sábado, 31 de octubre de 2015

LOS PARQUES

Parque Lineal (Rivas)
Fotografía de Adela Sánchez Santana

LOS PARQUES

Suelo ser yo
sentado en algún parque,
cautiva la mirada en el azul lejano,
releyendo los libros que reiteran
-qué duda cabe, con verbo más hermoso-
mis propios pensamientos,
pensando en ti,
                     y en ti,
                              y en ti,
datos baldíos
a implacable distancia de lo que ayer nombraron;
recuperando huellas que confirman
que el viaje continúa,
ignorando el reloj, midiendo el tiempo
a saltos de gorriones.
Suelo ser yo, decía,
sentado en algún parque;
las otras veces me parezco

    (Población activa,1994)



viernes, 30 de octubre de 2015

ALBERTO SUCASAS. LA SHOAH EN LÈVINAS

La shoah en Lévinas: un eco inaudible
Alberto Sucasas
Premio Internacional de Ensayo
Miguel de Unamuno
Devenir, El Otro,
Madrid, 2015

TUMOR EN LA MEMORIA


   El corpus investigador del filósofo y profesor Alberto Sucasas hace del legado judío centro esencial. Su propuesta La shoah en Lévinas, reconocida con el XV Premio internacional de Ensayo Miguel de Unamuno en 2014, representa un paso más sobre la incisión cultural judía en la tradición occidental en los últimos setenta años, tras el final de la II Guerra Mundial. Para el filósofo el traumatismo de Auschwitz y el genocidio nazi ocasionan un seísmo histórico sin precedentes, cuyos efectos colectivos se acumulan hasta el ahora. Es sabido que ante esa historia desgarrada se han mantenido interpretaciones polarizadas. La respuesta  intelectual es un delta que abarca légamos colaboracionistas, como Céline, Pound o De Man, angustiados gritos de denuncia como las voces de Adorno, Arendt o del superviviente Celan, y difusos asentimientos, todos integrados en la imprescindible tipología de Enzo Traverso.
  El rastreo indagatorio de Alberto Sucasas focaliza el aporte filosófico de Enmanuel Lévinas y su compromiso con la memoria del horror. Un reto que discurre mediante el registro de los enunciados levinasianos cuyo resultado ya anticipa el subtítulo: un eco inaudible que exige en el vislumbre de su estela rigor y profundidad.
   Para ser testigo de la evidencia extrema de Auschwitz es necesario un lenguaje disponible, una semántica abrasadora que exprese el exterminio. Lévinas no fue ajeno a esa impotencia del nombrar la soledad absoluta de las víctimas; su vacilación determina el aserto “lo que ocurrió”; la shoah no encuentra un espacio semántico codificado y se convierte en declaraciones fragmentarias y entrecortadas, exentas de trabazón. Hay evidencias, la devastación nazi constata un cielo vacío que hay que reconstruir en el regreso y se hace deber de la memoria el recordar, pero la conciencia crea un tumor gravoso, una culpa inexpiable por haber sobrevivido a la catástrofe.
   Los recientes inéditos de Lévinas publicados en París abordan un plan de edición  que integra esbozos de dos novelas incompletas, notas heterogéneas  y poemas. Buscan sitio en el lector referencias autobiográficas, lecturas críticas y reflexiones metaliterarias que trazan puentes entre filosofía y literatura. En esta etapa una inquietud básica del filósofo es la metáfora que se define –y copio la excelente formulación de Sucasas- como “constelación de nociones en que se materializa un proyecto filosófico”. En la teorización de la metáfora el lenguaje se convierte en un sistema de señales que desborda lo literal y la experiencia sensible, y posibilita por vía elusiva e indirecta el acceso a la alteridad.  La shoah obliga a repensar la condición humana y a integrar en ella nociones semánticas como obsesión, pasividad, experiencia de la culpa, trauma del superviviente y responsabilidad. Son enunciados que proclaman la experiencia trágica de un testimonio.
  El tema principal de este ensayo de Alberto Sucasas sobre la presencia de la barbarie nazi en la reflexión escritural de Lévinas  tiene detrás un insistente rastreo, años de reflexión metódica y madurez; de ahí la solidez y contundencia de sus argumentos: el itinerario  de Lévinas lleva en las entrañas la conmoción de la shoah, el signo indeleble de una barbarie que el tiempo no puede borrar, que solo halla expresión de su identidad monstruoso en el silencio

jueves, 29 de octubre de 2015

DÍAS DE NIEBLA

Días de niebla


LA NIEBLA

Como una araña gris se ha descolgado
y a su cita nocturna me convoco.
Su seducción estriba en la manera
de corregir el límite y la forma;
disimula edificios,
dibuja en las esquinas sobresaltos,
con la fuente del parque
juega a los detectives,
hace de añejas calles laberintos,
y aún tiene tiempo para la ironía
y contradice
a los que por costumbre
suelen ver todo claro.

     (Población activa, 1994)

miércoles, 28 de octubre de 2015

GOYA GUTIÉRREZ. GRIETAS DE LUZ

Grietas de luz
Goya Gutiérrez
Vaso Roto Poesía
Madrid, 2015
 INCISIONES

   Tenaz impulsora de la revista Alga, docente en centros de Educación Secundaria durante décadas y gestora cultural, Goya Gutiérrez (Cabolafuente, Zaragoza, 1954) ha compaginado escritura crítica y quehacer poético. Su trabajo lírico abarca De mares y espumas, La mirada y el viaje, El cantar de los amantes, Ánforas y Hacia lo abierto, títulos a los que ahora suma, desde el catálogo de Vaso Roto Ediciones, Grietas de luz, que anticipó las versiones iniciales de algunos poemas en las páginas de Turia, Cuadernos del Matemático y Alga.
  El pórtico de Ana Recio postula algunas reflexiones de interés: las evidentes conexiones en el ideario de Goya Gutiérrez entre literatura y arte, tan perceptibles en la poblada iconografía de los textos, la incisión metafísica como sustrato argumental y los enlaces entre paisajes interiores y espacios físicos. Son ángulos que aportan una mirada integradora en Grietas de luz, libro que busca en las citas de Alejandra Pizarnik y Maria Mercé Marçal los pasos iniciales de este recorrido que arranca con un largo poema, “Desde la oscuridad”. Dividido en fragmentos, acoge palabras donde la introspección es una tarea básica del estar.
  Ese andar por la umbría del hablante verbal analiza lugares interiores, clarifica un espacio habitable que hace del pasado un viaje iniciático, un despliegue de signos cuyo sentido proyecta su fuerza sobre el ahora.
  El título del apartado central, “El arco de la palabra y sus flechas” sugiere una dimensión metapoética; pero el contexto versal es reflexivo y se empeña en buscar las claves de lo temporal. A menudo la silueta existencial del ser se recorta con una claridad crepuscular; es un sueño velado en el tacto invernal que escucha el rumor de la ausencia y el desasosiego de la finitud. La muerte está en los versos de poemas como “Y desperté de súbito”, “huella indeleble” o “Los ya ausentes”, donde los versos se expanden con la solemne voz del epitafio.
   Pero también prolonga otros itinerarios que permiten alejarse de la derrota, dando voz a paisajes no contaminados por la erosión diaria, o busca brillos mínimos en la permanencia de secuencias vitales que aportan al flujo temporal una significación de claridad perdurable. La última sección supone el reencuentro con los afectos y con la fortaleza emergente de un yo desdoblado, la hija, que da nuevo impulso a lo posible, que otra vez permite una amanecida en lo diario para gozar del prodigio inadvertido casi del existir.
   Grietas de luz deambula por las complejas vicisitudes existenciales, cuyas laderas provocan anhelos nunca satisfechos y ausencias, pero también diálogos con el pensamiento, palabras clarificadoras que buscan interpretar la realidad, nunca en el mediodía, siempre finita y transitoria, necesitada a cada paso de unas briznas de luz.

  

lunes, 26 de octubre de 2015

APUNTES DE OTRO TIEMPO

Partitura

APUNTES DE OTRO TIEMPO
(Aforismos)


Hay relaciones personales que tienen la duración de un aforismo y menos contenido.

En la madurez los sentimientos exigen estructuras elaboradas, escenarios con luz natural y narradores distanciados. 

Se quedó solo. Ahora recupera minerales en la galería de los desafectos.

El pudor convierte las confidencias en simples movimientos de ajedrez.

Presencias como reglas ortográficas; días que son comas, puntos finales y puntos suspensivos.

Quemó todas las naves. Mientras duró el incendio percibió su calor.

En zapatillas, bostezando y sin afeitar sólo mis gafas mantienen una pose aceptable.

La voluntad del cínico prefiere ideologías de alquiler.

Futuro; esa aspirina diluida en el agua fresca del fracaso.


domingo, 25 de octubre de 2015

JOSÉ BERGAMÍN. EL DUENDE MAL PENSANTE

El duende mal pensante
José Bergamín
Edición, selección y prólogo de
Gonzalo Penalva Candela
Cuadernos del Vigía, Granada, 2015

VER, OÍR Y NO CALLAR 

   Nacido en 1895 en Madrid, José Bergamín pertenece al grupo generacional del 27, que el mismo escritor prefería denominar grupo de la República. En él se adscribe como prosista y crítico más que como poeta, ya que su lírica durante mucho tiempo solo tuvo una dimensión secundaria y un reconocimiento menor. Su biografía es compleja; acumula etapas que postulan una posible interpretación de una obra tantas veces condicionada por el entorno histórico. La escritura del madrileño arranca en 1923 con el libro de aforismos El cohete y la estrella, al que suceden dos obras teatrales y los primeros ensayos. El advenimiento de la república impulsa su compromiso político; crea la revista Cruz y raya y es uno de los intelectuales más conocidos de la izquierda. Al término de la Guerra civil se exilia en México y no regresa a España hasta 1959; de nuevo debe abandonar el país en 1964 para establecerse en París. La muerte del dictador y el cambio de régimen acentúan su desencanto. Aunque vuelve a España su espíritu crítico se extrema y solo en el país vasco y en el radicalismo nacionalista encuentra comprensión y acogida. Muere en 1983.
   La selección aforística El duende mal pensante ha sido preparada por Gonzalo Penalva Candela, a quien debemos la mejor aportación ensayística sobre el escritor de quien ha investigado el periplo biográfico y ha preparado antologías de género. Este lúcido conocimiento se percibe en el prólogo, una introducción clarificadora que muestra la querencia natural de José Bergamín por el aforismo, las claves de las distintas salidas y, sobre todo, las conexiones entre el quehacer escritural y los laberintos de la historia. Termina comentando los criterios de selección y la organización cronológica de este volumen.
   El primer grupo aforístico, “Aforústica y epigromética” es el más diáfano. En él predomina lo verbal frente a la reflexión sociológica. Los textos son fruto de la indagación en las claves de la actividad literaria; no hay conmociones ajenas, solo el afán de búsqueda de lo expresivo, la creencia en una verdad poética nacida del continuo contacto con los libros de arte, filosofía, música y literatura, y de la contemplación estética.
   La vena aforística de “El duende y la palabra”, subtitulada “peregrino español en América” aporta diversidad y pensamiento; la arquitectura verbal del aforismo grava su cimentación con el entorno político y con esa maduración de obsesiones que clarifica causas y efectos. En varios textos está presente la herencia meditativa de Miguel de Unamuno, uno de los predecesores básicos de Bergamín.
   También en el apartado “Burladera de pensamientos” predomina la indagación meditativa. Aunque el aforismo no pierde la brevedad como cualidad definitoria de su mirar fragmentario, existen argumentos más desarrollados sobre asuntos metaliterarios (el público, la crítica, la recepción de la obra de arte…), sobre cuestiones sociológicas o sobre el mero discurrir existencial, ese compás de espera que deja en el horizonte especulaciones y sueños. En algunos aforismos resalta el enfoque irónico para hacer una lectura de los rasgos identitarios del país y de sus tradiciones más representativas. Bergamín era un gran aficionado a la Fiesta nacional y escribió con frecuencia sobre los toros. (recordemos la memorable colección monográfica de aforismos de El arte de birlobirloque).
   Los últimos aforismos compilados están distados por la soledad y el resentimiento. El título los define sin veladuras: “La España tenebrosa”. Se escriben con la mirada turbia del radicalismo que excluye la idea de España como espacio habitable, como si el tiempo de la transición  que reajusta el paso de la dictadura a la monarquía democrática fuese solo un dictado especulativo, lastrado por la ley. Quien mira solo percibe el ocaso, la persistencia de una larga noche. Son los signos cansados de la despedida.
   En José Bergamín el aforismo nunca fue un género menor sino una parcela esencial de su actividad intelectual. En su textura forjó un lenguaje clásico que analiza el continuo enigma del existir. Allí asentó su ideología y el largo cauce de la vida diaria. Aforismos cansados de una voz empeñada en ver, oír y no callar. 


viernes, 23 de octubre de 2015

PANTALLA DE PROYECCIÓN. CINES Y SUEÑOS



PANTALLA DE PROYECCIÓN 
(Cuestionario cinéfilo de LIDIA GÓMEZ)

¿Cuál es la última película que ha visto en el cine?

JLM.- El reciente estreno de Alejandro Amenábar, Regresión, un director que siempre reordena laberintos y abre brechas de luz en las salas oscuras de nuestro cine.

¿Lo mejor de esa película?

JLM.- Aunque no es una obra incontestable que se imponga por su narración visual, se ve con gusto, tiene una ambientación lograda, seduce el cuidado artesanal de la fotografía y resalta la interpretación del protagonista masculino Ethan Hawke.

¿Lo peor?

JLM.- Creo que Emma Watson no supera la nota media. Me gusta mucho el físico de la actriz, ese aspecto juvenil perenne que siempre deja un hilo de fragilidad vulnerable en el aire, pero tiene un estar inexpresivo a ratos que ralentiza al personaje y lo hace poco verosímil. Tampoco el final de la cinta, imprevisible y rápido, deja buen sabor.

Alejandro Amenábar comparte cartelera con otra entrega de Woody Allen, Irrational Man. El incansable director no admite términos medios. ¿Qué lado ocupas en la trinchera de Allen?

JLM.- Pertenezco a la fiel infantería de admiradores. Me encanta lo imprevisible, como sucede en las piezas de jazz. Sus temas son los míos, crecen en las zonas umbrías de mi generación: la identidad y sus contraluces, el discurrir temporal, las relaciones de pareja; el desconcierto existencial y sus pasos hacia ninguna parte… Son cuestiones en las que hemos consumido media vida y a las que dedicaremos la otra media. Así que Woody Allen será la próxima cita en la butaca cinéfila.

¿Cine o televisión?

JLM.- Cine, pero sin palomitas ni barras de tapeo; hay quien convierte la película en un pic-nic, una costumbre detestable que llena el oído de sorbos, la pituitaria de palomitas malolientes y los suelos del cine de suciedad…Un desastre que anula el placer de ver la película y la cena posterior comentando la cinta…

Volvería a ver…

JLM.- El tiempo que dedico a la literatura, no me permite disponer de muchas horas libres, así que solo las cintas que se ponen en los canales de pago me permiten el reencuentro con buenas películas. Pero soy espectador de una sola vez para disfrutar del argumento y doy al asombro una butaca próxima.

¿Satisfecho con el cine español actual?

JLM.- La actitud plañidera es un virus universal en casi todas las facetas del arte, así que dan ganas de practicar la disonancia y decir que sí a todo. He visto en los últimos años estrenos logrados, cine entretenido y he seguido ignorando la zafiedad casposa de Torrente y el cara o cruz estrepitoso de Almodóvar… también me he arrepentido de ser espectador de películas de directores como Fernando Trueba, que reubican la ideología tras recibir las subvenciones estatales, una incoherencia que huye de cualquier lógica. Pero el cine español es un conjunto plural con muchos ángulos que merece un día del espectador y dos entradas para el próximo pase. 

jueves, 22 de octubre de 2015

ELOY SÁNCHEZ ROSILLO. QUIÉN LO DIRÍA

Quién lo diría
Eloy Sánchez Rosillo
Tusquets Editores
Barcelona, 2015

INSISTENCIAS


   En el recorrido creador de Eloy Sánchez Rosillo (Murcia, 1948) se perciben dos tramos escriturales, un primer segmento, inaugurado por Maneras de estar solo, ganador del Premio Adonais en 1978, en el que prevalece el sentir elegíaco, y una segunda fase, que arranca con el poemario La certeza, ganador en 2005 del Premio Nacional de la Crítica, en el que adquiere solidez la voz celebratoria y el estar conforme. Ambas actitudes se asumen con naturalidad, sin quiebros ni virajes, y refuerzan la idea de una evolución pautada y de un trayecto cohesionado. Las dimensiones internas de ambos periodos se analizaron con profundidad en la antología Hilo de oro, editada por Cátedra en 2014, y a ella remito a los lectores que quieran recorrer el ejemplar itinerario del poeta, dentro de un contexto histórico y biográfico. 
   Quién lo diría reúne composiciones fechadas entre 2012 y 2014 y pertenece de lleno a la segunda época, como se percibe de inmediato. Al cabo, la lírica de Eloy Sánchez Rosillo es agua clara, cumplida transparencia que insiste en el trasiego imparable de lo existencial. El poeta ha profundizado en un modo de decir donde resaltan la dicción precisa, un ritmo musical característico y una tendencia al poema breve, para depositar en su contorno instantes vivenciales. El hablante verbal percibe el entorno y convierte su mirada en enlace relacional; las sensaciones sensoriales son detonantes de una reflexión interior en la que la experiencia se transciende y adquiere nuevo sentido. Con lenguaje exacto la anécdota pierde su carácter contingente para habitar en una dimensión atemporal. Veamos lo expuesto en el poema “Un vaso de agua”. El argumento sorprende por su sencillez; no hay juegos de manos: el protagonista se acerca a la ventana a media tarde para calmar la sed con un vaso de agua. Y ese gesto mínimo es el detonante de un suceso increíble: la transparencia, el juego de luz en el poniente se hace ley física para alborotar la memoria y dejar entre los dedos una sensación de plenitud y cumplimiento que justifica el tembloroso acontecer diario. La rutina más nimia se hace surco del poema, como si una realidad brumosa y desvaída cobrara nuevo aliento para dar testimonio del existir. La ensimismada opacidad de los contornos aleja su melancolía si una pupila los contempla y los llena de luz, como si fueran formas oníricas que guardan un patrimonio de asombro a compartir. Las señales de lo vivido se convierten en honda certidumbre: la belleza sucede porque la crean los ojos de quien mira; porque la conciencia asume un voluntario papel de testigo que acoge esos instantes que se desvanecen como partes de un todo cambiante. Así perdura su temblor primigenio, ese secreto que convierte la caprichosa luz transitoria en un momento único.
  La voz personal se hace remanso. En ella cobra fuerza un propósito firme que convierte la realidad en signo y sentido, en el cántico sereno de quien contempla con los ojos abiertos: “Existir, comprender, es esto sólo: / estar ante el misterio bien atento, / mirar todas las cosas y oír qué nos dicen, / saber que en ti se cumple cuanto ves, cuanto escuchas”.


miércoles, 21 de octubre de 2015

HABITACIÓN CON VISTAS

Bodegas en Logroño
Fotografía de Javier Cabañero
HOMENAJE

    (A Monterroso)

El pasado perdura. Vive cerca.
Comparte mi litera al despertarme.
Imperturbable, como un dinosaurio

    (De Largo  recorrido, Rialp, 2001)


lunes, 19 de octubre de 2015

LUIGI AMARA. NU)N(CA

Nu)n(ca
Luigi Amara
Ediciones Sexto Piso, Poesía
Madrid, 2015
PIE DE FOTO
  
   El poemario Nu)n(ca es fruto de una impresión visual de impacto. Lo escribe Luigi Amara (Ciudad de México, 1971), poeta, ensayista y editor, tras contemplar la fotografía “mujer de espaldas”, imagen de Onésipe Aguado fechada en 1862.  Así se gesta una larga indagación con el silencio en la que el poema especula sobre las razones para posar de espaldas al objetivo, como si la modelo pretendiese que su rostro fuese el trazo imaginario de quien mira.
  De ese júbilo en los ojos que da fe de una realidad que no existe en ninguna parte nacen los poemas, disueltos en el cauce de lo especulativo; lo real se desdibuja  para descender hacia lo impreciso, hacia la significación conceptual que opera más allá de la superficie, en una posibilidad impuesta como una suspensión onírica.
 El poema crea una ilusión desde la palabra. pugna para oponerse a lo real, confronta con lo previsible: “Ese es el propósito del poema pórtico que incluye estos versos: “ darle la espalda a todo. / eso / es tener estilo. / No azotar la puerta, no / escapar  con zancadas teatrales, / simplemente voltearse.“  Dar la vuelta para que el interlocutor no sepa dónde está la mirada, qué zonas del sujeto afloran en los ojos; deja las cosas en un lado oscuro, como si sus contornos fueran dibujados por el inconsciente y se preservara el enigma de su razón existencial. Nos habla al borde del secreto.
  En la imagen abundan los signos enunciativos, las cualidades del pelo, el largo cuello, la espalda desnuda, el rastro de las telas sobre el cuerpo femenino. Todos duermen en el blanco y negro de la imagen como legado al tiempo del fotógrafo. de este modo, quien tomó la fotografía se convierte también en intérprete de ese yo que posa estático dejando que cada detalle se justifique con meticulosidad matemática. De esa visión dorsal emana un mundo detenido en el que están ocultos los perfiles del sueño.
  El poemario que insiste tanto en la puesta en escena de una instantánea deja en la disposición visual del título un reflejo de simetría con la letra “n” entre paréntesis abiertos, como si la grafía se cobijara en un reflejo introspectivo que provoca la sorpresa del lector, que crea en él una intangible y furtiva certidumbre. Con la n  silenciada por los paréntesis aflora la palabra nuca  que es el punto cero de toda la imagen, la orogénesis del largo itinerario de búsqueda, un microcosmos para los sentidos que contrae la identidad como referencia icónica.
  La poesía de Luigi Amara deja en Nu)n(ca un disgregado pie de foto en el que lo concreto queda velado para dar pie a la inexistencia: la soledad ausente de la fotografía puede ser una mujer barbuda, una viuda, una modelo hastiada de su propia belleza. Y desde las palabras cobra existencia un rostro trazado al mismo tiempo por la realidad y la ilusión, el disfraz verdadero que la belleza adquiere en el poema.

sábado, 17 de octubre de 2015

OLOR DE OTOÑO

Chopos
Fotografía de José Manuel Vilaboa Bernárdez

OLOR DE OTOÑO
(Aforismos)

La naturaleza y yo; un techo a dos aguas.

Cuando paseo, el paisaje se descubre sólido y permanente.

En el silencio, los árboles sin voz hacen legible el tiempo.

Olor de otoño. Perturba la caricia del aire, una lisura fría de cristal.

La buena fotografía, como el poema, necesita los atributos de la tradición: raíces, autoridad, pasado.

Existir cada día con la morosidad del aprendiz




viernes, 16 de octubre de 2015

UN PERDEDOR



UN PERDEDOR

                             A los que se van,
            mientras cantan los pájaros

Esa reiteración a ritmo lento
de la lluvia tranquila en el tejado
suspende el caminar de los relojes
y la ansiedad que hiere los sentidos.
Armonía. Apática ficción,
negligentes señales de una tarde
que un perdedor elige como fecha
precisa para huir del futuro.
Un ligero temblor precede al gesto;
el rojo se despliega en la distancia.
No camuflo detalles; soy el muerto.

   (De Largo recorrido, Rialp, 2001)


miércoles, 14 de octubre de 2015

JOSÉ LUIS GARCÍA MARTÍN. PRESENTE CONTINUO

Presente continuo
José Luis García Martín
Impronta, Gijón, 2015

PIE DE IMAGEN


   En el transcurso literario de José Luis García Martín (Aldeanueva del Camino, Cáceres, 1950) la poesía ha sido siempre una fuerza impulsiva, con casi una decena de títulos, desde el arranque inicial de Marineros perdidos en los puertos (1972) hasta Légamo, obra editada en 2008. Ahora prosigue con Presente continuo, libro que integra composiciones escritas entre 2011 y 2015.
   El título parece definir el afán evocativo del poema, capaz de trastocar el acontecer y convertirlo en sincronía del ahora. Del estar sin estruendo da cuenta también la breve nota “Al servicio de quien me quiera”; delimita el natural propósito del autor: “El libro de poemas no es un panteón de textos más o menos ilustres que deben ser acogidos con silencio y reverencia, sino un almacén, una alacena, un huerto al servicio del lector”. La buena literatura es materia dócil que establece su casa en el reposo atento de quien abre la página y asigna sitio.
   De entrada, hallamos en el avance una poesía reflexiva que busca cauce formal en el soneto, ya sea en endecasílabos blancos o con el esquema rimado tradicional. El molde acoge en sus argumentos puntos de llegada como el amor, la soledad del ser, la conciencia de finitud o las etapas que van marcando huellas en la arena del tiempo.
   La escritura pronto recobra el vuelo del verso libre para trazar el despliegue visual de un lugar paradigmático como Nueva York con trazos esenciales, mínimos poemas que comparten una sensación. Recupero tres ejemplos de esta lectura fragmentaria de la metrópolis. Leemos en “Antorcha”: “¿Quién apagó la antorcha, Libertad? /  Solo en los sueños ardes todavía.”;  En “Luna”: “Lo supo Juan Ramón antes que nadie: / la luna de New York habla español “; y el delicado apunte de “Cometa”: “En Prospect Park se alza una cometa / y mis ojos de niño van con ella”. La estructura versal se repite de nuevo en otra ciudad hecha de luces, Paris,  también cuajada de elementos para archivar en la memoria, para convertir el lugar concreto en un paisaje interior, en sintonía con el ánimo. Tampoco falta el paseo por Roma, donde elige una estrofa de tres versos para dibujar el contraluz arqueológico de la urbe, frágil y perdurable al mismo tiempo. El poeta escribe en “Foro”: “Otros pisaron antes estas piedras / y otros las pisarán cuando yo muera, / pero ahora soy yo quien está aquí “. La red topográfica se completa con Venecia, lugar que hace del sosiego azul de sus canales substancia poética. Otro topónimo de la geografía vital, Aldeanueva del Camino, encadena una colección de haikus para recuperar instantáneas de infancia.
   La nota previa advertía del desorden temático, de esa costumbre del poema de no delimitar intereses y buscar en las palabras su propio universo de sentido, un encadenamiento causal que habla de un discurrir proteico que implanta su interés en el pensamiento o en la biblioteca, en las emociones o en ese estar de quien aprovecha el instante porque sabe que todo es transitorio: “Todas las causas son causas perdidas, / todas las ciudades se hunden en el agua / del  tiempo lentamente, sin salvación alguna. / Todos los hombres matan lo que aman / para luego llorar sobre las ruinas “.
   El apéndice propone un juego especular. A través del monólogo dramático el hablante verbal se transforma en Marilyn Monroe, icono popular de la gran pantalla. José Luis García Martín, con manifiesta afinidad con Pessoa y con Borges, contextualiza el legado poético de la hermosa rubia a partir de un taller literario. Lo aceptamos de inmediato porque son las palabras las que descubren la faz imaginaria de un yo perdido en su identidad. Aquella perfección corporal era una triste máscara para ocultar soledad y desvalimiento: “Sola. estoy sola. / Siempre he estado sola, / pero hoy / ni siquiera me tengo a mí misma / para hacerme compañía“.
 Los poemas de Presente continuo construyen un discurso ensimismado, un soliloquio que recorre la experiencia existencial. Nos muestran un hablante lírico cuyos pensamientos se suceden para reafirmar una sensibilidad. La voz da cuenta de una posición interior, un recodo a resguardo donde el acontecer del día adquiere plenitud y sentido: así lo corroboran estos versos:  “Qué poco necesita / el hombre que no quiere nada más que vivir. / Y ese poco sobra esta mañana / en que tras la tormenta / brilla el sol sobre la nieve / y es tan hermoso el mundo / que morir y vivir / no parecen cosas diferentes.”


lunes, 12 de octubre de 2015

EN EL MUSEO THYSSEN

En el museo Thyssen-Bornemisza
Madrid, 12 de octubre, 2015
Fotografía de Adela Sánchez Santana

EN EL MUSEO THYSSEN

Para Adela,
  porque la felicidad es un libro de bolsillo
que cabe en el bolso de mano de cualquier lunes

   Día de puertas abiertas en las pinacotecas madrileñas con motivo de la fiesta nacional. Un regalo cultural que provoca colas interminables en Atocha y en el Paseo del Prado. Elegimos el Thyssen-Bornemisza, que complementa su exposición permanente con la monográfica "Arquetipos" del angustiado Edvard Munch. Aforo completo en "Arquetipos", y no queremos consumir las primeras horas del lunes guardando turno paciente, así que recorremos las salas habituales del Thyssen, rodeados de un ambiente festivo. La miscelánea visual es tan intensa que acotamos el tiempo de contemplación y buscamos sosiego en un restaurante cercano. Mientras estudiamos la carta, Adela sonríe y me pregunta, como hacía en los primeros años de nuestra convivencia con los libros que seleccionaría en la isla desierta de mi cuarto lector, qué pinturas elegiría. Lo tengo claro; son tres lienzos que en visitas anteriores me hablaron con el silencio afectivo de la complicidad y hoy repiten idénticas palabras amistosas: El óleo sobre lienzo "Mañana de Pascua", de Caspar David Friedrich, "Habitación de hotel" del figurativo Edward Hopper, y "Cabinas telefónicas", logro máximo del hiperrealista Richard Estes. Con  los tres juntos, un paisaje completo; ninguna buhardilla necesita muebles.   


domingo, 11 de octubre de 2015

CAMBIO DE PIEL


CAMBIO DE PIEL

No es el otro lado del espejo,
sino de uno mismo

Luigi Amara


  Tras años de ser ella en una franja de la realidad, cerró los ojos y deseó ser otra. Acalló su biografía con una mordaza de silencio y recomenzó. Sus pasos regresaron hasta el cero. Empezó a labrar un lugar inexplorado para los relojes, paseó calles donde los transeúntes eran presencias desconocidas, e inició labores y afectos sin fisuras.
  En la evidencia del amanecer habitó el misterio de quien se mira por primera vez y no se reconoce.


sábado, 10 de octubre de 2015

HERME G. DONIS. HAIKUS

Herme G. Donis y José Luis Morante
Fotografía de José Javier González

SIN ALZAR LA VOZ


   Cuando leo la poesía de Herme G. Donis  pienso en unas líneas del ideario estético formulado por José Manuel Caballero Bonald, tras el Premio Cervantes: “El acto de escribir supone para mí un trabajo de aproximación crítica al conocimiento de la realidad y también una forma de resistencia frente al medio que me condiciona”. Es una afirmación que parece definir la literatura de interiores que pone sobre la mesa la fecundidad imaginativa de La vida en un instante.
   Los vínculos con la estrofa japonesa de Herme G. Donis son antiguos. La poeta cumple con riguroso horario el cultivo del haiku y hace de su aparición sosegada en el folio una tarea catártica. Desde hace años, se ha impuesto como primera obligación literaria matinal la escritura de un haiku, una terapia en la biblioteca personal, un ejercicio de legítima defensa que limpia los rincones del ánimo de las telarañas grises del estar.  
   Pero esta compilación que integra cincuenta breves está exenta de cualquier solipsimo. La autora conoce el género y cumple de continuo las convenciones métricas en los diversos registros: memoria personal, impresiones al paso, los claroscuros del tiempo, el acercamiento a la naturaleza y las preocupaciones sociales… Un nutrido álbum temático que constata madurez expresiva y hace de sus vivencias y reflexiones un diálogo a media luz, fresco y meditativo, una ceremonia del té compartida con el lector; un rumor de palabras por el solitario bosque de la intimidad, con la mirada limpia de quien no necesita alzar la voz.   


                                                                            Prólogo de La vida en un instante
                                                                                                      Herme G. Donis
                                                                                           Cuaderno de Humo seis
                                                  Dibujo de cubierta e ilustraciones de Hilario Barrero
                                                                                       Brooklyn,  NY (USA), 2015

viernes, 9 de octubre de 2015

RAQUEL VÁZQUEZ. SI EL NEÓN NO BASTA

Si el neón no basta
Raquel Vázquez
Ediciones de la Isla de Siltolá, Poesía
Sevilla, 2015
LUCES DE NEÓN


   Raquel Vázquez (Lugo, 1990) deja en el  pórtico de su libro Si el neón no basta unas cuantas citas que apuestan por un suelo cultural diverso; en ellas conviven desde el icono musical de Simon y Garfunkel hasta las política poética de Jorge Riechmann, paradigma del escritor comprometido con el tiempo histórico. No creo que sea un gesto gratuito sino una advertencia previa al lector donde se subraya que la sensibilidad individual del poeta es el resultado de un continuo aporte, una linterna en préstamo.
   La lírica de Raquel Vázquez como pauta formal elige el poema breve, con escuetos elementos enunciativos que muestra una dirección concreta hacia el final aforístico. En cada poema la voz verbal plantea una incisión que busca un interlocutor activo en la recepción. Así arranca el primer apartado con el poema “Simbiosis”: “Nos muerden unos ojos / tan adictos / a escribir esta redada del tiempo. / Que nuestras manos sean / el único refugio que nos arde”. De entrada, aparece como enfoque argumental el discurso amoroso, un asunto clásico que siempre amanece renovado y repleto de matices colaterales. El sentimiento como impulso del ser existencial da voz a la evocación, a preservar en la memoria esa felicidad introspectiva que da sentido a lo temporal, como si los sueños y el tacto del deseo nunca estuviesen sometidos a ese ciclo estacional que traza inexorable la caligrafía del discurrir. Lo abstracto así se convierte en claridad figurativa, en lumbre y luz, aunque ese puente hacia el otro no sea tangible en el entorno de lo real y únicamente sea una mirada amable y esperanzada.
   El enfoque diáfano del apartado inicial, donde el neón –la luz- era música, se torna afasia y mudez en los poemas centrales; el yo cobra conciencia de su extrañamiento y soledad y vuelve a formularse en el yermo diario un pensar dubitativo y monocorde, hecho de incertidumbre y piel ausente: “Ya nos abrazan demasiadas sogas, / somos dos lápices que afila el tiempo / así que al menos dime / quién nos leerá en tanto papel en blanco”. El dolor y el frío se transforman en sensaciones tangibles que van jalonando el hilo argumental; todo se apaga y traza su negación sin ruido, su asiento en los rincones de la memoria como si fuese una estela mínima destinada a borrarse.
   El tramo final es una reflexión sobre la pérdida. Aunque las palabras conceden un techo habitable a los recuerdos, un tablero donde seguir los pautados movimientos del pensar, la voz se torna elegía; el diálogo común entre los cuerpos es solo un signo de otros días, un mensaje cifrado que guarda detalles sin regreso.
   En Si el neón no basta Raquel Vázquez da un paso más en su ya poblado itinerario creador y nos deja una poesía capaz de sustentar una notable carga metafórica donde la contingencia amorosa se aborda desde la placidez inicial hasta el desvelo de la pérdida. Poesía intensa, que confía en la evocación para dar presencia a las galerías del deseo y al encuentro con los sueños, palabras que ponen el amor en los relojes.     


miércoles, 7 de octubre de 2015

DISTANCIA

"Distancia"



DISTANCIA

Un imposible folio descubre el automóvil
de mis días, recorriendo el asfalto
de un tedioso carril
donde nunca se sabe el final de trayecto.
Dócilmente una nube me persigue,
el páramo entrevisto aparece y se nubla
sin mucha convicción.
En el salpicadero una luz discontinua
sobresalta la aguja del cansancio.
Sobre un otero romo un gran cartel anuncia:
"A ti pocos kilómetros",
y una curva resguarda un frondoso jardín
donde tus ojos velan como lunas
de algún lejano cielo inaccesible.

          (Población activa, Gijón, 1994)



lunes, 5 de octubre de 2015

GREGORIO LURI. AFORISMOS

Aforismos que nunca contaré a mis hijos
Gregorio Luri
La Isla de Siltolá, Aforismos
Sevilla, 2015


SEMILLAS NATURALES

   La sólida entidad del aforismo en el mapa creador actual proviene de una cualidad objetiva: su plural enfoque. El género admite una perspectiva amplia, tanto en los contornos formales como en la apertura argumental. Gregorio Luri  se estrena en esta escritura breve con el libro Aforismos que nunca contaré a mis hijos. Nacido en Azagra (Navarra) en 1955, el autor ha desempeñado una sostenida dedicación docente y ha labrado un perfil intelectual en el que la filosofía es el trazo fuerte de una amplia producción que sobrepasa la quincena de títulos.
   La tendencia al verbo reflexivo y los postulados de la sociología clarifican de inmediato cuál es el eje de simetría de esta compilación en la que las señas de identidad del momento histórico reciente afloran con nitidez. El ahora está marcado por el progreso tecnológico, las salpicaduras de la globalización, la pujanza del mercado siempre cómplice de los poderes financieros y mediáticos y las sangrantes desigualdades sociales que abren grietas en cualquier mapa físico. Y en ese contexto se gesta el rol de un sujeto omnisciente que debe recorrer una doble senda: el espacio interior de su conciencia y las aceras de un yo solidario y social que forma parte de un cuerpo maleable y colectivo. 
  Escueta en su formato, la intensidad aforística de Gregorio Luri  solo requiere dos o tres líneas para el enunciado conclusivo. Veamos algunos ejemplos al paso: “El periodista sustituye al cantor y al ayudante de cámara. Nadie es un gran hombre para un periodista honesto”; otro ejemplo con recorrido similar: “En las páginas de los periódicos, entre la verdad y la mentira está la cuenta de resultados”. La política como corpus gestor del bien público suscita un incansable reflejo nominal por el lastre de corrupción y desgobierno que ha creado tanta sombra en la opinión del ciudadano medio. Se hace necesario difundir argumentaciones que dignifiquen su praxis y que nos desgajen de los abundantes prejuicios asentados. El yo pensante se mueve con la brisa firme de la razón, pero no siempre en la dirección adecuada por los efectos colaterales: “Los libros, las películas, los sistemas filosóficos y las personas que se comprenden perfectamente… decepcionan un poco”, acaso porque la estatura media de lo que cabe en el hueco del logos está lastrado por la contingencia y la erosión del tiempo. Hay aforismos de manual, que invitan a la pausa para asimilar mejor su contenido. Así me ha sucedido, tal vez por la cansina actualidad del secesionismo catalán, con el texto siguiente: “Muchos catalanes llaman “España” a lo que menos les gusta de sí mismo. De ahí que entiendan la independencia como una catarsis“·
  En los aforismos de Gregorio Luri discurre con naturalidad el lenguaje filosófico, aquel que mira la ilación de causas y efectos detrás de lo aparente para percibir formas de comprender al otro, incluso admitiendo que la lógica carece de coherencia y que “el mundo es un relato de supervivientes”. Lo dice con acierto el filósofo y el pedagogo, y es un principio relevante para cualquier pensamiento crítico que mire a distancia el sesgo narrativo de nuestro tiempo. 


domingo, 4 de octubre de 2015

COLORES DE OTOÑO

Otoño en la Sierra de Gredos
Fotografía de Adela Sánchez Santana

COLORES DE OTOÑO
(Aforismos con chubasquero)

Como una empresa en crisis, el otoño somete a las hojas caducas a una severa restricción de plantilla. 

Mi biografía personal camina hacia algún sitio, pero lo veo como quien viaja en el asiento de atrás.  

El tiempo existencial, esa incansable empresa de mudanzas.         

Complaciente y callado, el aforismo me ofrece mis hábitos: los temas de siempre.  

Cuántas voces se amontonan en el silencio vegetal del valle. 

Esa extraña quietud defensiva del reloj.

En los paisajes con luz apetece caminar a tientas.      

                                                                 (Aforismos inéditos)   
           

viernes, 2 de octubre de 2015

BRÚJULAS Y MAPAS



BRÚJULAS Y MAPAS


  Con brújulas y mapas los cartógrafos de A situaron el paraíso en B. Exigentes estudiosos de B concluyeron, en cambio, que el sitio exacto del edén es A. En C nunca hubo unanimidad geográfica; unos se inclinaron por situar el paraíso en A, otros en B, y gana partidarios cada día un tercer grupo que prefiere no decantarse porque sospecha que el paraíso no está en ninguna parte.

    (Del cuaderno Diez insomnios, Corondel, Valencia, 2004)