miércoles, 29 de junio de 2016

DANIEL PENNAC. MAL DE ESCUELA

Mal de escuela
Daniel Pennac
Mondadori,
Barcelona, 2008

CONFLICTOS EN LAS AULAS

 Quienes se dedican a la práctica docente y cumplen a diario los trámites del tutor comprometido saben que una de sus funciones más ingratas es resolver conflictos y eliminar comportamientos de trinchera. La mente racional del profesor supone en el alumnado actitudes racionales y le disgusta que esa constante pedagógica no se cumpla. De ahí, su continua implicación  y el inacabable hablar, actuar y sermonear, decepcionado en muchas ocasiones por la escasa capacidad operativa del profesor de aula que elucida el sentido y la gravedad de su tarea. La formación universitaria no contemplaba métodos para luchar contra el absurdo o contra la rebelión tipificada.
  Los que intenten profundizar en el punto de vista del alumno fracasado tienen en los escaparates el libro de Daniel Pennac, Mal de escuela. El escritor galo, nació en  Casablanca (Marruecos), destino militar paterno,  en 1944 y, tras vivir en diferentes lugares africanos, se asienta en Francia y protagoniza una exitosa carrera literaria de amplio reconocimiento popular. Y sin embargo, el autor no esconde las pésimas calificaciones de la etapa escolar y aborda aquel periodo formativo con ternura, ironía y sentido común. De este modo, el dolor de no comprender y sus daños colaterales permiten asomarse al papel de la escuela que en demasiadas ocasiones sólo cuenta con los resultados académicos de los integrados y disimula como puede el fracaso escolar para que ninguna mirada crítica denuncie su incompetencia. No nos encontramos ante un manual de pedagogía terapéutica que proporcione una batería de soluciones. Pennac trasmite la intimidad de un personaje que utiliza el aula como centro de operaciones para despertar recuerdos y extraer de los mismos enseñanzas. Es la autobiografía de un yo que permanece agazapado en el fondo oscuro  de su nulidad.
 El autor fusiona pasado y presente; el mal alumno, motivo de continua preocupación en el entorno familiar, ha sido capaz de licenciarse y dedicarse a la práctica docente, aplicando métodos que le han deparado gratitud y estima. Pero estos métodos no están estructurados, no nacen de un proceso de aprendizaje reglado que evalúe procesos y principios. El escritor actúa por tanteo, al ritmo que le marca lo contingente. Por eso el libro es más un relato autobiográfico que un tratado sobre educación patentado por la inteligencia.
 Los breves capítulos permiten la lectura casi lineal. No es difícil reconstruir la convivencia en las aulas y un ritmo de trabajo en presente perpetuo, en el que cada lector puede utilizar su propia experiencia como elemento comparativo. Muchos profesores encontrarán el libro liviano y superficial, como si no diera la talla a la hora de abordar los nuevos roles que la sociedad tecnológica demanda a los centros educativos. El propósito del escritor no es la formulación de recetas exitosas. Pennac no trabaja en un laboratorio de ideas, utiliza la escuela  como tema. Y consigue transmitir con amenidad los argumentos del eterno conflicto entre saber e ignorancia. 


     

martes, 28 de junio de 2016

ÚLTIMOS MOVIMIENTOS

Muevo ficha

ÚLTIMOS MOVIMIENTOS

Soy tan raro que para reconocerme mi conciencia me pide el DNI digital.

Hay relaciones personales que tienen la duración de un aforismo y menos contenido.

En la madurez los sentimientos exigen estructuras elaboradas, escenarios con luz natural y narradores distanciados; la solvencia de un jugador de ajedrez.

Se quedó solo. Ahora recupera minerales en la galería de los desafectos.

El pudor convierte a la confidencia en un enroque.

Carpe diem. Quemó todas las naves. Mientras duró el incendio percibió su calor.

Un presente incierto. Piensa en zapatillas y sin afeitar; sólo mis peones mantienen una pose aceptable.

Futuro; esa aspirina diluida en el agua fresca del fracaso.

Andar extraviado tanto tiempo me deja ante tu puerta. Llamo al timbre. Espero.



lunes, 27 de junio de 2016

CASA VACÍA

Habitar el silencio

CASA VACÍA


En esta casa ya no vive nadie, aunque están todos los moradores que ocuparon las habitaciones. Escucho su fisiología desperdigada en pasos, susurros, toses y gemidos. De cuando en cuando callan, como si se hubiesen mudado por unas horas a otro lugar. Pero siempre regresan. Esta noche olvidaron cerrar la puerta de entrada y apagar las luces. Algo me despertó. No supe qué decir; soy un morador de la extrañeza ocupando el silencio de una casa vacía. Ellos me reconfortan y justifican mi presencia: “alguien debe soñarlos”.

(Del libro Cuentos mínimos)



domingo, 26 de junio de 2016

MOTIVOS PERSONALES

Todo empieza hoy


AFORISMOS PARA MAÑANA


Cada náufrago reclama para sí la madera raída.


En los espejos la imagen desvaída del futuro, sin alzar los ojos ni una sola vez


Perseverar apostado frente a la fijeza del paisaje, con la tenacidad zancuda de las grúas.


Ante las rocas  los argumentos piden cara o cruz: escalar o pasar de largo.


Luz dormida en la mansedumbre del estanque y los ojos infantiles que  nada saben de la refracción.


Acaso, esto y aquello. Marejadas, borrascas, nubes y claros. Meteorología de poeta.


No están cerca o lejos. No están.


La escritura y yo,  restaurante discreto en el que solo hay sitio para dos comensales.


Alguien escribe. Soy parte de la trama. Un personaje episódico.


En la lisura del cristal, los aspersores del jardín difunden transparencia. Mi casa y el día que declina. Pienso en aquella línea de Jorge Luis Borges: “No pasa un día en el que no estemos, un instante, en el paraíso”. Espejismos.


Que el desconcierto no sea obstáculo interpuesto; camina junto a él.


                                      (Del libro Motivos personales)



viernes, 24 de junio de 2016

EL YO Y SU SOMBRA

El hombre y su sombra
Fotografía de
Mizar Alcor

EL YO Y SU SOMBRA

  Como un gesto de primer día que quiere predecir el futuro, mi sombra esta mañana se escora más que yo. Mis pasos contiguos animan a seguir marcando itinerarios invisibles sobre el empedrado, por si un día se sienta, durmiente en la distancia, y me deja solo en la tregua del tiempo.
  Me gusta que su forma indefinida preserve el lustre. Que esté ahí, realista y tenaz, a ras de suelo.

(Del libro en preparación Cuentos diminutos)



jueves, 23 de junio de 2016

ANTONIO CABRERA. CORTEZA DE ABEDUL

Corteza de abedul
Antonio Cabrera
Tusquets Editores
Barcelona, 2016

CORTEZA DE ABEDUL

   Antonio Cabrera (Medina Sidonia, 1958) ha recorrido en el tiempo un largo itinerario docente como profesor de filosofía y este quehacer tiene una presencia continua y transversal en la definición de su poesía. El gaditano afincado en Castellón tiene en el curso de su escritura una inclinación natural a lo reflexivo, donde los versos nacen del aprecio a lo cercano y de una sensibilidad dispuesta y vigilante.
Tras la publicación en 2014 de su antología Montaña al sudeste, con prólogo de Josep Maria Rodríguez, agrupa sus inéditos en el poemario Corteza de abedul, cuyo título ya especifica de forma evidente que la naturaleza y sus elementos adquieren en el ideario de Antonio Cabrera un protagonismo central. Lo exterior vela las contingencias del intimismo ensimismado  y propicia un diálogo incansable que fuerza a la conciencia del sujeto a ampliar límites. Lo ajeno se hace costumbre y desplaza hacia las galerías de quien percibe su respiración. Allí mantiene sus señales de vida, que mudan en abstracción y pensamiento.
  La naturaleza nunca es un envoltorio frío sino un organismo proteico que camufla colores y líneas. El paisaje ofrece sus propios puntos de vista, como un espacio de afirmación frente al yo: “Tú aún no lo eres / pero el paisaje sí, él ya le es fiel / y da un paso de luz retrocediendo en torno. / Pon distancia también para estar dentro. / Contémplala, respira.” Las sensaciones conforman una amplia superficie en la conciencia, en su percibir establecen un orden natural de quietud y permanencia que se hace presente desde la evocación; se crea un estar cercano, un sitio interior: “Están en torno a mí / pero como a resguardo, / en existencia que no toca / ningún otro existir. / Que sean contiguas / carece de valor,  porque la luz las marca / y las preserva incólumes “.
  Pero el sujeto verbal no solo incide en el patrimonio sensorial del discurrir. Los versos se hacen voz apelativa para glosar razones, para incidir en la plenitud de la convivencia con los fugaces invitados del asombro: pájaros, flores diminutas que muestran su apacible armonía en la intemperie del tiempo, y mínimas criaturas que se hacen accesibles un instante para hacer posible su contemplación ensimismada.
  En Corteza de abedul asoma vivo y pleno un mundo respirable que es al mismo tiempo fugacidad y permanencia, que muestra su desorden, ese azar pautado que deshoja la vida al paso convertida en lección y en elegía. Entre la naturaleza y el yo se establece siempre una distancia corta y en ella el pensamiento busca el pulso elemental de la belleza.


miércoles, 22 de junio de 2016

EL PICAPORTE

Nadie responde...


EL PICAPORTE

             Memoria de mi padre


Casi nonagenario
-después de quince años de ceguera-
la evocación a tientas del pasado
equivale en mi padre
a resistencia.
El ahora es relente,
una cronología que tortura
con terapias y síntomas,
e ignora el leve aroma
de las flores de invierno.

Mi sedentaria angustia,
a cuerpo limpio,
no deja de pensar en cómo observa
aquello que no ve;
con serena sonrisa
enumera detalles
que debieron ser ciertos
y yo escucho sonámbulo,
mientras cierro los ojos.
Todo pasó, no importa
si el pasado no asiente
o la estricta verdad le contradice.

A veces su mirada resucita.
Posiciona en un mapa
imágenes dispersas.
Su voluntad es luz;
es el tacto que gira el picaporte
para abrir desde dentro
la puerta infranqueable.


           (De  Ninguna parte, La Isla de Siltolá, Sevilla, 2013)




lunes, 20 de junio de 2016

GOTAS DE TIEMPO

Reloj marino



GOTAS DE TIEMPO


Una tras otra,
cada gota un instante.
Reloj exacto.

                                           (De Nubes, Málaga, 2013)



sábado, 18 de junio de 2016

DESAPARICIONES Y PASOS PERDIDOS

Pasos perdidos

DESAPARICIONES Y PASOS PERDIDOS

  Desde hace varias semanas, no estoy. Ignoro si mi ausencia es un ocaso momentáneo, o una voluntariosa huida hacia la arena gruesa de un litoral lejano. Así que ando aplicado, con los magros sentidos que tengo todavía, en la tarea de encontrarme. No sé vivir a solas, sin esa voluntad que me despierta en medio de la noche recordando el inventario de asuntos pendientes.
  Durante algunos años pensé que daba cuerpo a un sujeto centrípeto y sin fracturas, destinado a vivir en el previsible monolito de mi identidad. Nunca imaginé esa atracción interna por la vida nómada. Me doy prisa en la búsqueda, antes de que empiece a olvidarme.

(Del libro en preparación Cuentos diminutos)  



viernes, 17 de junio de 2016

RUBÉN MARTÍN DÍAZ. FRACTURAS

Fracturas
Rubén Martín Díaz
Nausicaa, Colección La Rosa Profunda
XXX Premio de poesía Barcarola
Albacete, 2016


FRACTURAS

  En un tiempo creativo que no alcanza una década todavía, el edificio verbal de Rubén Martín Díaz (Albacete, 1980)  se ha convertido en voz singular, que figura en los principales recuentos de la lírica contemporánea. Su salida más reciente es Fracturas, editada en 2016, tras conseguir el Premio de Poesía Barcarola.
  Poderoso y objetivo, el sustantivo “Fracturas” conlleva una experiencia psíquica de ruptura y arrastre, como si lo previsible del acontecer, con su ritmo mantenido y pulsante, se viese superado de pronto por el desconcierto. Así se va gestando el horizonte vital casi, al mismo tiempo, imagen de quietud e intento de perdurar y exposición pautada del derrumbe. Desde el viaje callado de la luz, toma cuerpo la existencia diaria, mecida por la melancolía de ser nube de paso, presente en cada gesto del sujeto pensante: “Me arrellano en  mi silla / y dejo  que los párpados / tropiecen con el sueño, / mientras que el fuego oxida las cenizas / en mis ojos borrados”.
  La naturaleza, cercano libro abierto, abre los ojos como un bosque de símbolos; con destreza didáctica provoca un pausado despliegue del suceder cuyo sentido se aglutinan en conjunción armónica ideas y emociones, ante tantos estímulos siempre presentes en la alterada textura de lo real. Se escribe con verbo claro en el poema “Insecto”: “El vuelo de un insecto / desordenado y pertinaz, describe / la música invisible de la vida, / la frecuencia alterada que me induce a pensar / en todas esas cosas que ignoramos / pero que están presentes, / como una realidad que complementa / la pobre realidad de nuestros ojos “.
  En ese estar a descubierta en el entorno existe un intercambio dialogal entre el pensamiento reflexivo, que aglutina y pone orden en una percepción fragmentada, y la combinatoria de elementos contingentes entre los que se materializa una proyección del yo. La realidad exterior nunca es ajena y da aliento al yo poético; el sujeto sale de sí mismo para estar en los objetos como un acto de entrega.
No pasan inadvertidos algunos referentes literarios. En el sedimento cultural de Fracturas buscan sitio protagonistas de la tradición que hacen de los versos cauces continuos. Entre esos nombres propios está Milosz, o Michel Houlebecq, que propicia una reflexión sobre el rol del escritor y el sentido ético del quehacer literario, o una cuestión estética que encandiló en su día a Jaime Gil de Biedma sobre la identidad y su opción dual de ser poeta o poema, un asunto que también halló contundente configuración en Rubén Darío y en sus consideraciones del poema como artefacto verbal, sin enlaces con el ser biográfico. 
 La propuesta estética de Rubén Martín Díaz llega hasta el lector con ritmo clásico y una serenidad elegante en la que se expresa una mirada sobre la inestabilidad y sus fracturas, pero también una identificación especular con la otredad; en ella el sujeto poético se define y mantiene una estrecha relación. Poesía del sentir que es siempre una manera de romper límites y superar la extrañeza de la realidad exterior.



jueves, 16 de junio de 2016

EN FAMILIA

Deterioros


EN FAMILIA

   En casa no nos gusta incomodar a nadie, señor comisario. Las cosas son como son. No hay más indicios, pero todos buscábamos algo. Mi madre buscó siempre el sosiego en la farmacia; mi padre en la mudez de un cigarrillo, convencido de que el cansancio y el frío están en las palabras, pero son otra cosa; mi hermana, cuando niña, en el reclinatorio de la ermita y después en la esquina más rentable del polígono sur. Yo que no busqué nada, encontré un libro y en él sigo.
  Vivimos juntos el abuso feliz de sentirse en familia. Repare usted que en nuestra casa los sueños nunca dieron ningún paso. 

(Del libro en preparación Cuentos diminutos)



martes, 14 de junio de 2016

ANTONIO MANILLA. TRÍADA

En caso de dudas
y otros poemas de casi amor
Antonio Manilla
Editorial Sloper
Palma de Mallorca, 2016

EN CASO DE DUDA

   La parcela lírica de Antonio Manilla (León, 1967) se ha expandido en el curso temporal de 2016 con incansable solidez. En un lapso muy breve han visto la luz tres entregas, todas ellas reconocidas con importantes premios. Con paso firme y voz temporalista, El lugar en mí obtenía el Ciudad de Salamanca; en sus composiciones el transcurso vital dirige al yo hacia “un jardín plagado de quimeras”. Pero el estar es sinónimo de incertidumbre porque el paso cansado del reloj no cesa nunca en su afán acumulativo. Las ilusiones difunden brotes renovados y alientan espejismos, como si su percepción fuese el entrelazado natural que tiende puentes entre el ayer y el presente. Los días se suceden en un fluir remansado, donde solo es certeza la posesión callada de lo transitorio y el vuelo imprevisible del azar. En él rastrea el sujeto un lugar propio, un territorio habitable que permita asumir los signos del entorno y su caligrafía de plenitud y armonía. También signo elegíaco despedían las composiciones de Sin tiempo ni añoranza, un poemario reconocido con el Premio Paul Beckett. Allí amanece el fulgor crepuscular de los recuerdos. La memoria común disemina paisajes afectivos y en ese patrimonio de luz deshecha dormitan las paradojas del acontecer, esas experiencias por las que la inocencia inicial de la primera etapa permuta en madurez. Poco a poco, los lugares del pasado son teselas en su sitio, proclives a la crónica y a la mitología, un inventario de signos expuestos que aspira a sobrevivir entre la incansable zozobra del olvido.
  La titulación explícita que emplea Antonio Manilla en su última entrega, En caso de duda y otros poemas de casi amor, permite clarificar de inmediato la semántica del poema. En el texto de apertura “Substancias (por ahora) legales” compendia algunos elementos transversales de esta arquitectura: el empleo del poema breve, el uso de la ironía que busca distanciarse de la voz biográfica, y el recurrir a asuntos impregnados de lo existencial, siempre tratados con intensidad emotiva; la vida en cada instante profundiza en las pérdidas, marca la soledad como un entorno en el que encuentran sitio los restos del pasado. Lo transcurrido pervive en un reguero de imágenes en el que se asienta la claridad de la memoria. Los versos insuflan vida a un rastro icónico que expande sus formas y contornos sobre el poema: “ Que vivan para siempre / las costuras del día :/ todo cuanto es exceso sensitivo”. (Pág. 9)
  De este modo, el verso adquiere una clara función cognitiva, se hace reflexión y reflejo de lo transitorio, como si el poema fuese un litoral en marea baja sobre cuya quietud se deposita un patrimonio de indicios que permite recordar lo andado. Otra vez cobra sentido aquel aserto clásico :”Solo lo fugitivo permanece”. En los poemas de En caso de duda y otros poemas de casi amor  el estar del sujeto da pie a un tono intimista en el que resulta muy reconocible un amplio sustrato sentimental. Este posicionamiento intimista concede a la relación entre el yo y el otro un perdurable diálogo, como si fuese necesario buscar sitio a los motivos personales que dan impulso a la cronología vital. Nada tiene una valoración pequeña: cada gesto, cada mácula del recuerdo, cada pulsación se convierte en una razón de vida.
  La triada poética de Antonio Manilla provoca los efectos secundarios de una antología parcial. Favorece una perspectiva amplia sobre las constantes vitales de su ideario estético: memoria y temporalidad. Dos temas expuestos con una sugerente cercanía discursiva, con ritmo regular y modulación clásica, con un aditamento retórico bajo control, que equilibra ángulos biográficos y aportes de la tradición. El resultado define con precisión una voz decantada, lúcida, personal, que hace del tiempo un diario introspectivo, un  mapa interpretable para seguir en vuelo.  






domingo, 12 de junio de 2016

sábado, 11 de junio de 2016

LOS QUE ESPERAN

Las manos sedentarias

LOS QUE ESPERAN


   Llegan temprano al parque, desde algún itinerario común y repetido. Caminan lentos, con un rumor de brisa en los zapatos y los ojos clavados en el suelo. De vez en cuando relatan vidas improbables, hechos que ahora parecen tangenciales y oscuros. Cuando están en el parque nada ocurre pero son más ellos, con la vista fija en ese oficio que tan bien conocen: esperar.

(De Cuentos diminutos

viernes, 10 de junio de 2016

AFORISMOS CON ROSAS


La Rosaleda (Parque del Retiro, Madrid)

AFORISMOS CON ROSAS


Para María Fernández,
 que siempre deja abierta
la ventana con sol de la ternura


Un poeta crepuscular. Olvida a diario las llaves, los artilugios de escritura y aquella conciencia especular de ser un genio. 

 Minucia interna; no encuentro en mi interior nadie en quien confiar.

 Si miras con atención el lugar que ocupas, donde estás no hay nadie.

 En el apagado discurrir, adanes primigenios que aguardan todavía una manzana.

 El  verbalismo artificioso encala la escritura, pinta fachadas de víspera de feria.

 En la madeja de la gratitud se apelmazan los hilos sueltos.

 Los viernes aseguran un tedio prometedor, hecho de puntos suspensivos.

 En la poesía bucólica, espontánea colaboración de una coral ecológica: piedras,
 juncos, pájaros, parterres coloristas y nubes…





miércoles, 8 de junio de 2016

PABLO GARCÍA BAENA. ANTOLOGÍA POÉTICA

Mientras cantan los pájaros
Antología poética (1946-2006)
Pablo García Baena
Edición de Felipe Muriel
Cátedra, Letras Hispánicas, Madrid , 2015

LECCIÓN ESTÉTICA


   Nacido en Córdoba en 1921, Pablo García Baena comienza muy joven su relación con la poesía, aunque los estudios de Historia del Arte parecían decantar su sensibilidad creadora por el dibujo artístico. Lector incansable, forma su gusto en la Biblioteca Provincial, donde conoce a Juan Bernier. Con Bernier y Ricardo Molina formará el grupo fundacional de la revista Cántico, un empeño que apenas tiene repercusión en la sombría plaza literaria del momento; son años escindidos entre la frialdad garcilasista y el tremendismo social de posguerra. Pero la revista supone un respaldo animoso al trío, en cuya vocación epifánica el esteticismo es sustrato integrador. Poco a poco el incipiente grupo obtiene el apoyo de algunos miembros del 27 como Vicente Aleixandre, Gerardo Diego y Dámaso Alonso que ejercerán, con fina intuición, un largo tutelaje sobre la renacida escuela cordobesa. Otra revista de calado en el trayecto de Pablo García Baena es Caracola, puerta franca a la lírica malagueña y a un entorno amistoso relacional que facilita, años más tarde, el asentamiento laboral en Torremolinos, donde adquiere y regenta una tienda de antigüedades.
   Será en la década de los 70, cuando la generación novísima reivindique el legado de Cantico, como precursor del culturalismo y la experimentación lingüística, y la que insufle aliento creador al poeta que va acumulando actos literarios, monografías, compilaciones y reconocimientos hasta el ahora donde se ha convertido en referente inexcusable.
   La oportuna edición de Felipe Muriel en Letras Hispánicas establece coordenadas de estudio en dos direcciones: el entorno vital y la lectura pormenorizada de cada una de las salidas literarias hasta gestar un ideario estético reconocible. Apenas existen textos programáticos de Pablo García Baena así que las claves de su cosmovisión deben extraerse, fuera de los poemarios, a partir de entrevistas, lecturas personales o prólogos aclaratorios. El poeta se mueve en la franja del rapto y de la inspiración, siendo la labor de taller un ejercicio posterior y fatigoso; la poesía es una fuerza numinosa, un don etéreo que hace de la escritura soplo misterioso, una gema a tallar por el oficio para albergar sentimientos, emociones y una visión intuitiva de la realidad.
   Las seis décadas de escritura presentes en esta antología comienzan con Rumor oculto, breve entrega fechada en 1946; como cualquier inicio poético percibimos tanteos que mimetizan lecturas y desbordes juveniles; también pertenece al tramo de aprendizaje su segunda entrega, Mientras cantan los pájaros, aparecida en 1948. Son estaciones de un recorrido que “resalta por su coherencia y fidelidad a unos principios estéticos” y que encuentra en Antiguo muchacho, finalista del Premio Adonais, un primer hito. El libro aborda el continuo desplazamiento de un yo desdoblado entre el ayer y el ahora; la infancia cierra su espacio prístino y auroral para dejar sitio en la sensibilidad del joven y al despertar placentero del deseo. La siguiente entrega, Junio establece un cambio de perspectiva. Es un libro sensualista y celebratorio donde lo pasional incide en la alegría de vivir. Los sentidos despliegan un entorno que acoge un vitalismo dionisíaco en un tiempo estival, de ambientación bucólica. Esta mirada se quiebra en Óleo un poemario más introspectivo, donde aflora el sentimiento de culpa y una religiosidad angustiada en la que la verdadera identidad del yo encuentra alrededor incomprensión y disonancias. También mudan algunos aspectos formales como el uso de una dicción más sobria en su simbología y menos efectista.
   En esta senda, el libro Almoneda  es un título de transición que muestra la pericia formal del poeta que vuelve a darnos sus mejores logros al final de la década novísima con el poemario Antes que el tiempo acabe. Otra vez, pese a la división orgánica en cuatro secciones autónomas, reconocemos signos caracteriales: el intimismo transcendido, la voz elegíaca, que nace de la conciencia de fugacidad y el aporte simbólico. Entra después en una larga etapa de silencio hasta la publicación en 1990 de Fieles guirnaldas fugitivas, un conjunto concebido con la estructura musical de una sinfonía que logra el Premio Ciudad de Melilla. En el libro no faltan los textos circunstanciales, dictados por la contingencia, pero también abundan composiciones especulares que reflejan su esteticismo vitalista, con amplio despliegue iconográfico y sorprendente armadura verbal.
   Elaborado con lenta pulcritud,  cierra el cómputo de entregas Los campos Elíseos, editado por Pre-Textos en 2006; el título aporta un escaparate de registros, aunque predomina la voz elegíaca, el son que da sentido a una precaria afirmación de la belleza, siempre intensa y siempre transitoria. Resaltan también algunos homenajes literarios y esa aleación entre intimidad y entorno vivencial que llena el lenguaje de colmada sensualidad, un rasgo modernista que reivindica la sensorialidad en el poema y un hedonismo clásico.
   La carrera literaria de Pablo García Baena deja en su alzada una arquitectura barroca, cuajada de simbología y proclive a mostrar un lenguaje muy rico. Las salidas van escalonando estaciones vitales, aunque la infancia perdura como mítico lugar central porque en él encuentra el sujeto lírico seguridad y cobijo, aunque el devenir se defina en el tiempo como una estela de conflictos. Junto a las vicisitudes existenciales encuentra espacio el legado cultural, un campo esteticista pictórico y literario que eleva y trasciende el ámbito interior. El itinerario creador del cordobés es obra magna; en él la belleza se hace recogimiento para definirse con trazos limpios como clave constructiva y categoría moral.  



                                                                


martes, 7 de junio de 2016

LA GOTERA

Fuera de sitio

LA GOTERA

   Silencio y moho. Hago memoria y veo décadas de convivencia entre los dos, abriendo un surco vital compartido. Hasta que apareció, después de la tormenta, una gotera. Se instaló, sombría, en el techo azul del dormitorio, como si fuese un invierno fuera de sitio, que pusiera frío en cada gesto.
   Así nos convertimos en cuerpos ajenos, sin otro afán que escuchar un goteo que nunca concluye.

(De Cuentos diminutos)

lunes, 6 de junio de 2016

PIEL LABORABLE

Habitación de lunes
PIEL LABORABLE

Como trastero,
sin pulso todavía,
la piel del lunes. 


viernes, 3 de junio de 2016

UN OKUPA EN MI MURO DE FACEBOOK

Antes de la tormenta

UN OKUPA EN MI MURO

a L. por su civismo

   La edad sosiega la moral combativa, como la visión de un mar abierto,  pero han sonado mis alarmas digitales. Tengo un okupa en el muro de facebook. Esperemos que su presencia sea lluvia triste y flor de un día; que el renacuajo de su estar no crezca como rana y mude en bicho que contamine la charca virtual. Ya he remitido al sujeto dos o tres mensajes conciliatorios, aconsejando que explore su biografía, a trechos, para descubrir cuándo su inteligencia fundió fusibles y se transformó en instrumento cochambroso. No sé si mis argumentos darán resultado porque piensa –en su cerebro, una suposición lo de pensar - que su temperamento cívico hace músculos cuando insulta. Mi disgusto inicial se ha traducido ahora en paternalismo. Tengo cierta fe en su curación; el okupa ha recorrido la distancia completa de la estupidez, así que para sus pasos solo es posible el regreso. 


jueves, 2 de junio de 2016

LUIS ALBERTO DE CUENCA. TRAYECTO CONTINUO

Luis Alberto de Cuenca

PALABRA DE AMIGO

   La primera salida a superficie de Luis Alberto de Cuenca se realizó en la muestra Espejo del amor y de la muerte, un volumen aparecido en la colección Bezoar que puede considerarse complemento de la célebre antología de Josep María Castellet  Nueve novisimos poetas españoles. Es un lugar común de la crítica que ese recuento marcó el rumbo en la poesía de los años setenta y convirtió el venecianismo en tendencia dominante. Pero el itinerario del madrileño pronto adquiere una personalidad propia y singularizada hasta convertirse en referencia de cualquier recuento.
   Existe en su poesía una evolución natural. El tramo epifánico, que representan Los retratos  y  Elsinore, forma una etapa estética y formalista que gira a comienzos de los ochenta hacia una poesía más decantada, de línea clara, sustentada en el trazo limpio y en la aspiración clarificadora. Sin embargo el material textual de cada etapa comparte abundantes aspectos formales y vetas temáticas. La dicción coloquial no es sino un depurado ejercicio intertextual en el que caben cultura clásica, cine, cómic y otras manifestaciones artísticas, forjadoras de una sensibilidad múltiple que el lector puede apreciar, en su justa medida, en la recapitulación Los mundos y los días.
   El quehacer literario de Luis Alberto es un todo orgánico hecho de géneros maleables. El poeta, traductor, crítico, académico y ensayista se ha convertido en guía de las últimas promociones, lo que ha dado lugar a un amplio horizonte de interpretaciones del que Alrededor de Luis Alberto de Cuenca es un didáctico ejemplo. En las palabras liminares el prologuista y antólogo Javier Vázquez Losada comenta cómo ha surgido esta miscelánea a partir de un dossier encargado para una revista digital. Tras ese cuaderno, las colaboraciones comenzaron a llegar hasta reunir más de un centenar de nombres entre narradores y poetas.
  Más que el ensayo riguroso, abunda el apunte circunstancial, el texto que justifica la relación personal con el homenajeado o las huellas de antiguas lecturas que propiciaron el primer acercamiento a un modo de escritura que enlaza con naturalidad experiencia e itinerario vital. La copiosa nómina de colaboradores da para muchos enfoques y quien se acerque al libro no quedará decepcionado.
   Que un centenar de letraheridos –asentados o en ciernes- se ponga de acuerdo para colaborar en la iniciativa de Javier Vázquez Losada es una anomalía sociológica que habla con toda claridad del talante intelectual del homenajeado, de su mano tendida sea cual sea el grado de afinidad estética. De ahí que entre las páginas de Alrededor de Luis Alberto de Cuenca sople la brisa del afecto: es un testimonio colectivo de amistad en voz alta.

                                                                                            
Alrededor de Luis Alberto de Cuenca
(Homenaje a Luis Alberto de Cuenca)
 Javier Vázquez Losada (prologuista y antólogo)
Neverland EdicionesMadrid, 2011




miércoles, 1 de junio de 2016

NUBES EN EL CRISTAL

Guardador de rebaños



NUBES


La lluvia recurrente
conforma una viñeta melancólica
que cela ventanucos y portones
y justifica ociosas voluntades.
Inquisitivas sábanas me cubren
de tedio y soledad.
Empujan los desvelos hacia el alba.
Rememorar es grato
si la secuencia informa
que no somos estelas todavía,
una colmada sucesión de fraudes.
Al cuerpo que interroga,
dicta el tiempo agresivo
preceptos irritables.
La vigilia se quiebra mientras miro
un rosario de nubes
donde nunca rozamos.

       (La noche en blanco, DVD Ediciones, 2006)