domingo, 30 de noviembre de 2014

DESPEDIDAS SIN VOZ

 
DESPEDIDAS SIN VOZ
 
              Jamás he sentido un lugar como mío
                                          MARK STRAND
 
Se va noviembre
y somos invisibles.
Mido distancias.

sábado, 29 de noviembre de 2014

ACERAS HÚMEDAS

Aceras húmedas
Fotografía de Toledo Llaboratory
ACERAS HÚMEDAS

Tras llegar a su destino, los reproches tienden a recorrer el camino de vuelta.

A ras de suelo, como esas difusas teorías que llamamos "mi versión de los hechos"

Las calles acumulan pasos perdidos.

Como un mal poema, el artificio de lo cotidiano exige una multiplicidad de variantes.

Amanecida en una ciudad triste y húmeda. Calles sucias de maltrecha hojarasca. Escasos sitios abiertos donde se cobijan sombras patibularias que piden la última copa. Me cruzo con transeúntes que miran con el gesto hosco de quien percibe al invasor. Y el escritor feliz; ya tiene el argumento para su novela negra.

jueves, 27 de noviembre de 2014

RAQUEL LANSEROS. EN CLAVE POÉTICA

Raquel Lanseros
 
RAQUEL LANSEROS. EN CLAVE POÉTICA

   El cambio de siglo acoge una amplia conjunción de idearios poéticos. En él no se percibe una tendencia central que fije modas y directrices mayoritarias sino un cruce de caminos, una búsqueda de sitio que se fortalece al paso, con nuevas entregas. Este contexto es el umbral para la voz poética de Raquel Lanseros (Jerez de la Frontera, Cádiz, 1973).
   La escritora es licenciada en Filología Inglesa por la Universidad de León, ciudad donde discurrió casi toda su infancia y juventud. Un uso idiomático plural ha impulsado las versiones como traductora de Edgar Allan Poe y Gordon E. McNeer. Es también colaboradora, con reseñas, versiones y artículos literarios, de algunos medios escritos y digitales. Tras un tiempo laboral como Asesora de Formación de Idiomas y Programas europeos en Murcia, en la actualidad ejerce la docencia en un instituto de Educación Secundaria y Bachillerato.
   Su amanecer, Leyendas del promontorio, editado en 2005, ofrece una mirada lírica proclive a la evocación; un verbo ajustado muestra las sensaciones que convoca  cualquier travesía temporal: la espera, la soledad, el aislamiento o la pérdida. Se indaga sobre una existencia que acostumbra a prodigar fragmentos de un pasado con aire de regreso. Nítido el ayer dibuja trazos que adquieren el cromatismo del ahora. La travesía cotidiana se vuelca en una tarea restauradora en la que hay sitio para una esperanza humilde, aunque sea costoso superar carencias: “Desnudo, abandonado por su viejo entusiasmo / el hombre es muy pequeño. / Huérfano de sí mismo, reedita sus temores / ubica por tamaños todas sus pretensiones. / Y se convence que, después de todo, / quizás el infinito no merezca la pena / y las uvas ansiadas estén verdes”.
 Apenas un año después llega a las librerías Diario de un destello, accésit del Premio Adonais en 2005. En la relación entre sujeto y entorno, ni la luz ni la sombra tienen ubicaciones estables; las dos se conjugan con azarosa cronología y precisan una disposición natural del hablante lírico para dar cuenta, aunque sea por  mínimas ranuras, de cualquier claridad incipiente. En el apartado inicial hay subjetividad e intimismo, un paisaje emocional en el que se constatan modulaciones del discurrir con una voluntad volcada en la sensación de epifanía, como resalta el poema “Evocación”. La sección central, “Tres antorchas” abre otro registro; en este tramo sobresalen protagonistas que personifican cualidades definitorias y singulares: un derrotado de aquella guerra incivil de 1936-39 cobija pasos clandestinos monte arriba, sin amanecida y sin futuro; se hace arquetipo de empeños furtivos arrastrados por el destino. Otra figura central histórica es Doña Juana, paradigma de locura amorosa que hace del sentimiento un viaje a lo desconocido. Son palabras de homenaje a quienes evitaron que los ideales mudaran en ceniza. El amor toma cuerpo en el último apartado, donde la perspectiva idealista es palpable al ubicar en plano corto a los sentimientos. Los versos se tornan cálidos y vitalistas, hechos de acordes que conectan la piel y sus preguntas.
    En Diario de un destello también la indagación busca su espacio en composiciones con sustrato aforístico donde el alter ego hablante define su actitud. “Aunque he cambiado mucho de color / sigo siendo camaleón / y no rama”. La luz queda a resguardo, para que alumbre limpia cualquier sueño y deje la claridad afectiva de la hora estival.
   Con  Los ojos de la niebla, que obtuvo el XXII Premio Unicaja de Poesía, la poeta abre campo al intimismo.  Desde la entrañable dedicatoria a sus padres, verdaderos ojos en la niebla, percibimos el recuerdo vivo de quienes horadaron la senda habitable por la que transitan los días. El monólogo dramático propicia una identidad mudable y una intensa expresión afectiva en la que el sujeto se posiciona frente a la realidad diaria. El prolijo desfile de lo vivencial desgaja sensaciones que encuentran sitio en el poema. La existencia depara descubrimientos e incertidumbres, exploración y desengaño, hallazgos y pérdidas. Son situaciones de travesías vitales que se evocan en los soliloquios de personajes que dan vida al hablante lírico.
   En Los ojos de la niebla adquiere un papel relevante la voz femenina frente a sí misma. Esta sensibilidad encuentra cauce en composiciones como “La mujer herida”, cuyos versos comunican la respuesta frente al desengaño, esa forma de aceptar como un dibujo de la piel la textura de una cicatriz que recuerda un fracaso amoroso. Tambíen hallamos pautas emocionales femeninas en otros textos como “La mujer que reza”, “El hombre casado”, o “Una mujer mira un tren alejarse”. Todos comparten versos en los que suena una conciencia íntima.
   El poema “Beatriz Orieta. Maestra Nacional” evoca, con la calidez del homenaje, la actualidad de un tiempo colectivo cuya lección ética perdura.
   Croniria sale a la luz en 2009. El título –un acierto verbal de la autora- fusiona temporalidad y onirismo. Los poemas acogen referentes culturales para asentar una voz que enfoca una realidad hecha de logros pequeños, pero exaltados por la celebración. Cada tránsito postula un paréntesis habitable en el que hay sitio para la alegría, el eros, o la libertad de decidir la distancia que separa realidades y sueños: “Nunca le tengas miedo al horizonte / no hay placer más sabroso que el trayecto. / Acepta el pan servido en cualquier parte / disfruta del asilo que te ofrezcan / pero ten preparadas las maletas. / Aprende por tu bien el arte de marcharte / siempre un segundo antes de que te hayan echado.”
   Reconocido con el XIII Premio internacional de poesía Antonio Machado de Baeza, Croniria se reedita por segunda vez en 2014, con formato bilingüe. En su diverso discurrir encuentran acogida estados vitales polarizados; la existencia rompe cualquier monotonía superficial para encajar en cada amanecida los dedos de los sueños, la realidad imaginaria que engrandece la superficie de lo cotidiano.
   La última estación hasta el momento es Las pequeñas espinas son pequeñas, libro ganador del XXIX Premio Jaén de Poesía. Su título promueve una exaltación vitalista en la que tiene cabida el optimismo. Aquel juicio de Jorge Guillén de que “el mundo está bien hecho” adquiere una nueva vigencia. El diálogo convivencial entre el sujeto y el entorno exige un asentimiento armónico, capaz de superar desajustes y erosiones. Con una estructura meditada, cada sección aborda un avance argumental distinto que arranca con una indagación sobre la identidad. Los poemas centrales hacen del tiempo un sustrato a explorar, mientras que el apartado tercero define una mayor presencia de lo colectivo. “Croquis de la utopía” es un mapa del compromiso con actitudes de solidaridad y entrega, dos miradas ante el espejo de un yo común que, en el tramo de cierre, se convierte en balance vivencial. La palabra no es sino un himno a la claridad.
   La antología Con & versos, una propuesta de poetas andaluces para el siglo XXI coordinada por Antonio Moreno Ayora, permite una mirada amplia a la carpeta de inéditos de la poeta jerezana. En los textos seleccionados crece una poesía comunicativa y emocional que hace del soliloquio compartido una manera de adentrase en las paradojas de lo existencial, en esa amalgama de cosas elementales y etéreas superficies por concretar, de intrahistoria y aceras transitadas en común. El poema “Sigue doliendo España” es un destello limpio de su implicación ética y social.  
   Siempre consciente de su machadiana condición de palabra en el tiempo, la lírica de Raquel Lanseros supone un cuajado itinerario, un trayecto continuo que se afianza sin cortes bruscos. Su pautada cadencia reflexiva hibrida temas, argumentos y rasgos distintivos para dejar ante el lector una poesía inconforme, de búsqueda, que captura reflejos en la transparencia de la tradición para reconocerse; una poesía abierta al optimismo de lo celebratorio, a ese estar conforme del yo frente a la alteridad, que hace de realidades y sueños íntimos territorios compartidos.     
 
                                                                

miércoles, 26 de noviembre de 2014

DOS A SOLAS

Playa de Cabanes
Otoño, 2014


DOS A SOLAS

Multitud. Dos a solas y el mar.

Besos escritos con otra tinta.

Cuando no hay futuro la conciencia segrega escepticismo y desconsuelo.

Hablo del matrimonio, esa colisión entre sentimientos e ideas.

Pienso en ti casi siempre. Las otras veces pienso en ti.

lunes, 24 de noviembre de 2014

LUIS ARTURO GUICHARD. UNA FE PROVISIONAL

Una fe provisional
Luis Arturo Guichard
Ediciones Liliputienses
Cáceres, 2014

VIVIR EN OTRO SITIO

   Una fe provisional (Poesía 1992-2012)  invita a un  tiempo conversacional con la personalidad literaria de Luis Arturo Guichard, “un extranjero sin ganas de regreso”.  El poeta nacido en Tuxtla Gutiérrez (Chiapas, México) en 1973, traductor, ensayista y profesor titular de Filología Griega en la Universidad de Salamanca, ha completado hasta el ahora un recorrido lírico de cinco estaciones que se ha escalonado así: Los sonidos verdaderos (2000), Nadie puede tocar la realidad (2008), Versión aérea (2010), Campanas subterráneas (2012) y Margen de espejo (2014).  El recuento de este itinerario anula el orden de edición para proponer una lectura abierta, que abre paso a una estética iluminadora y reflexiva, en la que germinan preguntas esenciales sobre el ser temporal y sobre la identidad de la propia poesía.
   Como fragmentos vivos de un discurso sobre lo elemental, los poemas requieren, dubitativos y concisos, moldean palabras que traspasan lo aparente y dan fe de vida de una sensibilidad inquieta y empeñada en la búsqueda.  Esta edición comienza con Nadie puede tocar la realidad. El aserto del título plantea una primera cuestión. Definir desde la filosofía la realidad obliga a enfoques dispares entre quienes la plantean directa, tangible y material y los que distinguen realidad y entorno. Para estos lo real es un conjunto de experiencias a pie o imaginarias que relacionan tránsito vital y conciencia. En esta situación paradójica, entre las lindes ambiguas del realismo y lo ideal, crecen los poemas del apartado “Cosmografía”. El primero, “El orden de las cosas” postula un homenaje literario a Gonzalo Rojas desde una enunciación caótica de causas y efectos, una cadena de enlaces que sorprende por la riqueza de sus propuestas imaginativas y por el original tratamiento de la franja cultural.
  Desde el inicio, descubrimos un poeta alejado de las premisas realistas, que sustituye el acervo experiencial por la inmersión intelectiva. Luis Arturo Guichard es un poeta de la inteligencia que se asoma a distintas tradiciones para poner sobre los hombros de su poesía las voces del tiempo. Enclaves centrales de su poética son el legado clásico,  la Biblia, la tradición oriental, y magisterios latinoamericanos (Gonzalo Rojas, Vallejo, Borges, Octavio Paz, Juarroz, Eduardo Milán…); hilos cercanos para hilvanar una estética que entrelaza discurso cultural y las evidencias domésticas de quien viaja consigo mismo y sabe que es materia, aunque sea en el callado reposo de una biblioteca.
    El poeta ha comentado alguna vez esa percepción singular que depara al visitante cada lugar. Luis Arturo Guichard alude a su nacimiento mexicano y al ser de un país sin trenes. Este elemento autobiográfico da como fruto el poema “País sin trenes” recogido en Versión aérea que hace una lectura paradójica de cada medio de locomoción. En este libro, el tono directo y la primera persona dan un enfoque más intimista y comunicativo. El hablante verbal rehúye cualquier perfil clásico para adoptar el aire feliz de un turista de paso, o la credencial de extranjería que le impide ocupar la silla de poeta nacional.  Son versos en los que la ironía encuentra una habitación con vistas para espiar el aire de interiores de tiempos y lugares, aunque más que describir –como sucede en Borges- mira y regresa a cada cosa, convencido de la inexistencia de sentidos ocultos.
  Cada poema, cada libro, es siempre un final de trayecto, una estación de llegada que obliga a mirar alrededor para sondear la razón de ser de la escritura. En Los sonidos verdaderos encontramos la siguiente poética: “Obrero en la fábrica de espejos del discurso / escudero en el castillo de fuego del poema”. El sujeto se concede a sí mismo un rostro bifronte y acepta dos elementos básicos del curso escritural: el primero está hecho de labor de taller, de sondeo y moldeado, de voluntad constante. El segundo en cambio dibuja al poeta en un lugar secundario, es simple escudero de ese azar convertido en castillo de fuegos artificiales que deja en las palabras “el no sé qué que queda balbuciendo”; la poesía no se explica solo desde la razón y a la luz de la inteligencia y el poema no es un espejo de quien lo escribe.
  El cuerpo poemático recogido en Una fe provisional integra libros con una amplia veta de argumentos, pero su núcleo se articula bajo el signo de la paradoja, con esa sensación de quien no tiene lugar y se siente extraño dentro y fuera, un sedentario nómada que vuelca en las palabras la onda expansiva de su desconcierto. La conciencia de estar lejos nada tiene que ver con la distancia.

sábado, 22 de noviembre de 2014

ICEBERG


ICEBERG

  Se detuvo en mitad del oceano, hecho blancura gélida y oculta. Exploró el horizonte, tosió tres veces para sanear su laringe nevada y, con la perseverante voz de quien no cede, sentenció: "No voy a abandonar, ahora que el barco se hunde".
  Y el iceberg siguió a lo suyo.

jueves, 20 de noviembre de 2014

EN LA ISLA DEL TESORO, CON MÚSICA

La Isla del Tesoro
Robert Louis Stevenson
Club de Lectura IES Duque de Rivas
EN LA ISLA DEL TESORO, CON MÚSICA

   Algunos alumnos pensaban que La Isla del tesoro era un videojuego. Otros creían que era una versión antigua, en blanco y negro, de "Juego de Tronos" . Varios estaban convencidos de que es un libro insufrible, cuya lectura es una pérdida de tiempo. No me extraña tanta diversidad de juicios porque la novela  que Robert Louis Stevenson fue publicando por entregas en la revista  juvenil Young Folks ha sido un manantial inagotable para el cine, la televisión, el comic, los videojuegos y las lecturas obligatorias recomendadas por padres y profesores.
   Pero La Isla del tesoro  en su dimensión más exacta es un libro universal, una novela de aventuras que crea estereotipos y en la que no falta la reflexión sobre el valor, la amistad, el dinero, la fidelidad y el espíritu aventurero. Así lo ha comentado con emotivo acierto esta mañana, en una nueva sesión del Club de Lectura del IES Duque de Rivas, la profesora María Millán. Ella ha explicado cómo la novela nació al amor de la lumbre, en sesiones familiares, en medio del invierno escocés, en un proceso de invención que culminó en un manuscrito que cautivó a toda la familia de Stevenson al completo.
   En la jornada del instituto el reloj manda siempre y apenas ha habido tiempo para disfrutar de un breve concierto de música, donde alumnos del centro han interpretado dos temas instrumentales ante casi cincuenta asistentes, coordinados por la la profesora de música María Jesús Gutiérrez.
   Palabras y música para reconstruir el mapa de todas las islas del tesoro, para encontrar en las páginas de Stevenson el cofre de la imaginación, ese baúl que nunca está vacío, en el que tienen cobijo tantas ilusiones y sueños, tantos itinerarios por recorrer.

 

miércoles, 19 de noviembre de 2014

IMPRESCINDIBLES. ELLAS

Ella
Fotografía de Andrés Romarís
HOMENAJE

      Imprescindibles. Ellas.

De Malena recuerdo la sonrisa,
perdida en el trastero de los besos.
De Penélope, claro, las demoras
por esa indesmayable afición al ganchillo.
De Amanda la estadística
que racionalizaba los rechazos
y una balada dulce que compuso
el cantautor chileno Víctor Jara.
De Aldonza el mal aliento,
las caderas, el brazo campesino
y el suceso banal, siempre azaroso,
que empujó al buen Quijano
a convertirla un día en Dulcinea.
De Marta la metódica exigencia
de cobrar al contado cada noche
con la eficacia gris del prestamista.
La sórdida apariencia, las ojeras
y una aguja hipodérmica en el brazo
son dolorosos restos de una muerte
de cuyo nombre no quiero acordarme.
De María Kodama el laconismo,
y una dedicatoria insobornable
de aquel ciego inmortal, Jorge Luis Borges.
De Adela el aleph cómplice
que guarda a cada nombre el sitio justo.

       Causas y efectos, Sevilla, 1997

lunes, 17 de noviembre de 2014

DEL LADO DE LA NIEBLA

Paseo de las Acacias, Rivas, noviembre 2014
Fotografía de Adela Sánchez

 
DEL LADO DE LA NIEBLA
 
Yo estoy del lado de la niebla.
En primer lugar porque cae,
que es menos pretencioso que elevarse

Luis Arturo Guichard
 
Tiene una compleja sensibilidad de cactus.
Se  despeña a diario por el precipicio de la vanidad. Yo estoy al lado de la niebla. Los dos caemos, pero mi caída es menos pretenciosa.

Imita la estupidez con el talento de un epígono aplicado

Sabor acre; nos une todavía una raíz de bergamota.
 
En el frío del amanecer aparece el futuro común y su escasa reputación.
 
Todo muy claro, dijo, y se adentró en el túnel sin fondo.

 

domingo, 16 de noviembre de 2014

DENTRO DEL TIEMPO

Dentro del tiempo
Fotografía de José Manuel Vvilaboa Bernárdez

 
DENTRO DEL TIEMPO
 
                                                             A los que mantienen la coherencia 
 
Dentro del tiempo
el pasado perdura.
Somos quien fuimos.

viernes, 14 de noviembre de 2014

ANTONIO PARRA. EN LA ORILLA

Inventario de la felicidad
Antonio Parra (Analecta Literaria)
Colección Astrolabio
Aula de Cultura Astro
Córdoba, 2014
EN LA ORILLA
   La biografía intelectual de Antonio Parra (Melilla, 1946) se amolda a una labor diversa que aglutina periodismo, crítica de arte y poesía. Su carta auroral, Primera ausencia aparece en 1972 pero textos sobre arte reclaman la dedicación del  incipiente poeta que así ve gestarse una senda lírica discontinuo, con grandes paréntesis de silencio, formada por Nemico intimo (Venecia, 1983), Bestiario de amor (Málaga, 1991),  Las maravillas del agua  (Málaga, 1993), El nombre de la tierra (Sevilla, 2011) y el más reciente, Inventario de la felicidad, con los poemas cercanos.
   Suele aflorar en la lírica de madurez un tono elegíaco, una palabra hecha queja que resalta las erosiones propias de los días. Antonio Parra rechaza este enfoque ya en el mismo título del poemario, Inventario de la felicidad, para abrir el poema a la claridad del campo abierto, con la pupila luminosa de quien sabe que en el mero hecho de vivir está creciendo el gozo y la alegría. Aunque el patrimonio vivencial esté marcado por lo transitorio tiene el raro valor de una moneda única e irrepetible. La travesía existencial aporta conocimiento y tejido sentimental, siembra esperanzas y sueños y deja en cada encuentro el encendido abrazo de la inocencia.
   Las palabras del hablante verbal dan cuenta de este descubrimiento cotidiano, proclaman la intimidad de una celebración solidaria y compartida que crea un estar armónico, en el que es posible deambular bajo un sol propicio, rememorando recuerdos o viendo crecer en la memoria los lejanos ecos que se recuperan bajo los pliegues de la nostalgia. Ya no hay desolación en la ausencia sino serena mirada a los trazos del deseo, a la limpia cadencia de una amistad antigua.
   El esquema argumental de Inventario de la felicidad gira en torno a tres vértices complementarios: la vida, el amor y la muerte. Son asuntos que hablan de una poética meditativa e integrada en el hondo discurrir de lo humano. Se realiza el inventario de lo vivido y ese atemperado latir que va cambiando la percepción del cuerpo consumido por su incesante discurrir. El ayer y el presente están conectados por nexos temporales que nos ofrecen distantes visiones de nuestra identidad; la luz ya es penumbra clarificadora y certeza plausible de un final.
   En este inventario de estaciones la muerte se hace llegada, abre su geografía de demoliciones que muestra muros fuertes en el seno de un cuadro, en la sombra ausente de una antigua amistad, en la herida abierta en una etapa de la Historia o en esa hora incierta en la que saldan cuentas los recuerdos.
   Sirve de coda una larga elegía. Un yo desdoblado formula con sesgo reflexivo los meandros del jardín interior: la espera es consciente de que esta larga senda del reloj pierde sus pasos entre la ceniza.
   La poesía de Antonio Parra llega ante el lector como un largo monólogo interior que revisa emociones y sentimientos, con la conciencia de quien habla con el silencio y hace memoria de su estar en la orilla; versos claros que guardan en su pupila los destellos alzados por los días. 

Dibujo de portada
"Retrato del autor"
Obra de Sandro Chia 
     
 

jueves, 13 de noviembre de 2014

DEBILIDADES EN CLAUSURA

Debilidades en clausura
Fotografía de Javier Cabañero
DEBILIDADES EN CLAUSURA

Admiro de los sabios
su colección de axiomas,
de Narciso la posición estática
frente al mar de sí mismo;
del optimista su escaso criterio;
admiro de los tristes la empatía
con todas las desgracias;
de ti que me soportes
al cabo de los años.

De los suicidas amo
que no sean perentorias sus vidas
y que sigan creciendo,
autónomas, frugales,
como tercos esquejes olvidados del tronco
que alimentan, precarias, unas gotas de lluvia.

        Población activa, Gijón 1994

martes, 11 de noviembre de 2014

CON VOZ DE DIARIO ÍNTIMO

Cuaderno de Dublín
Fotografía de Adela Sánchez 


CON VOZ DE DIARIO ÍNTIMO
                                                         A los que borran muros
Escritura y docencia; un vecindario avenido que paga los gastos en común.
Hay escritores que sustituyen la Literatura por la Sociología.
Emplea la primera persona, una estrategia de verosimilitud realista.

Antes de chocar contra el cristal el moscardón tiene conciencia épica, de vanguardia nacionalista.
La poesía no cae del cielo sino de las estanterías.
Cada libro oculta un fracaso premeditado y un éxito azaroso.

Me llega la reclamación de un haiku descontento con sus límites formales.  

WILLIAM SHAKESPEARE. SONETOS

Sonetos
W. Shakespeare
Edición bilingüe del Instituto Shakespeare
Preparada por Jenaro Talens y Richard Waswo
Cátedra, Letras Universales, Madrid, 2014
 
SONETOS
 
   Lo escribió con acierto inteligente Harold Bloom: un clásico es el libro que mantiene en el transcurso del tiempo una vigencia inalterable. La definición cuadra  bien con los sonetos de William Shakespeare; nunca malgastan su incontestable magisterio. Ahora regresan a la mesa de novedades en edición bilingüe, con traducción del poeta  Jenaro Talens y prólogo de Richard Waswo, también responsable del aparato crítico complementario.
   El prólogo recuerda el devenir histórico de la estrofa hasta el asentamiento como formato central a mediados del siglo XVI. En esa época se convierte en estructura ideal en casi todos los países europeos gracias a la pericia de algunos maestros italianos que pulieron, con mínimo detalle, las posibilidades de metro y rima. El esquema llega a Inglaterra en la década de 1580 con una mutación: aquí, el endecasílabo italiano se transforma en alejandrino.
    William Shakespeare, volcado en una convulsa deriva vital y en una incansable labor teatral, no interviene directamente en la compilación del centón largo de sonetos. Solo se limitó a distribuir los elogiados manuscritos entre un reducido círculo de allegados. Sería Thomas Torpe quien emprende el viaje a la imprenta en 1609, aunque se desconocen qué circunstancias recorren los manuscritos hasta los días de la publicación. Sobre aquella primera salida se suceden las especulaciones que, de forma tenaz, se suman a las dubitaciones creadas por el texto. Nada sabemos todavía de la misteriosa identidad que figura en la dedicatoria y hay muchas lagunas  en poner rostro y nombre a los personajes que protagonizan los argumentos. Al cabo, cada época busca su propia investigación, aunque es el periodo romántico el que más se empeña en fusionar autobiografía y escritura.
   Perduran estos interrogantes en el tiempo. William Shakespeare no señala fechas, ni describe lugares ni anuncia intenciones éticas en el cauce del verso. Solo hace del amor y sus variables un eje central, un monolítico asunto literario cuya psicología admite un profundo sondeo.  La introducción expande también aclaraciones sobre las características formales, la complejidad de los argumentos verbales y analiza los enfoques y perspectivas que ocupa la voz poemática al abordar cada soneto.
   La traducción de Jenaro Talens no mantiene la rima porque busca sobre todo una versión fiel de las cualidades semánticas. Sí en cambio mantiene el aire lírico de cada pieza que llega al lector con la calidad de una sugerente sintaxis. Es lo esencial de la traducción: que mantenga el espíritu de quien trazó los renglones escriturales, que sobreviva al tiempo y deje las líneas maestras de calidad y belleza que tuvo en su edición original. Y aquí se logra plenamente. Volver a W. Shakespeare es regresar con paso firme a lo mejor de la literatura.

 

domingo, 9 de noviembre de 2014

FIRMES, PERENNES...

Fotografía de Toledo Llaboratory
 
HOJAS DE OTOÑO
 
                                                      Para Herme G. Donis,
                                           firme, perenne...
 
 Rojo sosiego
dormido entre las ramas,
firme, perenne.

sábado, 8 de noviembre de 2014

EL OLOR DEL BOSQUE

Paseo por las Hoces del Duratón
Fotografía de Javier Cabañero
EL OLOR DEL BOSQUE

                        Para Irene y Javier

En el seno del bosque un rumor de presencias fugaces. No estoy solo. Están.
Descubro cerca una camaradería secreta entre realidad y geografías imaginarias.

No te equivoques: la razón oposita cada día a magma informe.

Esos gestos inadvertidos que hacen del sol una luz artificial, propicia para hilvanar pasos perdidos.

La orfandad del solitario es el epitelio de la ternura.

viernes, 7 de noviembre de 2014

GASPAR MOISÉS GÓMEZ. EDÉN PERDIDO

Edén perdido y otros síntomas
Gaspar Moisés Gómez
Eolas ediciones, 2014
Fotografía del poeta: Diario de León 
LAS VOCES DE LA NADA
 
   Décadas de labor convierten a Gaspar Moisés Gómez (Serranillos, Ávila, 1927) en un sólido enlace intergeneracional. El poeta ha hecho suyas distintas claves estéticas que han ido trazando el prolongado recorrido hasta el cambio de siglo. Su densa obra, iniciada con la entrega Con ira y con amor, en 1968 ha protagonizado una sosegada mutación, desde el realismo social de los años sesenta hasta una lírica de pensamiento, más centrada en el tiempo como argumento temático central.
   En esa estela se sitúa el último poemario de Gaspar Moisés  Gómez, Edén perdido y otros síntomas. El hablante lírico busca como interlocutor a un yo desdoblado a quien exponer indicios germinales de esa etapa de cierre en la que deambula la experiencia vivencial. La conciencia percibe cercano y presente “ese punto final de la belleza”; se ha ido agostando la claridad de la amanecida y cada sujeto sigue tanteando respuestas e indicios de lo perdurable. Y en esa percepción se deja espacio a la declinación, de esa marcha tenaz hacia la amanecida. El cisne, por ejemplo, se hace representación gráfica de ese conflicto entre lo que resiste y lo finito: la belleza no es sino el encuadre parcial de lo diario. También la manzana de Adán significaba la consecución de un logro máximo, aunque esa posesión abocara a la expulsión del edén. Y es débil el gorrión en vuelo, tachando el azul del horizonte capturado por las garras del gavilán. Son elementos vitales que se hacen lecturas de un lejano sueño forjado por una identidad esperanzada.
   El declinar del tiempo deposita en el borde del no ser, deja  en la conciencia la sensación de llegada a la sombra. Lo vivido toca fondo, convierte al acontecer en una imagen congelada que se refleja en el cristal y que, poco a poco, se va diluyendo en el mapa de la memoria: “No hay otra verdad / que la que nos está mirando / con levedad mortal desde ese espejo / y agota nuestro ser hasta extinguirlo / en la belleza.”
   Cada identidad escribe la azarosa grafía de un destino cumplido, como si el itinerario fuera un recorrido de dirección única. Solo queda el patrimonio menguante de los pasos dispersos, ese ejercicio de despojamiento hacia un final en el que la muerte se transparenta. La voz se agota y se rinde el cuerpo, casi perdido la noción del origen, mirando el entorno con la distancia de quien sabe que la fugacidad es una naturaleza común y compartida y el porvenir un mero espejismo que borrará la noche. Solo queda el regreso hacia si mismo, caminar en círculo por un viaje interior para hacer de la propia identidad la razón de ser: “No agravéis aquello / que ya un dios hizo en su naturaleza  / infeliz. Que cada uno coma / su manzana. Esto ya sabemos / que no es el Paraíso. Mas dejadnos / soñar entre las hojas trémulas, / la forma que perdimos y por la que luchamos / aún de parte del ángel”
    Edén perdido y otros síntomas hace de cada verso una mirada. Con  serena palabra, sin la estridencia de lo declamatorio, los versos escriben con trazo incierto el largo soliloquio de quien mira su rostro reflejado en el tiempo. Una faz que es imagen de un paraíso perdido, casi desvanecido en la memoria, pero cierto y real, capaz de sembrar todavía la ilusión tenaz de los regresos.
 

miércoles, 5 de noviembre de 2014

EL DESAMPARO DEL AMANECER

Fotografía de Andrés Romarís

INSOMNIO

             Para Ada Salas

Aprendo a recorrer la noche en vela,
tras el neutro latido
de un reloj digital.
Arañazos de luz fijan la sombra
al desamparo del amanecer.
Al principio eras tú
víctima vulnerable;
ahora somos acuerdo solidario
porque el cansancio enfría nuestro lecho
y agreste se cobija
espalda contra espalda.

Deshabitar insomnios
es difícil tarea;
cada intento provoca deserción.
Angustia el lexatín, no puede el valium,
fracasa la terapia del respirar profundo;
la saliva retiene
un dulzor sosegado
de melisas y espinos,
y el desvelo perdura.

A veces el silencio
agranda sus certezas
e impone a cada cosa su sentido.
A veces algún ruido se convierte
en un grito discorde
y aleja las bandadas de tenaces recuerdos.

Se dilata la noche;
la claridad agosta su piel negra.
Entra en mi nada el sueño
no como distensión apaciguada
sino como reflejo de inquietud.
Parpadea un relumbre. Se define un color.
En él comienzas.
Porque no sé, mis labios te pronuncian.

        (La noche en blanco,  Barcelona, 2005)

lunes, 3 de noviembre de 2014

ALONSO GUERRERO. UN DÍA SIN COMIENZO

Un día sin comienzo
Alonso Guerrero
De la luna libros, Mérida, 2014

TRENES DE CERCANÍAS
 
 
    Una verdad compartida: la fecha del once de marzo de 2004 quedó grabada en la mente de todos como el día de la infamia. Una jornada negra de incertidumbre y muerte que talló en cada memoria una senda de nombres propios que soporta incansable su permanente estar. Latían en las estaciones de cercanías que jalonaban el trayecto diario entre Alcalá de Henares y Atocha: Santa Eugenia, El Pozo del Tío Raimundo… Son los nombres de las víctimas de aquel atentado atroz que ocasionó un seísmo cuyos efectos perduran.
   Acercarse a esa tragedia sin empañar el ánimo, con la prosa calibrada y distante del cronista es tarea compleja porque cada lector tiene en su interior una imagen viva de aquellas secuencias. Esa es la propuesta literaria de Alonso Guerrero. El escritor, nacido en 1962, consiguió en 1982 uno de los certámenes de relatos más conocidos de Extremadura, el Felipe Trigo, y desde entonces alterna como géneros esenciales el cuento, con entregas como Tricotomía, Fin del milenio en Madrid  y De la indigencia de la literatura, el ensayo, los artículos en prensa y  la novela, representada por títulos como Los ladrones de libros, El durmiente, El edén de los autómatas, Doce semanas del siglo XX y su última salida, Un palco sobre la nada, una visión especulativa del futuro.
   Un día sin comienzo aborda la amanecida de aquel once de marzo con objetivismo y hace de aquel tiempo una cronología sin resquicios sentimentales previos. Treinta y siete personajes salen a escena en treinta y siete minutos. El escritor elige la mirada distante de un narrador omnisciente para adentrarse en las biografías que entrecruzan su destino en el espacio de los andenes y en los asientos de cada vagón. Cada  minuto cuenta porque en él se deshilvana el paso de protagonistas inadvertidos que animan derrotas cotidianas, ilusiones y sueños: estudiantes que acuden a sus centros de formación, inmigrantes que buscan una amanecida a su situación económica, amas de casa que hacen cuentas diarias para organizar sus vidas, enamorados, ciudadanos a pie que viajan por las calles solitarias de la melancolía, todos están en el interior de un tiempo imprevisible, porque solo en la rutina de lo cotidiano duerme el azar.
   La excelente novela de Alonso Guerrero sobre un tema tan trágico no se posiciona. El relato no busca dar respuestas e interpretaciones. Simplemente describe a esa gente que sube a los trenes con las ojeras del tedio diario, enumera detalles y circunstancias de travesías minúsculas, cuyo itinerario  define a la gente común. Los pasos coinciden en el trasiego de un cruce fugaz. Quien impulsa la escritura “mira una multitud cuyo silencio es un cuento narrado junto al fuego”.
   Con precisa cadencia, el avance argumental de Un día sin comienzo va dejando en el lector la creciente inquietud de la espera. Pero el relato anula cualquier concesión al patetismo; solo explica el poso de cada devenir con la máxima desnudez. Lo demás está en la conciencia de todos: el estruendo final es una página en blanco, sin palabras, una espera que tiene dimensión trágica.