
   La bonanza fue paulatina; al principio hubo epidemias de tifus y cólera por las infectas condiciones de vida de los más humildes; también abundaron los disturbios por el derecho a voto, la derogación de algunas leyes, los gravámenes e impuestos. Fue en la década del 50 cuando se logra un periodo de estabilidad derivado de la hegemonía industrial, de la llegada masiva de materias primas desde las colonias y de una red de comunicaciones en crecimiento continuo. Son mejoras con equivalencias en lo social, con la extensión de derechos a la mujer y a la infancia y con el auge del movimiento sindical, aunque nunca desapareció el clima de conflictos con el peligro de rebelión en las colonias y el independentismo irlandés.
    El bicentenario de Charles Dickens reivindica la importancia de un novelista que ha estado de forma ininterrumpida en el centro de la literatura inglesa, a pesar de su exaltación nostálgica del sentimentalismo y a pesar del efectismo de sus argumentos. Nadie como él ha relatado el desencanto de los menos favorecidos, la perturbadora visión de un paisaje moral que tras la  utopía del progreso deshumaniza las condiciones de vida de amplias capas de la sociedad. Nadie como él para la caracterización plural de la urbe y para afrontar la diversidad de tipos cotidianos desde la literatura.