domingo, 31 de mayo de 2015

sábado, 30 de mayo de 2015

A MANO. NOTAS DE UNA FIRMA DE LIBROS

Firma de Libros, 29 de mayo, 2015
Fotografía de Adela Sánchez
Stand de DISTRIFORMA
Feria del Libro de Madrid

A MANO. NOTAS DE UNA FIRMA DE LIBROS
 
   El insomnio, interlocutor inquieto de mis noches, se durmió conmigo. La tarde en la caseta cuarenta de Distriforma cumplió expectativas y dejó en mi cuaderno blanco un registro variado de asuntos resueltos.
   Vino puntual Dolores Leis, para argumentar con el silencio y su lógica demostrativa que la buena amistad no es florecilla de un día y que el café pendiente tiene más sentido que nunca.
   María Millán nunca cedió el testigo de su apoyo sincero ni de su compañía desde que coincidiéramos hace más de veinte años en las aulas del Colegio Victoria Kent para hacer de lo laborable un apéndice enriquecedor de armonía y para reafirmarse en lo esencial porque lo demás casi nunca importa.
   Jacinto y Luisa reconstruyeron en mi memoria un pasado de secuencias vivas y un viaje a Canadá que perdura intacto en el mapa del ahora y en los futuros itinerarios por compartir.
   Pooja Anil me llegó de la mano de la poesía de Rosario Troncoso en Casa del Libro de Fuencarral y hoy regresó, con toda la familia, para abrirme las puertas del trabajo común y proponerme la traducción de algunos de mis poemas al hindi, un ilusionante proyecto.
   Fue mágico e inesperado saludar de nuevo a José María Cumbreño, siempre grande, que inscribe el sello de ediciones Liliputienses en el cauce continuo de la buena literatura, y me regaló varias novedades que ya buscan hueco en mi tiempo lector.
   Las interferencias de firmas y saludos a futuros lectores impidieron una conversación sosegada con Nuria Cubero, hecha de música, y con Esperanza Hernández, que animó conmigo muchos años la vida cultural del instituto.
   Y abracé en la despedida con cerveza y terraza la amistad de Luis García Montero, epítome del poeta en la calle, que pone brújula en sus versos tras la tormenta sin puerto de IU.
   Regreso a casa con sonrisa de mayo, tras llenar mis pulmones, con el aire proteico del Parque del Retiro. Volveré pronto. Mañana o cualquier día; siempre soy un sedentario feliz entre renglones escritos por amigos y libros. 

viernes, 29 de mayo de 2015

EN LA FERIA DEL LIBRO DE MADRID

Feria del Libro de Madrid

POÉTICA HOMENAJE

             A los que estuvieron conmigo, a los que están

Preguntan mis amigos
-los pocos que me quedan, aquellos que sospechan
que una sonrisa es triste,
los que cerca apuraron copas y adversidades,
los sitiados al norte por el mundo,
al sur por la cicuta cotidiana,
al este y al oeste por extraños
semejantes en todo-,
con esa ingenuidad de los actos reflejos,
que cómo sobrevivo al triple salto
de escribir un poema con los tiempos que corren.
Me tienta sumergirlos
en la desolación de una monografía
sobre los suplementos nacionales
(literarios, se entiende),
en la gélida hondura de mi espejo,
en la Torre de Brainor,
o en la sección de libros
de grandes almacenes.
Mis amigos insisten
y de nuevo un silencio cicatero y reacio
me contiene, porque otra vez un verso
me ha sellado la boca
y oculta su mordaza
la posible respuesta.

     (De Población activa, Gijón, 1994)

jueves, 28 de mayo de 2015

APUNTES SOBRE "NINGUNA PARTE"

Días en el aula, IES Duque de Rivas (Rivas-Vaciamadrid)

 LECTURA POÉTICA EN EL INSTITUTO
 
“ Porque la memoria es distraída, hoy quiero comenzar por el final, por anotar las deudas contraídas por mi libro Ninguna parte. Debo la respiración de sus poemas a Javier Sánchez Menéndez, poeta y editor, que abrió la ruta hacia La Isla de Siltolá. El instituto Duque de Rivas me acoge en sus aulas y en su biblioteca, quietud de libros, hospitalaria y cómplice, donde duerme la voz de tantos maestros. Hoy conmigo, en las aceras del afecto, mis alumnos de Educación Secundaria, que dan forma a una vocación docente sostenida y a un largo cauce de explicaciones que ha propiciado muchas horas de aprendizaje y conocimientos. Y naturalmente, mi deuda con todos los profesores que hoy me acompañan y dejaron en cualquier parte el gastado papel de las excusas para viajar juntos hasta los  paisajes de Ninguna parte. A todos, un abrazo de gratitud.  
  Nos pasamos la vida buscando lo que no está en Ninguna parte. Perseguimos la quimera de la felicidad, esas huellas en la arena que al final de trayecto nos dicen que la meta fue cada uno de los pasos hilvanados hasta el atardecer. Lo dijo Kavafis en verso memorable que todos recuerdan -Ítaca es el camino- y concede sentido a la amarga ceniza del adiós.
 “Patologías”, primera parte de este poemario, está invadida por el desajuste existencial; la erosión del tiempo en el entorno más próximo y en la propia encarnadura incrementa la dependencia de lo fisiológico; el desgaste nos convierte en seres vulnerables que hacen de la incomunicación una resignada espera en la que se va ratificando el final. La existencia, entonces, se torna oscuramente dramática y dispara el sentimiento de culpa.
  Mucho más optimista, el segundo bloque, “Deshielo”, hace del amor y la amistad una forma de estar en compañía y compensar carencias. Los sentimientos son hálito fundamental para seguir el viaje o para recorrer trayectos que mudan paisajes y afectos. Poemas para una habitación con luz.
  La existencia, como decurso temporal, conlleva una inevitable cesación. El epitafio no es sino la voluntad de seguir hablando cuando consumimos el turno de palabra que, de este modo, se convierte en rebeldía frente al silencio.
  Nunca entendí la poesía como algo misterioso e inefable, solo al alcance de iluminados que esperan la azarosa llegada de la inspiración. Creo en el trabajo intelectual que transforma lecturas y vivencias en expresión lingüística. Esta consideración del ideario poético está presente en el último apartado, “Y todo lo demás…”. Difunde impresiones sobre asuntos internos de la literatura: el mensaje, la expresión comunicativa, la distancia entre idea y logro, la identidad del yo lírico…Literatura.
  Pretendo que Ninguna parte, por su constitución interna, sea expresión fiel de una mirada de pautas crepusculares cuyo contenido mezcla imágenes y sentimientos. Son los ojos del ocaso, aunque no olvido que el anochecer siempre tiene un inseparable enlace con la amanecida, una íntima simbiosis. Nos quedan la palabra y la esperanza.
 
 

martes, 26 de mayo de 2015

EL PASADO DELANTE

"Lectura". Fotografía de Javier Cabañero
 
EL PASADO DELANTE (AFORISMOS)

Pasan años abriendo itinerarios; los que llegan olvidan el trayecto de vuelta.

El otro es aquel que hunde sus raíces en el uno.

Alza planos del caos.

Alguien que no soy yo sale a buscarte.

Tras el desaliño y la apatía, la vida como arte

Esa dictadura perpetua de las debilidades obliga a pensar en cómo huir de uno mismo.

                (Del libro Mejores días, Mérida, 2009)

lunes, 25 de mayo de 2015

MARISOL HUERTA NIEMBRO. POEMAS EN DIRECTO


Poemas en directo
Marisol Huerta Niembro
Prólogo de Álvaro Muñoz Robledano
Diseño de cubierta: Juan Carlos Mestre
Amargord ediciones, Madrid, 2015
 
CALIGRAFÍAS

   Docente en ejercicio con firme vocación y larga experiencia profesional y formada como escritora en los talleres creativos de Jesús Urceloy, la asturiana Marisol Huerta Niembro ha ido sembrando pasos líricos en revistas y foros digitales y cuenta en su bibliografía con las plaquettes Ellas y Las hojas junto al poemario Puedo empezar así (Renacimiento, 2010), entregas en las que ya germina la caligrafía singular de una escritura que ahora se fortalece con el XXVI Premio de Poesía Ciudad de Cáceres, Patrimonio de la Humanidad, concedido a Poemas en directo.
  La voz cordial de Álvaro Muñoz Robledano abre la puerta con el liminar “Lesa tradición”, una cálida conversación  que invita a hacer de la razón del poema una pared para no percibir las grietas de estos días grises en los que la inquietud y el decaimiento forman el coro de un acontecer desnortado. Así define en su introducción el aporte verbal de Marisol Huerta Niembro: “Cada uno de estos textos es pregunta y protesta: por qué las palabras significan, y por qué su significado es el bastón de mando retorcido entre las manos del poderoso. El dolor, el erotismo, el amor, la indignación, son el presente de este libro; son perseguidor y perseguido. Son la cadencia más cercana a la música que he musitado en mucho tiempo”.
  Como un mensaje oral que nos convierte en confidentes, el aserto “Poemas en directo” refuerza el son intimista y conversacional del lenguaje. La autora  llena sus labios de vocablos que definen la piel diaria de lo cotidiano, aunque su incansable fluir no proporcione brújulas ni mapas salvadores.
  Prevalece la sensación de intemperie que obliga a cada identidad a buscar un refugio, ese camino interior en el que regresamos hacia las últimas preguntas, cuando los ojos del estar se van llenando de contingencias. Son las conocidas sensaciones de lo transitorio, que parecen discurrir ajenas a nuestra voluntad anque humedezcan el ahora con su lluvia de efectos secundarios. Nos queda la palabra, ese verso gastado que busca explicaciones con el tono didáctico de quien tiene una tiza entre los dedos: “Pueden hacerse piedras las palabras / y dejarnos pasar al otro lado, / atravesar el río, -que es lo que importa- cuando leemos. / Son piedras las palabras, cruzan el río, / llegan al otro margen, -que es lo que importa- / y nos sirven de apoyo para que cada uno / encuentre lo que busca “.
   El entorno y sus bifurcaciones dan pie a brotes argumentales que crean una notable  connivencia con el lector; al cabo, las ventanas dejan sitio a secuencias vivenciales capturadas al vuelo o a reflexiones sobre la marea urbana de lo laborable. Cercano y tangible, el sujeto verbal de Marisol Huerta Niembro comparte bienes gananciales con el yo biográfico, se mira en sus espejos y gesticula con el mismo ceño ante las asimetrías de la realidad. Pero siempre cultiva el propósito ingenuo de regar la esperanza, de hacer de su voz un eco solidario para que el reloj siga su curso y marque puntual un alba con sonrisa. 

domingo, 24 de mayo de 2015

EL SUEÑO DE LA ARDILLA

 
 

EL SUEÑO DE LA ARDILLA
   Al atardecer, en las manos se abrieron los puntos de sutura del cansancio y se hizo más visible la derrota de nunca acabar.  Como en aquella prosa de Paul Celan, me sentí  una ardilla extenuada, al pie de un tronco añejo, que nunca pudo liberarse del sueño de buscar nueces con cáscaras de cristal.

 

 

 

sábado, 23 de mayo de 2015

CANCIÓN DEL SÁBADO (AFORISMOS)

Motivos personales
José Luis Morante
La Isla de Siltolá, Aforismos
Sevilla, 2015
CANCIÓN DEL SÁBADO (AFORISMOS)

Procuro abandonar viejas ideas, antes de que se conviertan en tribunales implacables.

Si mi voluntad es una llama débil regreso a la poesía de Juan Gelman; el silencio del verso para galvanizar la conciencia y alejar los miedos.

Azarosa deriva de mis desamparos, famélicos soldados de un ejército en fuga.

Solos, siempre solos, sin entender por qué, con el reloj dormido en otro tiempo.

Náufrago: heterónimo del pesimista.

jueves, 21 de mayo de 2015

MANUEL NEILA. CLIMA DE RIESGO

Clima de riesgo
Manuel Neila
Renacimiento, Sevilla, 2015

LA VIDA BREVE
 
   En los últimos años, la escritura de Manuel Neila (Hervás, Cáceres, 1950) ha sido muy fecunda y diversa, “ un continuo pasear por la ciudad del lenguaje”  hasta desmentir ese molde gastado de escritor secreto y cauteloso que pregonaban las solapas de sus libros. Cultiva facetas como el ensayo breve, los aforismos, la traducción, el articulismo crítico y la poesía de la que encontramos una representativa selección en la antología El camino original, prologada por Luis Alberto de Cuenca. Su mano también ha impulsado varias ediciones críticas sobre todo de autores franceses y es el director literario de la colección de aforismos “A la mínima”, en la editorial Renacimiento.
   Su nueva aportación Clima de riesgo compila breves anotaciones escritas con un enfoque meditativo. El protagonista verbal da cuerpo a una “conciencia vigilante” que hace del acontecer un cúmulo de sensaciones, pensamientos y afanes. Son los estados de una personalidad zarandeada por las marejadas sociales; la identidad concreta del personaje está definida por un tiempo histórico que modifica o regula su fondo de convicciones.
   La disposición fragmentaria del material compilado no tiene fechas aclaratorias (más allá del aserto general de 2012 que abre el volumen) aunque tiene amplias afinidades con el fluir orgánico del diario. En él se suceden opiniones personales y juicios críticos de urgencia que germinan apenas concluye la lectura, junto al legado de impresiones que proporcionan los viajes y el pesimismo tácito de los titulares de prensa.
  En suma, un dietario que invita al pacto autobiográfico del yo frente al espejo de los días, cuyo afán más representativo y practicable es el diálogo callado de la biblioteca. Vivir es eso: literatura; un itinerario habitual que tiene como meta los estantes para escuchar sugerencias y revelaciones, porque el poder de la memoria cultural es impagable y ayuda a superar el estado de incertidumbre de la vida breve.  Pero la realidad nos convoca a diario  a habitar sus aceras y a representar el papel de peón en brega frente a un mundo cambiante, sensible y perecedero que no pocas veces se refleja en el cristal con el ceño fruncido y desapacible. El ser ciudadano dirime sus actos en un campus social que genera sentimientos paradójicos, estados de ánimo discontinuos. En él perdura la “nostalgia de la inocencia”, una sensación que conlleva la idealización del pasado y baña la cronología del ahora de escepticismo e ilusión catatónica.
   La pujanza narcisista de quien hace de lo cotidiano inacabable sustrato argumental siempre acaba formulando una cuestión central: la razón de ser de la práctica autobiográfica. Manuel Neila formula sus anotaciones bajo el flexo de luz de una doble exigencia: veracidad y fabulación al crear este fragmentario monólogo del yo como sujeto moral y estético.
   Clima de riesgo sugiere la caligrafía de una carta personal que recrea el complejo transitar del pensamiento en su recorrido por los días. Diálogos y confidencias de una voz limpia y nunca distante que siente empatía por los jardines de la escritura. Palabras sueltas de un solitario que escribe: “Pensar por cuenta propia es pensar a la intemperie, al socaire de la comunidad académica y lejos de la comunidad civil”. Páginas para dar voz al otro, ese personaje escindido que habita en el interior de cada uno.

miércoles, 20 de mayo de 2015

EN VUELO MIGRATORIO


 
PÁJAROS
 
                                            Su piel sufrió una extraña mutación
             y se hizo pájaro.
 
Hacia la nada,
en vuelo migratorio.
Final de ruta.
 

martes, 19 de mayo de 2015

CARLOS RAFAEL RUTA. RAZÓN POÉTICA

Brizna perdida
Carlos Rafael Ruta
La Isla de Siltolá, Sevilla, 2014
RAZÓN POÉTICA

   La Isla de Siltolá incorpora al catálogo de la colección Tierra el poemario Brizna perdida de Carlos Rafael Ruta, una atinada iniciativa que permite explorar los trazos líricos de una firma esencial del acontecer cultural argentino. Nacido en la Plata, Buenos Aires, en 1956, completó estudios universitarios de filosofía en La Plata, Buenos Aires, Barcelona y Zúrich. Como ensayista ha centrado sus estudios críticos en la filosofía alemana medieval y sobre todo la mística renana y el pensamiento del maestro Eckhart, publicando numerosos estudios de su especialidad. Rector de la Universidad Nacional de San Martín y docente con muchos años de dedicación, ha publicado los libros de poesía Merecer la soledad, Grieta de penumbra, Llueve y distancia, Trasiego y el más reciente, que ahora se presenta en Madrid, que cuenta con un extenso umbral del filósofo y ensayista Jesús Moreno Sanz.
  A nadie sorprenderá, conociendo el sesgo intelectual del filósofo, historiador y  nuestro máximo especialista en la obra de María Zambrano, la profundidad de campo que contiene este prólogo de Jesús Moreno Sanz. La introducción devana el estar convivencial en la poesía de Carlos Rafael Ruta entre filosofía y lírica; no son itinerarios dispares sino espacios trabados en una misma unidad expresiva que despliega un colmado muestrario de interrogaciones: en el interior de cada identidad se refugia su percepción del entorno, los indicios transitorios que van jalonando el existir al paso y de esa experiencia cognitiva nace la inquietud de ser, como un ejercicio de búsqueda y anhelo. De ellos da cuenta la palabra poética, esa lucidez del verbo por ir percibiendo entre los pliegues de lo cotidiano, con la ilusión del náufrago que bracea para no perder nunca la esperanza de una cercana costa. Empeñada en resistir la noche, cada voz lírica avanza entre disoluciones y regresos y Carlos Rafael Ruta  en las sucesivas entregas escucha ese silencioso diálogo del yo consigo mismo para acercarse al centro del vacío. Como recuerda el prologuista, Brizna perdida alude a ese sentimiento de fragilidad que tiene la existencia, a esa forma precaria de estar entre las cosas que hacen de cada yo un espacio inestable.
  El hablante verbal plantea el tránsito en el tiempo como una singladura marina con un amplio contingente de inquietud. Sin mapas ni brújulas, abundan los términos que aluden a la noche y a los certeros signos de la tempestad. No hay calma ni un manso recorrido hacia el puerto sino una precisa percepción del peligro, como si ya se percibiera la acritud del naufragio, la aceptación de que la voluntad es una hoja al viento: “El coraje de vivir / se nutre de todas las derrotas “.
   En Brizna perdida el verbo poético de Carlos Ruta sondea en la expresividad del lenguaje para exponer matices nuevos, proclives a la sugerencia, con una dicción apoyada en imágenes que obligan al lector a un ritmo lento; la travesía por los significados es compleja, como es complejo aceptar la idea del hombre enquistado en su laberinto.  

lunes, 18 de mayo de 2015

CON CARLOS RUTA Y JESÚS MORENO SANZ

Con CARLOS RUTA y JESÚS MORENO SANZ

   Cinco minutos antes de cerrar mi maleta para un largo viaje familiar en el litoral levantino, me llama por teléfono Javier Sánchez Menéndez, amigo, poeta y editor. Su propuesta es compleja: intervenir en la presentación del poemario Brizna perdida de Carlos Ruta, junto al filósofo Jesús Moreno Sanz, un nombre propio singularizado en el perfil cultural del ahora. No tengo dudas, aunque solo pueda abordar las páginas recientes de ambos autores para una bibliografía de urgencia. El encuentro es el martes a las siete y media de la tarde en Madrid.
   Digo sí porque es un privilegio compartir mesa  y reflexiones con Jesús Moreno Sanz, licenciado en Filosofía, Ciencias Políticas e Historia Moderna y Contemporánea, poeta, profesor, conferenciante y ensayista empeñado en editar las obras completas de María Zambrano.
   Digo sí porque el encuentro me permite conocer en persona a Carlos Ruta, Rector de la Universidad Nacional de San Martín, filósofo especializado en la figura del maestro Eckhart y la mística renana, editor y poeta con un largo itinerario que ahora prosigue con Brizna perdida, publicado en España en el sello La Isla de Siltolá.
   Y después del acto de presentación en la hospitalaria Casa del Libro de Fuencarral, donde Néstor Villazón siempre regala eficacia organizativa y afecto, en el silencio de la buhardilla  madurará con mesura una travesía lectora confortable. En días de verano la noche es corta y suele madrugar la amanecida, cuando suenan extrañas e imprecisas las primeras noticias en el transistor. 

jueves, 14 de mayo de 2015

REMEDIOS SÁNCHEZ GARCÍA. EL CANON ABIERTO

El canon abierto
Última poesía en español
Remedios Sánchez García (Ed.)
Selección de poemas de Anthony L. Geist
Visor, Madrid, 2015
UNA ANTOLOGÍA CONSULTADA
 
  “Toda antología es un error”. Con ese planteamiento prepotente y maximalista se recibe de modo habitual (supongo que hay excepciones en alguna parte) cualquier incursión en el poblado campo de la lírica contemporánea, paisaje siempre sometido al ojo avizor de lo subjetivo. Dispuesta a la controversia crítica, El canon abierto. Última poesía en español es una antología consultada de utilidad manifiesta para resolver el logaritmo poético de nuestra época. El volumen ha sido coordinado por la profesora Remedios Sánchez García, responsable del análisis introductorio, y cuenta con una selección poemática de Anthony L. Geist, profesor de la Universidad de Washington, autor de la nota descriptiva de cada antologado junto al mínimo muestrario lírico.
   El aporte teórico “De qué hablamos cuando hablamos de canon” despliega unas cuantas claves situacionales. Para un campo de estudio tan amplio como nuestro ámbito lingüístico se hace necesario establecer estrictos criterios para que la selección sea representativa y acoja, además, variables cualificadas. Un trabajo especializado que requiere la complicidad de críticos, antólogos y estudiosos. El canon debe entenderse como un concepto abierto donde se reflejan los signos literarios de un tiempo histórico. Es, por tanto, una suma de voces, una coral polifónica con nutrida perspectiva de autores cuya obra está en pleno proceso de producción y práctica.
  Todo discurso lingüístico se fortalece desde la tradición. Ese legado fija en el devenir un aporte nutricional del que se nutren las voces del ahora. Cada sujeto entronca con un sustrato de antecedentes que concede plena vigencia a incursiones formales y fondos temáticos. De esa cronología de generaciones, grupos, tendencias y poetas islas emana una realidad estética en construcción que cuenta con dos orillas geográficos: España e Hispanoamérica. No son espacios unitarios sino contextos de ideas creadoras heterogéneas y en transformación. Surge así una genealogía que sirve de amanecida a obras emergentes, herederas de todas las etiquetas ya consolidadas en los distintos estudios críticos. Esta labor revitalizadora es esencial para los nuevos nombres, esa primera fila del porvenir.
  Sería casado enumerar aquí todos los parámetros escriturales vigentes. La línea creadora es larga y aglutina fases y tramos que van desde el irracionalismo más hermético, fragmentario y críptico, hasta la claridad figurativa, desde el afán de ruptura hasta las poéticas que hacen suyas las contingencias sociales en su dimensión colectiva. El verso actual es dinámico y plantea una dialéctica de contraluces porque no es un todo acabado sino una actitud de búsqueda y profundización que no pone lindes a las posibilidades expresivas.
  Los seleccionados conforman un grupo policéntrico, con moldes singulares para el yo lírico; el sujeto posmoderno llega a los espejos del poema con trazos variables e identidades complejas que acumulan registros donde tienen cabida los indicios más recónditos de cada personalidad literaria. Aquí se integran representantes literarios  de veintiún países unidos por un idioma común que han  sido seleccionados tras consultar sus preferencias a casi doscientos investigadores, críticos y docentes de más de cien universidades. Una mirada plural sobre poetas nacidos entre 1970 y 1985 que marcan la senda del siglo XXI. Con los más votados se ha realizado un ecléctico listado de cuarenta nombres, formado por trece españoles y veintisiete hispanoamericanos de nacionales que promueven un mapa plurinacional promovido por editoriales de amplia difusión en ambos lados como Visor, Hiperión y Pre-Textos.
   Con El canon  abierto, Remedios Sánchez García deja en las estanterías de la memoria una indagación en profundidad sobre las líneas de fuerza de los últimos años. En su estructura, siempre selectiva y parcial, están las estéticas más jaleadas por los medios y sus personalidades más relevantes. Un cuerpo plural cuyas formas describen la identidad cultural de nuestro tiempo y proyecta su sombra perdurable hacia la amanecida del futuro.

miércoles, 13 de mayo de 2015

JOAN MARGARIT Y LUIS GARCÍA MONTERO. AMIGOS Y MAESTROS

Joan Margarit
Arquitecturas de la memoria
Edición de José Luis Morante
Letras Hispánicas, Madrid, 2006
AMIGOS Y MAESTROS

   Sé que las lecturas son decisiones pactadas. Sobran las recomendaciones de críticos y expertos porque los títulos elegidos regulan el paso y acomodan su caminar al pautado desplazamiento de cada lector. Pero quiero dejar constancia de dos ediciones que sembraron en mi trabajo literario una alegría inmarchitable: Arquitecturas de la memoria, estudio sobre Joan Margarit con una selección bilingüe de poemas, y Ropa de calle, exploración del recorrido lírico de Luis García Montero. Son dos entregas en cuyas páginas sondeé largo tiempo; me obligaron a un continuo diálogo con el quehacer estético de voces esenciales de la poesía contemporanea.
  Soy agradecido; es meridiano que el esfuerzo mereció la pena: los dos se quedaron conmigo y habitan a diario en la casa personal de los afectos: Joan Margarit y Luis García Montero tienen la doble identidad de maestro y amigo; y suelo consultar mis dudas y certezas  con los protagonistas verbales de sus poemas. No son ellos pero comparten el aire de familia y los gestos escritos de la buena amistad.


Luis García Montero
Ropa de Calle
Edición de José Luis Morante
Letras Hispánicas, Madrid, 2011

martes, 12 de mayo de 2015

SENCILLO, COMO UN ARCO IRIS

"Arco iris en Rivas"
Fotografía de Adela Sánchez
SIMPLIFICANDO

Hubiera deseado, con el fervor de un niño,
que esta tarde al mirarte
se vistiese de nieve la pupila;
que no tañera más la vieja cuerda
que espanta los silencios...

Pero hace cada encuentro mayor la sobredosis
de palabras cruzadas
que inevitablemente
salpicarán inútiles.

No importa; soy tu amigo.
Asumo las razones veniales
que a un corazón sustentan
y mimo tu recuerdo
como si fuera un disco de Dylan o de Springteen,
como si fuese un libro,
una lasca neolítica,
el aroma de un beso.

        Rotonda con estatuas (Madrid, 1990)

lunes, 11 de mayo de 2015

ROSARIO TRONCOSO. TRANSPARENTE

Transparente
Rosario Troncoso
La Isla de Siltolá
Sevilla, 2014

ESCENARIOS DEL YO
 
   La realidad poética de Rosario Troncoso (Cádiz, 1978) integra las entregas Huir de los domingos, carta de presentación que amanece en 2006, Delirios y mareas, El eje imaginario y Fondo de armario. Son pasos escritos que buscan escenarios vivenciales al yo y definen el taller literario como un acercamiento al sujeto verbal desde la introspección para sacar a flote instantes y matices del acontecer. En este recorrido de casi una década, que se completa con otros registros como el articulismo en prensa, la dirección de la revista digital “El ático de los gatos” y la coordinación de una antología de poesía escrita por mujeres, al que ahora se suma el poemario Transparente, percibimos una pretensión de unicidad. El lenguaje viste una perspectiva intimista y conversacional en clara huida de cualquier experimentalismo. 
  Transparente mantiene con solvencia este ideario figurativo que busca vadear en el proceso lírico la misma corriente literaria. Poesía coloquial de posibilidades abiertas para conectar de inmediato con el hablante y su disposición interna. El poema es una propuesta conversacional en el que las palabras hilvanan la esfera de los sentimientos y esas relaciones que irrumpen a diario en las aceras de lo cotidiano.
   El lenguaje del poema aporta vivencias y pensamientos, sin más énfasis, que la verosimilitud de trazos que retratan al interlocutor. La voz habla de sí misma, de sus dubitaciones y certezas, de sus rituales cotidianos y quehaceres porque las pequeñas cosas y los detalles son una razón iluminadora que franquea el paso a la verdadera identidad.
  La estructura del poemario es dual, con una extensión similar en los dos apartados. En el inicial, es el deseo quien tiene la primacía argumental. Este encauzamiento sensorial hacia el otro somete a la conciencia del personaje a una búsqueda obsesiva y tenaz que deja sus señales en la piel de los días.
   Pero la existencia está siempre marcada por lo transitorio. Es una suma de señales provisionales y estelas fugaces que solo en la memoria encuentran resistencia. De ese estar en la brisa cambiante da cuenta, con palabra atinada, el poema “Caducidad”: “El gran futuro fue / el sueño de los otros. / Lo nuestro era alentar / que siguieran su curso, / los bailes sin música, / los bienes gananciales, / el fingido calor / las cortinas a juego / y todos los correctos espejismos”. En ese aprendizaje natural que proporciona el tiempo, la soledad parece estación de llegada. En los poemas escuchamos una palpitación elegíaca cuando la compañía se diluye y el deseo difunde su espejismo. Jaime Gil de Biedma  escribió con palabras memorables que la vida iba en serio; era la expresión lúcida que definía un tiempo de pérdidas y ausencias en el que la soledad se asume como un mal sueño que perdura también cuando tocan los dedos de la aurora o concluyen cansadas las horas amarillas del verano. Queda el yo sin coordenadas, casi a la intemperie, libre de lastres y dispuesto a ensayar otras rutas.
  El sugerente título de la segunda parte “Ya no son infalibles las rutas conocidas” incorpora una cita de Nicanor Parra que alude al desconcierto existencial. La inercia sustituye al asombro, y los pasos destiñen movimientos de autómata; el estar se hace costumbre.  Encontramos en el poema “Noviembre” esa sensibilidad gastada en lo diario: “ Y quizás hoy todo se vuelva amargo: / el azúcar, la lluvia, este noviembre / que resiste en pie, abrazado a una nube / ya vacía de azules, voces, poemas.”
  El libro Transparente de Rosario Troncoso rastrea en los entresijos de la memoria para describir con emotiva ternura los escenarios del yo. Deja al lector la caligrafía dispuesta de quien se describe a sí mismo en la media distancia del espejo.

domingo, 10 de mayo de 2015

PÁGINA DE SUCESOS

"Laberinto". Fotografía de José Javier González
PÁGINA DE SUCESOS
 
   Esa tarde Teseo rompió el hilo de Ariadna. Con manos sosegadas, deshizo la maleta, apiló libros, puso bajo las sombras una luz amarilla y habitó el laberinto. Ahora cada noche se escucha en su interior un solo de trompeta.

sábado, 9 de mayo de 2015

JAIME GIL DE BIEDMA. LA VIDA EN SERIO

Antología poética
Jaime Gil de Biedma
Prólogo de Javier Alfaya y selección de Shirley Mangini
Alianza Editorial, El Libro de Bolsillo, 3ª edición
Madrid, 2015
JAIME GIL DE BIEDMA. LA VIDA EN SERIO
 
   Se cumplen veinticinco años de la muerte de Jaime Gil de Biedma ocurrida el día 8 de enero de 1990, tras una grave enfermedad, y cuarenta años del cierre de su edificio poético, clausurado con el libro Poemas póstumos. Es una conmemoración que Alianza Editorial anima en las librerías con la reedición por tercera vez de su antología poética. Se trata de un muestrario clave que propició desde su amanecida en 1981  la formación estética de las hornadas de los años ochenta y noventa. La breve obra del escritor no ha dejado de estar presente en el espacio lírico actual porque continúa ejerciendo un magisterio incansable en la nómina figurativa y en la corriente de la experiencia que desemboca en el cambio de siglo en una senda plural y remozada.
  Javier Alfaya repasa en la introducción el marco biográfico, bien conocido tras las investigaciones de Carme Riera, Pere Rovira y la semblanza, no exenta de sombras, que Miguel Dalmau publicó en 2004; además son aclaratorios los retratos de grupo que hicieron compañeros generacionales como Carlos Barral y José Manuel Caballero Bonald. Asimismo en 1974, Jaime Gil de Biedma publicó Diario de un artista seriamente enfermo (Editorial Lumen), memorias íntimas escritas en 1956, durante una enfermedad, que revelan momentos cruciales de la formación de su contexto generacional.
  Óscar Wilde escribió que un gran poeta es la menos poética de la criatura; pero el acontecer vital del escritor nacido en Barcelona en 1929 deja abundantes indicios de interés. Nacido en el seno de una familia burguesa de ascendencia castellana, con abundante patrimonio, cursa Derecho en la Universidad de Barcelona donde participa en tertulias e iniciativas culturales. Estas actividades serán el germen del grupo poético “La Escuela de Barcelona”, más tarde integrado en la generación del 50.  Con Carlos Barral, Gabriel Ferrater, José Agustín Goytisolo y el crítico Josep María Castellet alienta proyectos literarios y participa en el homenaje de Collioure que reivindica la poesía y el legado ético de Antonio Machado. Su quehacer laboral se centra en la empresa de la Compañía de Tabacos de Filipinas. Mientras desarrolla un afán poético que arranca en 1953 con el cuaderno Según sentencia del tiempo y, ya en 1959, con el libro Compañeros de viaje, obra en la que se perciben las características y temas básicos de su poética: tono conversacional, referencias autobiográficas, marco urbano, continuo enlace entre vida y literatura y un fuerte sentido crítico de la realidad social y política.
   La selección de Shirley Mangini nos deja poemas emblemáticos sobre la amistad con compañeros de viaje que forjaron una ética social muy crítica con el ambiente anquilosado y hostil de la dictadura franquista y que introdujeron en la literatura del momento nuevas preocupaciones poéticas y tradiciones europeas poco habituales en los estudios del momento. Jaime Gil de Biedma traduce  Función de la poesía y función de la crítica de T. S. Eliot, publicada por Biblioteca Breve en 1955, y acerca a las letras hispanas la obra de W. H. Auden y de voces alternativas que contribuyen a forjar un renovado arte poética, un nuevo batir de pasos. En Moralidades la influencia de Blas de Otero y Luis Cernuda afianza el confesionalismo del hablante lírico hasta crear un clima de confidencialidad y cercanía que traspasa emoción. En ese libro están composiciones como “En el nombre de hoy” y  “Barcelona ya no es bona o mi paseo solitario en primavera” en la que aflora con fuerza la conciencia social.
   Las últimas composiciones de esta muestra pertenecen a Poemas póstumos, libro editado en 1978. Son textos con una clara afinidad continuista. En sus versos permanece el personaje poético que tantos rasgos comparte con el yo biográfico, aunque ahora su voz despide un aliento crepuscular, una inquietante sensación de ocaso, como si quien compartiera confidencias fuese consciente de la proximidad de la intemperie. El orden de vivir se torna meditación y sentimiento elegíaco, ya descreído del severo discurso de las ideologías. A este libro pertenece uno de los textos nucleares del poeta: “Contra Jaime Gil de Biedma”; un severo soliloquio frente al yo desdoblado que tiene mucho de ajuste de cuentas personal. La escritura concluye aceptando la propia identidad y las mutaciones que en ella ha causado el discurrir: “Envejecer. Morir / es el único argumento de la obra”
  Reside en el último tramo de su vida en Ultramort (Gerona), alejado de las filas más relevantes de la literatura. Aunque la editorial Seix Barral prepara en 1975 una recopilación de su obra lírica bajo el título Las personas del verbo, que incluía una decena de poemas inéditos. También se agrupan los ensayos escritos entre 1955 y  1979 en El pie de la letra (Editorial Crítica). Poco más muestra su perfil creativo; como lector de la tradición hispana, Jaime Gil de Biedma revaloriza la poesía de Espronceda como fue autor de una antología poética; tradujo también la novela Adiós a Berlín, de Christopher Isherwood.
   Jaime Gil de Biedma cierra una obra breve pero esencial en la que resalta su aporte versal. Su poesía reconforta porque afecta por igual a las emociones y al pensamiento; la palabra se hace voz necesaria de lo autobiográfico; pero la intimidad concreta está ubicada en su dimensión histórica. El sujeto forma parte del tejido social y lo percibe con sentido crítico, desde un análisis objetivo y profundo.
  La lírica de Jaime Gil de Biedma tiene un valor fundamental. Incluye un puñado de poemas memorables cuya voz perdura viva e inalterable, como si fuese una forma de esencial continuidad en el tiempo, como si sonase, clara y firme, aquella convicción reconfortante que alentó su escritura: “escribir un puñado de buenos poemas es lo único que de verdad importa en la vida”. 
  

viernes, 8 de mayo de 2015

IDENTIDADES


Bachilllerato en Ávila. 1971

IDENTIDADES
 
                                          Álbum de fotos
 
Soy permanente
sucesión de mí mismo.
Tiempo gastado.

jueves, 7 de mayo de 2015

CRISTIAN DAVID LÓPEZ. LA PATRIA DEL HOMBRE

La patria del hombre
Cristian David López
Trabe, Oviedo, 2015

EVOCACIONES
                                      
  El escritor paraguayo Cristian David López (Lambaré, 1987) consiguió con La patria del hombre el Premio Asturias Joven de Narrativa en la conovocatoria de 2014. Era su primera incursión en la prosa, tras la edición de Reflexiones y epifonemas del escritor Rafael Barrett, la amanecida de algunos de sus poemas en textos colectivos y la coedición y traducción de Cantos guaraníes.
   La crítica suele hablar de “novela de aprendizaje” o bildungsroman al etiquetar propuestas narrativas de trazo autobiográfico que tienen como elemento central de la trama el recorrido personal desde la infancia. El punto de vista del relato se hace coincidir con el ideario del ego biográfico que así aparece como privilegiado acumulador de experiencias vitales expuestas en primera persona. En ellas contrasta la fragilidad del ser concreto con un entorno proclive a someter a interminables pruebas. De la superación de obstáculos emana un soporte cognitivo que dota a quien lo tiene de un epitelio fuerte que ayudará a superar otras posteriores.
   La patria del hombre, título que remite de inmediato al conocido verso de Rainer María Rilke, reconstruye un transfondo marcado por la  incertidumbre. El protagonista nace en el seno de una familia muy humilde y desde el comienzo están presentes el dolor y la soledad. El abandono del padre, los malos tratos, la huida, la acogida en La Congregación y el empeño diario del niño en salir al paso de cualquier necesidad son  hilos argumentales que definen un libro escrito desde la memoria. Los cambios vitales amanecen con un azaroso discurrir en el que apenas hay sitio para la reflexión. El estar se convierte en un complejo hilvanado de relaciones provisionales; las respuestas no permiten la pasividad sino el ejercicio de una voluntad activa para encontrar un lugar propio.
  Cada juicio del yo es la constatación de un estar solo que acrecienta el naufragio y va fomentando el proceso de maduración respecto a otros niños y a los adultos cercanos. La voz interna resuena en medio de la sombra para moldear un destino acorde.
   El volumen La patria del hombre se organiza en breves capítulos de clara autonomía. Son secuencias que, como tramos, se van yuxtaponiendo hasta construir un emotivo recorrido: en el andar de paso el cielo azul de la amanecida se va tiznando porque las ausencias esenciales, la madre y el padre, dejan al ser en formación sin los dos vértices más firmes. Esta falta de asideros hace sitio a presencias que así pasan a  construir un nuevo cominitario.
   “Lo bueno de ser niño es que el tiempo siempre te ofrece algo nuevo”, proclama con optimismo el sujeto confidente. Y en esa percepción de un transitar mudable se acumulan contingencias que van llenando el equipaje vivencial. Así fermenta la historia personal y su relación con la adversidad, esa costumbre de vivir a solas en el contraluz. El breve epílogo clarifica la naturaleza ficcional de estos relatos enlazados y da voz a una imaginación repleta de vislumbres lejanos. El constante uso de localismos intensifica con eficacia la sensación de pertenencia a La Congregación, erigida como centro; es una comunidad religiosa paraguaya ubicada en Repatriación (Caaguazú) que, desde su fundación, practica un cristianismo comunal y solidario, que acoge a los que soportan las máscaras de la injusticia. En ese peculiar centro, donde perviven usos y costumbres anclados en un ruralismo que refuerza su atmósfera singular, vivió en su infancia el autor, Cristian David López.
  La novela La patria del hombre con prosa emotiva, donde adquiere gran relevancia el sentimiento, recrea aquella realidad hecha refugio y fuente de conocimiento. Es un ejercicio íntimo y profundo que muda la escritura en gratitud.
   

martes, 5 de mayo de 2015

BAJO LA SOMBRA DEL YO

En Oviedo. Fotografía de Adela Sánchez

HETERÓNOMOS

Dentro de mí conviven, abocados
a una inmensa rutina sedentaria,
el yo que pienso y otro, el que parezco.
Un pacto, que firmaran con los ojos,
les conmina
a respirarse en cierta tolerancia,
y ambos han sido absueltos
de mencionar, siquiera,
cuál fue la última causa
que les diera la vida.
Cada uno tiene ya su enclave exacto:
el yo que pienso
habita, día y noche,
la intimidad de estas cuatro paredes.
Es semejante a un niño que olvidara crecer,
y por lo mismo
nada en el mar de una sabia ignorancia.
(“Acaso sea el invierno…
es razón suficiente para explicar el cosmos “)
Y balbucea. Ríe.
Se pierde en los espejos. Gesticula.
Colecciona recuerdos como si fueran conchas
que ha enterrado el olvido.
 
A veces llora y viste el jersey gris
de la melancolía;
entonces toma un folio,
donde  inicia el galope un sentimiento
y se hace reo de pertinaz tristeza,
hasta que traspapela la mirada
y descubre, cansado,
que afuera cae la lluvia
y mojan su perfil
unas livianas gotas de mi nube.

El que parezco
está en la calle de continuo.
Todos le conocéis
pues con todos comparte ese pan y esta sal
que, bajo el brazo, trae la vida;
las cotidianas dosis
de angustia existencial, trabajo y ruido.
Con él tropiezo,
una tarde cualquiera,
al doblar una esquina,
y tras justificarme torpemente
(“hallé la puerta abierta
y me aburría…”)
me despido gozoso y luego marcho
-el paso lento, sepultadas las manos
en los amplios bolsillos del vaquero-
a ver, sin más, el mundo por mis ojos.
 
   (Rotonda con estatuas, Madrid, 1990)
 

lunes, 4 de mayo de 2015

ROSA HUERTAS. SOMBRAS DE LA PLAZA MAYOR

Sombras de la Plaza Mayor
Rosa Huertas
Edelvives, Colección Alandar
Madrid, 2015
 
ENTRE LOS SOPORTALES

   El espacio urbano de la Plaza Mayor, sitio clave en la sociología diaria de Madrid y elemento central de su capitalidad, sirve de marco narrativo para la novela Sombras de la Plaza Mayor, última cita literaria de Rosa Huertas. La escritora es Licenciada en Filología Hispánica y Periodismo y comparte el ejercicio de la docencia y la escritura, por lo que conoce muy bien los trazos de la etapa juvenil. Así se manifiesta en su extenso trabajo creador;  ha publicado, junto a manuales didácticos destinados a fomentar hábitos lectores en el aula, las entregas Mala Luna, Tuerto, maldito y enamorado, La caja de los tesoros, El Blog de Cyrano, Los héroes son mentira, Theotocópuli. Bajo la sombra del Greco y el libro Sombras de la Plaza Mayor.
   Para el paseante habitual la porticada arquitectura barroca está repleta de tópicos: da vida a un enclave atestado de turistas que buscan la visión más superficial, esa pupila llena de bares abiertos, tiendas de recuerdos, mostradores filatélicos y grupos gregarios que no perciben otros pliegues identitarios. Ésa es la instantánea marcada en los planos turísticos, sin más relevancia que monumentos visibles como “la Casa de la Panadería” o la estatua ecuestre de Felipe III. Pero la autora sondea otra perspectiva, alejada del bullicioso ambiente y del reclamo idílico de las guías de viaje.
  La voz narrativa se hace testigo y protagonista curioso de la madrugada, cuando el silencio forma el telón de fondo y los rasgos diluidos de los edificios acogen un tiempo habitado por personajes sombríos, en el que unen sus lindes pasado y presente. Guiado por uno de los pintores habituales de la plaza, el joven Gonzalo recobra los acontecimientos del ayer, con sus leyendas y su inventario de sucesos dramáticos bajo los arcos de granito. Una realidad muy alejada de la imagen que mira el cielo azul de cada amanecida.
  Como lugar abierto, la plaza difunde salidas a otras paradas de interés que también son refugios de historias reseñables. Así sucede con las dependencias cercanas del instituto de San Isidro, en la calle Toledo; en ese centro educativo se citaron figuras de nuestras letras, como Lope de Vega y nombres propios del siglo XX que forman parte del acervo cultural: los Machado, Francisco Ayala, Vicente Aleixandre o Camilo José Cela. Entre su alumnado, Rosa Huertas elige a la principal figura de Sombras de la Plaza Mayor.
  El relato entremezcla amena erudición y aporte argumental, memoria del pasado e historia personal de un joven ilusionado en el aprendizaje vivencial y en esos sentimientos que afloran tras la adolescencia, incontinentes y profundos. Las mutaciones en el ánimo de Gonzalo no pasan inadvertidas para los amigos de siempre. La historia de Rodrigo, el pintor, y de su compañera de instituto Inés copa cada vez más su interés y convierte al narrador en una voz solitaria y callada, como si su existir se hubiese contagiado de las historias que guarda el mismo instituto de San Isidro, relatadas en uno de los episodios de Benito Pérez Galdós, o en las leyendas cortesanas que eligieron la Plaza Mayor como suelo de representación.
  El mapa creativo de Rosa Huertas se define con señas de identidad muy precisas: dicción selecta para abordar tramas que enriquecen su trazado lineal con asuntos complementarios, personajes de cuidado perfil y apuesta por asentar en el discurso ficcional actitudes solidarias y valores éticos como la amistad, el compromiso o el afán cultural. En Sombras de la Plaza Mayor estos caracteres emergen renovados, próximos y reconocibles. Nos cuentan que entre los soportales de ese lugar diáfano que asombra al visitante se cobija en la noche un mar de sombras, un oscuro rumor de gemido incansable bajo los pies del tiempo. 

domingo, 3 de mayo de 2015

TACTO DE MÚSICA

 
 
TACTO DE MÚSICA
 
                             Ellas, tacto de música
 
Sala vacía.
La soledad del aire.
Tacto de música.