viernes, 29 de abril de 2016

AFORISMOS DE AMANECIDA

Amanecida

AFORISMOS DE AMANECIDA


En cada itinerario hay quien restringe la verdadera senda; invita a buscar rutas alternativas.

La amnesia aporta tranquilidad a la respiración de los recuerdos.

El agónico vocacional tiene una visión cabizbaja de la realidad inmediata.

Alguien, liberado de ideologías, tendría que reflexionar sobre el nomadismo ideológico.

Cerca del mar todo se borra, salvo el silencio roto y el efecto emocional de la contemplación.

Tiene un sentido del orden y de la etiqueta  impropios de sus años. Colecciona  poemarios. Los agrupa por colores, los colores por épocas; las épocas por tendencias, las tendencias por autores; los autores por el estado de conservación de su pelo. Apunta a crítico literario.

La crítica debe cultivar el pudor. El elogio gratuito suena a sarcasmo.

El corazón celoso hace recuentos de futuras pérdidas.

La orfandad del solitario es el epitelio de la ternura.

Ideas de saldo; necesitan un lenguaje primario, como esos productos de consumo que se adquieren en los minoristas chinos.

Para los que piensan que el suicidio es una posibilidad razonable, la vida se alimenta de fracasos.


(De Motivos personales, Sevilla, 2015) 







miércoles, 27 de abril de 2016

ALEX CHICO. POSDATAS

Sesenta y cinco momentos
en la vida de un escritor de posdatas
Alex Chico
Ediciones de la Isla de Siltolá
Sevilla, 2016

POSDATAS

  Casi coincidiendo en su epifanía con la edición de Un hombre espera, Alex Chico (Plasencia, 1980) compila sus consideraciones sobre el lenguaje en un volumen de título dilatado: Sesenta y cinco momentos en la vida de un escritor de posdatas. El aserto invita a descubrir de inmediato la identidad de ese misterioso escritor,E.P. y, de paso, a investigar su práctica creadora, resumida en este inventario de poéticas.
  De este modo la posdata, coda reflexiva del epistolario, se convierte en suelo central del proceso comunicativo y en una fragmentada formulación del ideario estético. En la tradición literaria, las poéticas en prosa sacan el músculo ensayístico; mantienen ese prurito intacto de complejidad, como si la semblanza del poema dependiera de una trama oscura, repleta de líneas y matizados. Alex Chico recurre a un sujeto ficcional en el que se fusionan en un mismo propósito autor y personaje, y con sus apuntes traza un espacio de pensamiento en torno a tres vectores: el deambular de la memoria, la pertenencia a un lugar y los meandros de la creación literaria. Con ellos organiza un tratado que, con mínimos elementos, consigue un mensaje didáctico y metaliterario. Para dar más verosimilitud a la identidad heterónima, busca en el prólogo una conexión afectiva con la poeta Laia López Manrique y con el escritor de microrrelatos Ginés S. Cutillas; además en la compilación de fragmentos añade la procedencia bibliográfica de cada texto, por lo que el recorrido creador de E.P. sugiere un notable inventario de títulos.
  Hasta el momento el corpus literario de Alex Chico ha crecido de forma plural, englobando facetas como crítica, poesía, relato, ensayo y novela. En un empeño tan diverso, estas anotaciones clarifican sobre todo su labor poética, integrada por las entregas La tristeza del eco, Dimensión de la frontera, Un lugar para nadie y Habitación en w, a las que se añaden tres cuadernos. Tantas sendas permiten constatar la vigencia de algunos signos referenciales y refrendados en las posdatas.
  El contenido del breve volumen obedece a un discurrir aleatorio; en él encontramos nítidos aforismos que enmarcan diversas actitudes ante el hecho creador: “Lo peor de un escritor es que piensa que todo le pertenece”. También hallamos textos que indagan en la ontología del texto, en esa verdad de la creación que tantas veces huye del final previsible, como si fuera ajena la brújula que marca el final de ruta: “La creación literaria supone una particular caída al vacío. La función de la escritura sería trasmitir lo que encuentra en ese descenso”. No falta el préstamo literario, ese refrendo de la opinión individual en el lago en calma de la biblioteca. Retornan remozadas ideas de  Maurice Blanchot, Charles Simic, Seamus Heaney, Kipling, o Raúl Zurita.
 Así encuentra desarrollo un título que hace de la reflexión personaje principal, como si los fragmentos formaran el manifiesto personal de un poeta que se presenta a sí mismo. El yo indagatorio actúa bajo la discreta transparencia de una máscara en la que suena limpia y natural la voz de un narrador que convierte cada posdata es una cerilla encendida, en una amanecida breve que tiende sobre las cosas un epitelio de lucidez.



martes, 26 de abril de 2016

LA CASA VACÍA

Por los caminos de Ulloa
Fotografía de
José Manuel Vilaboa

CASA VACÍA


  En la casa ya no vive nadie. Solo está la neblina, esos moradores que ayer ocuparon las habitaciones. Bajo la luz tenue del alba, si franqueo la puerta quejumbrosa, escucho su fisiología desperdigada e invisible en pasos, susurros y gemidos. De cuando en cuando callan, como si se hubiesen mudado por unas horas a otro lugar.
  Pero siempre regresan. Esta noche olvidaron cerrar la puerta de entrada y apagar luces. Alguien me despertó. No supe qué decir; me siento un extraño ocupando una casa vacía. Ellos me reconfortan y justifican mi presencia: soy quien los sueña.

(De Cuentos diminutos)


lunes, 25 de abril de 2016

BALLERINA VARGAS TINAJERO. ANTOLEJÍA

Antolejía. Poemas para limpiar el váter
Ballerina Vargas Tinajero
Ediciones Liliputienses
Cáceres, 2015
NAUFRAGIOS

  Estrategias comunicativas del lenguaje como la ironía y el sarcasmo requieren la tolerancia del interlocutor, una afinidad en el sentido dialogal que no siempre evita la confrontación receptiva. Más allá del ludismo y del enfoque coloquial debe existir en el poema un pacto de verismo capaz de transmitir emotividad, pensamiento y sentido crítico. Desde esa premisa inicio la lectura de Antolejía. Poemas para limpiar el váter. Es la amanecida literaria de Ballerina Vargas Tinajero (Sevilla, 1976), Licenciada en Periodismo y docente en ejercicio como Profesora de Lengua y Literatura en un instituto sevillano.
  El título, provocador y gallito como un gamberro adolescente, contrasta con la seriedad léxica de las citas, extraídas del armario incansable de Francisco de Quevedo y de Cavafis. Así comienza un discurso confesional que enlaza, al menos en apariencia, el recorrido biográfico personal y el rol del protagonista lírico. Directa, provocadora y con el puño alzado para el ajuste de cuentas, la voz verbal abre compuertas al remanso diario para que encuentren cauce las contradicciones del estado de ánimo.
  El yo bracea en las aguas sucias de la realidad y lo hace con la aspereza de quien no quiere que la debilidad se convierta en queja pusilánime. El rostro que se mira en el azogue gastado de la intimidad nada tiene en común con la vida en rosa de los mundos perfectos, donde cada sensibilidad ocupa silla en el lugar exacto de la costumbre y los objetos propician una delicada simetría de formas y colores en los domesticados sentidos que perciben. Quien mira no contempla la cuadrícula del sosiego sino un espacio repleto de fragmentos aleatorios, un mar en el que no es posible evitar el naufragio.
  Cuando Charles Baudelaire escribe Le spleen de Paris la deriva existencial en la urbe moderna encuentra los contornos que limitan su semántica. La bilis negra y la melancolía dictan su codificación poética. De ellas manan otros idearios que narran el hastío del hombre deshabitado; y en esa forma de entender la erosión del tiempo sobre la conciencia tiene nuevo cobijo la poesía de Ballerina Vargas Tinajero. En su retrato gris del desasosiego solo ha cambiado el latido cronológico y los referentes escenográficos que enmarcan el rostro cansado y ojeroso del perdedor.
  Antolejía  se convierte en la crónica de un deambular errático que hace de la sinceridad una simple cuestión de confianza. La luz de amanecida es un destello fatuo, difuso, perecedero y en él narra su estar una voz en vela, con el léxico crudo del desencanto. Lastrado por el propio peso de la identidad, no es posible volar; hay que permanecer a ras de suelo hasta la caída de sol, solo y desnudo de cualquier utopía, inmerso en el sopor de quien descubre a diario los rincones de un mundo lleno de nada.












     

domingo, 24 de abril de 2016

AGUSTÍN PORRAS. UNA ETERNA DESPEDIDA

Una eterna despedida
Agustín Porras Estrada
Prólogos de
José Cereijo y Luis Valdesueiro
Editorial Verbum
Madrid, 2016

CON VOZ DE TODOS

  Poeta, ensayista –con notables aproximaciones al discurrir biográfico y al legado literario de Gustavo Adolfo Bécquer- y editor de revistas literarias, Agustín Porras emplea como frontal de su libro de poemas más reciente un esqueje versal de Ángel Guinda: “Una eterna despedida”. Es una expresión enunciativa, sin ningún recodo semántico, que hace principio básico la aceptación de que el devenir no es sino un sino anunciado que va sembrando huellas hasta la última costa; caminamos para llegar a un refugio postrero donde nada perdura sino indicios de ceniza y vacío. 
  Esta propuesta reflexiva sobre nuestra conciencia integra como umbral dos prólogos. Los firman el aforista Luis Valdesueiro y el poeta José Cereijo. Los párrafos de Cereijo insisten en el carácter natural del lenguaje, de tal modo que la experiencia individual se comunica a través de un propósito intimista y coloquial, que pretende compartir un núcleo de sensaciones dictadas por la cercanía; el sujeto verbal habla con la voz de todos. Luis Valdesueiro se remonta al discurrir histórico de la literatura para recordar el origen oral de la poesía y su halo popular y anónimo. De ese manantial siempre propicio a la recitación y la memoria surge la copla, formato poético  que tiene como rasgo ideal el efecto emotivo, junto al carácter paradójico y el sentido irónico y vitalista.
  Con esos juncos, Agustín Porras entrelaza un poemario que bascula entre dos vértices temáticos: existencia y finitud. Dos veneros que amanecen con la línea recta de lo intuitivo, sin meandros herméticos, con una expresividad directa que amasa frutos con la experiencia saludable del realismo: “Aquel que vive con miedo / no hace falta que le expliquen / en qué consiste el infierno”; de ese afán didáctico de la copla que busca difundir una actitud están cimentados los versos de muchas composiciones;  también de la incertidumbre que genera el azar que guía el deambular por trochas azarosas: “Desde niño siempre supe / lo que debía de hacer. / Hasta hoy nunca lo hice. / ¿Me atreveré alguna vez?
 Las coplas de Una eterna despedida  se caracterizan por u efectismo expresivo. Niegan cualquier idealización conceptual para captar las palpitaciones del pensar, ese fulgor emotivo que crea en el ánimo efectos de luz y sombra, que enmarca las palabras del poema en la tarea de dar fe de vida, aunque seamos un destino pactado, un camino abierto al espejismo de la permanencia que asume en la última estación una certeza única.
  En este itinerario del yo hasta sí mismo no hay regreso.  


sábado, 23 de abril de 2016

TARDE EN MADRID: UNA VENTANA Y BORGES

Exposición sobre Jorge Luis Borges
(Con Herme D. Donis y José Luis García Martín)
Casa de América, Madrid
Fotografía de José Luis García Martín
TARDE EN MADRID

   Mañana laboral en torno a la animación lectora en el instituto, y tarde para el afecto en Madrid. Llego temprano para percibir la alegría de abril en el Parque del Retiro. No tarda Herme, a quien no veo desde hace unas semanas por sus problemas físicos. El reencuentro es una alegría porque nuestro abrazo es íntimo y frágil como un haiku. Cuando leo su poesía pienso en unas líneas del ideario estético de José Manuel Caballero Bonald: “El acto de escribir supone para mí un trabajo de aproximación crítica al conocimiento de la realidad y también una forma de resistencia frente al medio que me condiciona”. Es una afirmación atinada para la literatura de interiores de La vida en un instante. una muestra editada por Hilario Barrero que he traído conmigo para que me lo dedique su autora. Los vínculos con la estrofa japonesa perduran. La poeta cumple con riguroso horario el cultivo del haiku y hace de su aparición sosegada en el folio una tarea catártica. Desde hace años, se ha impuesto como primera obligación literaria matinal la escritura de un haiku, un ejercicio de legítima defensa que limpia los rincones del ánimo de las telarañas grises del estar.
   Llega también puntual el poeta y crítico José Luis García Martín, con traje, corbata roja y amplia sonrisa, como un invitado elegante que dejara en la agenda algún compromiso social para compartir unas horas de conversación sosegada. El Retiro, con el lago repleto de barcas con adolescentes y turistas, oferta un primer café con recuerdos e impresiones cinéfilas; y la cercana Casa de América, donde se conmemora el Día del Libro con recitales y exposiciones invita a disfrutar del inagotable ejemplo de Jorge Luis Borges, una devoción sostenida e intacta.
   Cada memoria personal registra, de forma discontinua, el transcurrir con algunas impresiones al paso. Queda la noche para seguir entre libros en compañía de algunos poetas de Re-generación  y queda esta fotografía de una tarde convertida en postal para el recuerdo. Es la euforia pequeña de la amistad, esa estela de quien no necesita alzar la voz  para dar gracias por la buena compañía, por seguir juntos bajo esa claridad manchada que anticipa la lluvia. 






  

jueves, 21 de abril de 2016

PESCADORES EN TIERRA

Atardecida (Playas de Cádiz)




PESCADORES EN TIERRA

Como nubes de paso se convocan
a la pálida luz de los ponientes,
cuando el viento despeja
los márgenes de arena
y las olas embisten a la tarde caída
con domesticada mansedumbre.
Dispersan aparejos de bambú,
cebos, linternas, termos,
y arrojan los anzuelos mar adentro.
Después callan y orean
el salpicar continuo mientras miden
la inmersión de los plomos.

No desfallece nunca su constancia;
aguarda la captura
de un monstruo fugitivo
refugiado en el sueño,
Moby Dick.


       (Poema de Dónde está el fuego 2, Nueva York, 2016
        Cuadernos de Humo, 10, ilustraciones de Hilario Barrero)



       

miércoles, 20 de abril de 2016

EDUARDO GARCÍA. AFORISMOS PARA UNA DESPEDIDA

Eduardo García (Sao Paulo, 1965- Córdoba, 2016)

POESÍA Y PENSAMIENTO

                                       In memoriam

   En el pulso literario de Eduardo García se entrecruzan dos vectores complementarios: la poesía y el pensamiento filosófico. Ambas vertientes de la sensibilidad creadora mantienen relaciones de influencia recíproca y están presentes en el libro Las islas sumergidas, una compilación aforística que llega a las librerías, impulsada por Cuadernos del Vigía, casi al mismo tiempo que otra obra del autor, el poemario Duermevela, ganador del XXV Premio Internacional de Poesía Ciudad de Melilla.
   Vivimos un tiempo áureo para el aforismo. Así lo constatan algunas antologías y el nacimiento de colecciones monográficas sobre la práctica de un decir breve cuyo formato conceptual tiene lindes difusas. Y en esa cualidad reside gran parte del encanto del género. Lo escribió F. Nietzsche, cima de esta escritura fragmentaria: “Un aforismo cuya forja y cuño son lo que deben ser no está aún descifrado porque se le haya leído; muy lejos de eso, pues la “interpretación” entonces es cuando comienza. El poeta es consciente de esa turbiedad semántica e inicia su periplo aforístico sondeando la naturaleza de esta escritura con cuatro aforismos que miran su propio reflejo especular, donde resalta por su acierto el que sigue: “El aforismo es un turbio fogonazo. Nunca alcanza a explicarse. Pero quema”; tan preciso testimonio contiene efectos secundarios enaltecedores: la intensidad de su fuerza para esclarecer un ámbito, su capacidad para reavivar cenizas y esa estela emotiva que deja en la conciencia el intangible rastro de su paso.
   En la travesía de Las islas sumergidas Eduardo García prefiere la brújula y aglutina sus  textos bajo nubes que abarcan idénticos intereses y cobijan estelas o variables derivadas de un hilo argumental semejante. Una palabra cernudiana, “El deseo” sirve de enlace  al primer grupo de aforismos. El deseo es una estrategia perfecta contra el ensimismamiento y el solipsismo; impulsa a otro, conmina a abrir nuestras percepciones hacia la alteridad, dibuja una corriente para que la voluntad puede seguir su cauce, aunque a veces ese deseo sea un espejismo: “Creemos desear objetos o personas y en realidad corremos tras fantasmas. Objetos y personas nos son desconocidos. Tan solo nos seduce el resplandor de su reflejo en nuestra fantasía. El escritor despliega un amplio tratamiento sobre el deseo, siempre expuesto a la contingencia y al ser temporal. Con frecuencia bajo el deseo se esconde la mentira de lo ideal.
   Ya se ha comentado que los aforismos nunca caminan en línea recta, ni bajo los trazos de un itinerario previsible; su escritura se deja llevar por la corriente. El apartado “En cuerpo y alma” sondea el sustrato de la identidad; en ella está presente la noción de extrañeza, ese yo dubitativo en el que se repliegan tantas incertidumbres; un aforismo deja una clave de uso que permite reconocer la convivencia entre materia y espíritu: “Somos la estela de un sueño que la materia se empeña en despertar”.
   La contingencia emerge en el tercer apartado, “Estado de cosas”. El yo verbal está condicionado por el ruido de fondo de lo colectivo; lo cotidiano expone los claroscuros del ser social y sus contradicciones. La fisonomía de época alumbra un laberinto en el que se arrinconan comportamientos, actitudes, la estridencia de la moral pública y los ecos del chisme y el rumor que tanta atención concitan en los medios de comunicación. Es el apartado con una mayor carga ética.
   En el tramo final del libro la escritura retorna a casa y se concentra sobre sí misma para percibir los itinerarios estéticos que rigen su caligrafía. Cada autor alumbra un ideario estético. Las palabras buscan sitio, se conceden un propósito significativo, se diversifican para trazar las líneas que reflejan la imagen del creador: “desentrañar la realidad es vislumbrar en su callada superficie nuestra huella”. De estas tentativas nace el poema, el chispazo del aforismo o el argumento inolvidable que conduce la buena prosa.
  Hasta la fecha, Eduardo García era un poeta reconocido y un autor ensayístico. Ahora estrena nueva faceta, la de aforista. No alumbra un compromiso circunstancial con el género; sabe que el aforismo ilumina un amplio campo expresivo, que los buenos aforismos aman la paradoja y dejan sobre la mesa la carga significativa de su parquedad.



martes, 19 de abril de 2016

DESDE EL MAR A LA ESTEPA (Antología)

Desde el mar a la estepa
Prólogo de Dionisia García
Chamán Ediciones, Colección Chamán ante el fuego
Albacete, 2016

PAISAJES

 El carácter expansivo de la edición digital, con sus innegables rasgos publicitarios de rapidez, difusión inmediata y mínimos costes, ha ido reduciendo las lindes de la edición tradicional y generando incertidumbre sobre la situación futura del mercado. Por eso, asistir al nacimiento de Chamán Ediciones, impulsada por Ana Isabel Toboso y Pedro José Gascón, tiene mucho de amanecida estival, como sucediera en su día con la editorial Balduque o con las páginas orquestales de la revista literaria La Galla Ciencia. Un disfrute que merece apoyo, sin ningún reparo.
  La colección de poesía “Chamán ante el fuego” abre su recorrido con el volumen Desde el mar a la estepa, un compendio de paisajes creativos formado por autores de Murcia y Albacete. Son zonas con marco geográfico complementario, entre la cuerda litoral y la altura mesetaria manchega. Sitios fértiles en la escritura que ya tienen cosecha granada en el canon lírico del siglo XX. El discurso estético de las últimas hornadas no podría entenderse sin las aportaciones singulares de Antonio Martínez Sarrión, José María Álvarez y Eloy Sánchez Rosillo. Son referentes vivos a los que podría unirse Dionisia García por su dilatado corpus. A Dionisia García le corresponde firmar el liminar con un texto de apertura.
 La poeta de Fuenteálamo incide en el legado cronológico de ambas provincias, en el que podemos vislumbrar los ciclos naturales de abundantes iniciativas, sendas básicas de la situación actual. El prólogo deja la convicción de que la abundancia de autores es consecuencia de un afán múltiple, sostenido en el tiempo que da voz coral y ha creado un tejido perdurable.
  La selección aglutina treinta nombres y es un atinado expositor sobre la convivencia de idearios estéticos, con estratos temáticos y formas diferenciados. Cada autor es introducido por un descriptivo perfil biográfico y deja muestra de su taller con cuatro textos. En tan amplio panorama no hay sitio para mucha poesía, por lo que estas composiciones pueden ser meras señales de situación para que los lectores busquen el diálogo en soledad con hitos más representativos. Queda entre las palabras el sentir lírico de un grupo que restaura el laberinto estético. Sendas de ida y vuelta entre lo figurativo y la sombra, entre la imagen onírica y el verso que difunde ángulos cotidianos de la intimidad. Un alfabeto siempre renovado en la búsqueda personal que da sentido al poema, donde resulta grato constatar la firmeza de vuelo de la lírica más joven, con nombres representados en antologías nacionales y protagonismo explícito en los estantes de la edición actual.
  Cierra  la muestra, como asumiendo una órbita circular entre editor y poeta, Pedro José Gascón. Su largo itinerario arranca en las lejanas páginas de la revista Isla desnuda y cuyo sentido multidisciplinar de la creación ha diseminado calas en la música, la poesía, el periodismo o la edición. El volumen colectivo desde el mar a la estepa difunde una esperanzada visión de la pujanza literaria de dos entornos, Albacete y Murcia, convertidos en los últimos años en sitios esenciales del poema. Con certera luz, el enfoque de Chamán Ediciones perfila contornos de un mapa poblado y apacible, donde la poesía sigue siendo avenida principal.



lunes, 18 de abril de 2016

DOS MICRORRELATOS PARA UN CANON

El Matadero (Madrid)


DOS MICRORRELATOS PARA UN CANON

                                                                 A los bachilleres del IES Villa de Valdemoro

   He perdido la cuenta de las veces que leí estos microrrelatos. Sin embargo, mi respuesta emocional ante su austeridad sigue intacta. En ellos percibo la música secreta de un espacio imaginario pleno, elaborado con extrema concisión. Ninguno de los dos contiene ideas programáticas pero ambos recogen toda la teoría crítica del género: los grandes microrrelatos nunca dicen lo que piensan, solo lo sugieren. En su cauce de palabras y argumentos son textos perdurables que ya viven en la memoria del lector futuro. Como estos dos:


CUENTO DE HORROR

La mujer que amé se ha convertido en fantasma. Yo soy el lugar de sus apariciones.
                                                                                            JUAN JOSÉ ARREOLA


EL DINOSAURIO

Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí.
                                     AUGUSTO MONTERROSO



domingo, 17 de abril de 2016

MAPA DE RUTA (Antología poética)

Mapa de ruta (Antología poética 1990-2009)
José Luis Morante
Prólogo de Josep Maria Rodríguez
Maillot Amarillo, Granada, 2010

    Acerca de MAPA DE RUTA

Alude Mapa de ruta – no niego que la etiqueta está familiarizada con mi trabajo como profesor de Ciencias Sociales en un instituto de Secundaria- al recorrido de dos décadas de escritura, desglosado en siete poemarios que mantienen aquí una disposición cronológica, con el mínimo añadido de cinco inéditos que hablan de esencialidad y despojamiento; ser claro, ser preciso. En mi escritura prevalecen unos cuantos temas que imponen su presencia de manera más o menos continua. Las similitudes entre el yo biográfico y el ser literario abundan en Población activa, Causas y efectos y la noche en blanco con referentes sentimentales que hacen de la convivencia una indagación sostenida, aunque sea en Causas y efectos donde el anecdotario biográfico cobre mayor presencia: los días de infancia, la presencia del padre, el aprendizaje sentimental y la fuerza de enlace con la realidad. Si manipulamos la proclama de Rimbaud que convertía al yo en otro, la nueva declaración es igualmente válida: el otro es yo. En la poesía realista el empleo frecuente de la primera persona, tan apropiado para el tono meditativo, tiende a confundir el ser poemático y el biográfico. Son entidades distintas, aunque emparentadas por evidentes conexiones: el primero se nutre del fondo de experiencias, vivido o imaginario, de quien escribe. Añado unas mínimas consideraciones sobre el enfoque formal. Si en Largo recorrido el verso normativo era el endecasílabo, ahora es el heptasílabo la medida versal más frecuente. El arte menor acelera la cadencia lectora y da levedad al poema, una circunstancia que también potencia el despojamiento de adjetivos en los títulos. Recurro al poema breve, que busca la intensidad en un mínimo desarrollo narrativo e incrementa el ritmo conversacional, fluido y comunicativo. Nunca he gastado energías en convertir una composición en un acertijo o en un enigma inútil.
                                                               

                                            



viernes, 15 de abril de 2016

JOSÉ LUNA BORGE. RELOJ DE MELANCÓLICOS

Reloj de melancólicos
José Luna Borge
Ediciones Los Papeles del Sitio
Sevilla, 2016
HOJAS DEL TIEMPO

  Se percibe, con frecuencia, el movimiento pendular que la poesía adquiere con el paso de los años. Sin pretender introducir bifurcaciones en esa cuestión, sí parece fuera de duda que la voz elegíaca es el tono habitual de la obra madura, cuando el sujeto verbal protagoniza una etapa vital donde resuena en cada viaje interior la voz de la experiencia. Esa es la primera percepción lectora que difunde el título Reloj de melancólicos, que José Luna Borge suma a una poblada trayectoria. En ella manifiesta una voluntad intelectual diversa, que practica géneros como la poesía, el ensayo y el diario íntimo.
  En Reloj de melancólicos a través de la evocación comparece el pasado como espacio natural de la memoria para edificar sobre la arena del ahora un pensamiento reflexivo, que guarda sitio a la nostalgia. Leemos en la composición de apertura, “Farolillo”: “Aquella breve llama se abre paso / en el oscuro mundo del recuerdo / y acoge aquellos días con su amparo “. Dispuestas a velar su condición transitoria, se presentan las dispersas señales de un devenir biográfico. Luchan por hacerse condición testimonial, ajenas a la erosión del transcurrir, como si fuesen  figurantes de un escenario vivo, actual y vigente, donde el yo representara sus sucesivas mutaciones. La conciencia del existir se va fortaleciendo  en compañía de un notable inventario de presencias y sombras ausentes. Entre esas presencias se recupera la imagen lejana del padre y su andar silencioso hasta perderse en un bosque de niebla; también afloran ecos de viejas amistades  cuyos pasos vitales resonaron en la dichosa acera de la infancia, llenando los instantes cotidianos de afecto y compañía. El vacío interior va creciendo mientras llega un tiempo crepuscular que convierte los sentimientos en casas deshabitadas. Lo que queda ante los ojos es un escueto camino por el que ahora transita el paso incierto del futuro: “hay que dejarlo todo como fue, / como quedó en su día, / sin adornos / aderezos ni faux brillants que valgan. / Nada vuelve y es bueno que así sea: / la vida en su acabada perfección, / solo eso en el recuerdo es lo que queda “.
   Los puentes hacia el pasado son continuos, como si su lección continua permitiera reformular de nuevo las preguntas esenciales que permiten crecer. En ese tiempo están los puntos marcados de una realidad en la que el yo se percibe a sí mismo sin escisiones, como si se guardaran intactas las secuencias del recuerdo. La conciencia entrelaza voz elegíaca y sosiego de aceptación. Todavía es posible acotar instantes plenos de sentido y coherencia, percibir que las jornadas se nutren de pequeños milagros en los que la respiración se sosiega: “Bien sabes que la vida nos va dando / en la misma medida que nos quita. / Goza del momento, de los pequeños, / ordinarios milagros que suceden / de  vez en cuando y alguien nos obsequia. / Otros días vendrán, otros paisajes / de transparente luz y suave calma”. 
 Con verbo sosegado, Reloj de melancólicos refleja  la sensación de callado desgaste que transmite el tiempo. El destino del existir figura escrito con la levedad de un rastro de arena. Y el sujeto lo sabe, cuando se mira siente que alguien ajeno al yo teje y desteje.  Pero en esa evidencia siempre queda un espacio para recobrar la calidez de lo vivido, para encender la lumbre del ahora y arrimar a su luz nuevos anhelos. Siguen la vida y la poesía.  



jueves, 14 de abril de 2016

AFORISMOS EN LA ESPERA

Rivas-Vaciamadrid (Madrid)

AFORISMOS EN LA ESPERA


A menudo la vida carece de sentido, es abstracta y compleja. La literatura no.

Considera cada libro como un ejercicio de aprendizaje.

Todo escritor soporta el previsible anclaje de la lectura.

La realidad tiene signos secretos.

Bajo la gota fría, el trazado del sendero se diluyó. Rumbo incierto.

Me gustan las noches de doble fondo, en las que caben vigilia y sueño.

Esa manía de la memoria de revisar apuntes atrasados.

Siempre que concluyo un libro, firmo con la escritura discreta del aprendizaje.

La verdad no es un área reservada para soledades ariscas.

Cuando avanzo hacia ti te desvaneces.

Consumo la relación incierta del autista y su temporada en el invierno.

Un porte sólido. De fantasma.

Cuando tenía veinte años, Jaime Gil de Biedma no era un poeta cualquiera. Era el poeta.

La biblioteca, ese amplio gremio de deudas contraídas.

Conspiración entre sustantivos comunes, verbos fríos y adjetivos ecuánimes.

Nombres propios que ya no recuerdo; el final de una biografía deja sitio para mucho olvido.






martes, 12 de abril de 2016

ÁNGEL MANUEL GÓMEZ ESPADA. LOS HIJOS DE ULISES.

Ángel Manuel Gómez Espada,
autor de Los hijos de Ulises 

INCERTIDUMBRE

Los hijos de Ulises
Ángel Manuel Gómez Espada
Prólogo de Pilar Adón
LeTour1987
Extremadura, 2016 (Segunda edición)

  Con portada inquietante se reedita Los hijos de Ulises, un poemario de Ángel Manuel Gómez Espada aparecido por primera vez en febrero de 2015. El libro cuenta con un introito de Pilar Adón que constituye un atinado elemento crítico. La escritora resalta el tenaz compromiso de una palabra que  habla de grietas e inconformismos, que recorre mapas para denunciar que muchos itinerarios son distancias hacia el vacío. Existir es dar brazadas sobre la gélida superficie de la incertidumbre.
   Los poemas de Ángel Manuel Gómez Espada, más allá de magisterios que buscan puentes entre lírica y prosa, tienen el tono solemne del versículo; suenan a palabra comunal que vela el interés del yo concreto para espaciarse en lo colectivo y ser testimonio de un espacio temporal. Si la lírica intimista focalizaba en su núcleo argumental la estatura de un personaje asomado al espejo del yo, el sujeto social necesitaba este reactivo, una poesía útil, que hace de sus sonidos imprecaución para que el amanecer encuentre la voluntad en pie y un sujeto activo: “A nuestra manera, también somos revolucionarios. / También luchamos, sufrimos y morimos./ Aunque seamos incapaces de recordar la causa de tanto aciago. / Aunque ni siquiera podamos recordar cuándo / pasará el próximo avión”.
  Ese papel, que inserta el grito personal en el coro, despliega en cada uno de los poemas el protagonismo compartido del nosotros. La existencia individual forma parte de una genealogía que va estableciendo en el devenir histórico indicios plurales; señales y heridas de un organismo social, donde se van entrelazando actitudes y roles.
  El trayecto continuo disemina los rasgos de una realidad que tiene como características el despliegue de la tecnología, el mercados aleatorio, la precariedad laboral, los titulares desmedidos de los medios de comunicación, los centros comerciales como templos del consumo… Ese era el espacio que había que recorrer y el formato existencial que había que aceptar sin un mínimo gesto de rebeldía. Perdido en el regreso, Ulises se hizo arquetipo de los que nunca encuentran la estela que conduce a Ítaca, de los que acumulan contingencias mientras en casa aguarda la fidelidad paciente de Penélope. Como si un fatum aguardara a sus descendientes, los personajes  de Ängel Manuel Gómez Espada vadean por los mismos mares. Tienen la apariencia de funcionarios que escuchan los cantos de sirena del trabajo estable y opositan pata huir de la crisis y certificar el vaticinio de la economía; o de seres frágiles  que vislumbran el suelo de un horizonte que solo es una capa de hielo. Cualquier ciudadano representa papeles secundarios; es símbolo de una situación de pobreza, aunque los sueños juveniles crearan espejismos en el estado de bienestar.
  Tras la lectura de Los hijos de Ulises es inevitable recordar el ensayo coordinado por Araceli Iravedra El compromiso después del compromiso. Allí se investigaba el papel de la literatura y el enfrentamiento entre la realidad y el sujeto en un sistema de mercado, con un estado de bienestar restringido. También los postulados del colectivo Alicia Bajo Cero o las convocatorias de Voces del Extremo. En todos latía el conflicto entre conciencia y razón poética. Y en ellos tendría sitio el desgarro poético de Ángel Manuel Gómez Espada, cuyos argumentos estéticos saben que cualquier estrategia es necesaria para hacer habitable la intemperie. Queda el verbo y la costa fértil de las utopías.


lunes, 11 de abril de 2016

LA LUZ EN VELA

La luz en vela
Fotografía de JOSÉ MANUEL VILABOA


CALLA LA LUZ

                                               Para José Manuel Vilaboa

En lecho frío,
dormitan hojas secas.
Ociosa luz.



domingo, 10 de abril de 2016

Revista de Artes y Letras ENTRE-RÍOS (nº 23-24)


EntreRíos nº 23-24
Revista de Artes y Letras
Otoño / invierno 2015
Dirección: Mariluz Escribano Pueo
Adjunta de dirección: Remedios Sánchez

Edita: Asociación Minerva de Artes y Letras

TREINTA AÑOS DE VANGUARDIA

  Con impecable ropaje formal, regresa la revista de artes y letras EntreRíos con un monográfico sobre las voces líricas del presente, dispersas en casi veinte países y con el español como idioma unitario. La selección agrupa a treinta creadores nacidos entre 1970 y 1995 y pretende ser un mapa literario plural y heterogéneo.
  La etiqueta aclaratoria “Treinta años de vanguardia” resume el trabajo continuo de una nómina sobre la que reflexiona la doctora y ensayista Remedios Sánchez, quien tras la edición de la antología El canon abierto se ha convertido en voz referencial sobre el estado lírico actual. La polifonía estética estudiada aporta un vitalismo renovado que, con paso dialéctico, deambula entre lo real y lo inefable. Los poetas asumen amplios magisterios y legados estéticos que se estructuran en dos cauces fuertes “Poesía ante la incertidumbre” y, más abierta en su semántica, “Estética del fragmento”.
El ámbito de cualquier etiqueta siempre da pie a espacios reflexivos abiertos; en este número hallamos indagaciones de Allen Josephs,  José Sarria, Luis Antonio de Villena, José Luis Morante, Juan José Lanz, Manuel Gahete Jurado, Francisco Morales Lomas o José Andújar Almansa…
  Se acompañan las reflexiones teóricas con textos de autores para que puedan definir su experiencia, esa síntesis que pone en movimiento continuo a la emoción y al pensamiento y convierte al poema en verdad de vida.  Así se filtra en Fernando Valverde, Raquel  Lanseros, Jorge Galán, Alí Calderón o Elena Medel, autores que alzan los principios constructivos del español, como espacio creativo.
Este monográfico de EntreRíos sobre el pulso poético contemporáneo está ilustrado por la mirada plástica de El Niño de las Pinturas cuyo itinerario como graffitero urbano ha ido adquiriendo la entidad del dibujante de espacios urbanos. Sus códigos simbólicos e imaginarios consiguen una expresión que enriquece el variado corpus literario de la revista y ameniza las secciones. Como una encrucijada de sentidos, EntreRíos recorre la superficie textual del ahora y marca con brillantez y nítido trazo las luces de posición de la nueva poesía.



sábado, 9 de abril de 2016

CON VOZ DE DIARIO ÍNTIMO



CON VOZ DE DIARIO ÍNTIMO

Escritura y docencia; un vecindario avenido que paga en común luz, teléfono, viajes y los recibos de la librería.

Hay escritores que sustituyen la Literatura por la Sociología.

La poesía no cae del cielo sino de las estanterías del trabajo diario.

Cada libro oculta un fracaso premeditado.

Me llega la reclamación de un haiku descontento con sus límites formales.

Aceras que dormitan su mañana de prisas

Alguien habla en voz alta. Otro asiente a intervalos. Una multitud conectada con un oído atento en la distancia. Solo yo permanezco fuera de cobertura.

Elijo una ventana que testifica ausencias. Frente a mí esa caligrafía del silencio que escribe en lluvia oblicua.


viernes, 8 de abril de 2016

"RE-GENERACIÓN " EN RIVAS

Revista Covibar
Rivas-Vaciamadrid, abril, 2016

Entrevista a JOSÉ LUIS MORANTE

El próximo 14 de abril presenta la antología “Re generación” en el Mirador Literario. El poeta y profesor vuelve a Covibar para hablar de esta antología sobre los poetas españoles más jóvenes, y lo hace acompañado de algunos antologados como Francisco José Martínez Morán, Aitor Francos, Javier Temprado o Paula Bozalongo.

Qué es Re-generación

Es una panorámica sobre la poesía más reciente que se escribe en español a partir de la obra de veinticuatro poetas jóvenes, nacidos entre 1980 y 1995. Es una muestra plural, no de tendencia, que pretende acoger en sus páginas a las aportaciones más singulares de la primera generación literaria del siglo XXI.

Cómo ha sido el proceso de creación de esta antología

Todo estudio crítico requiere una dedicación plena, y así ha sido a la hora de adentrarme en el mapa poético contemporáneo de las voces más jóvenes. Había que leer más de cien nombres que han ido publicando entre 2000 y 2015 y apostar por los trayectos más representativos, aunque algunos no sean conocidos todavía por el público general.

¿Hay autores de nuestro municipio en el libro?

Como crítico –y llevo treinta años haciendo crítica literaria- no existen en Rivas-Vaciamadrid poetas jóvenes que tengan una calidad contrastada para competir con aportaciones nacionales de primera categoría. Al menos, yo no conozco a nadie que cumpla esos criterios estéticos, a pesar de la pujanza de los escritores jóvenes ripenses.

¿Quiénes están en esa selección poética?

Ya he comentado que la lista de autores está formada por veinticuatro poetas. Pensaba seleccionar veinte, pero al ir realizando lecturas hubo nombres que se fueron imponiendo de manera natural y me pareció justo proponer al editor que se ampliaran las páginas de la antología para cobijarlos.
Están Fernando Valverde, Rubén Martín, Pablo Núñez, Francisco José Martínez Morán, Alejandra Vanessa,  Javier Vela, Verónica Aranda, José Alcaraz, María Alcantarilla, Ben Clark, Pablo Fidalgo, Elena Medel, Javier Vicedo, Constantino Molina, Martha Asunción Alonso, Aitor Francos, Rodrigo Olay, Luna Miguel, Diego Álvarez, Paula Bozalongo, Javier Temprado, Miguel Floriano, Elvira Sastre y Xaime Martínez.

¿Están en esa lista los nombres propios del siglo XXI?

Seguramente faltan nombres, y es posible también que otros incluidos no alcancen metas relevantes. No hay que olvidar que una antología no es un dogma sino una propuesta de trabajo y el futuro poético se va construyendo al paso, día a día, con bifurcaciones. 

¿Por qué ese título, Re-generación y qué significa la cerilla de la portada?

Es un concepto que tiene vida propia en nuestros días; todo parece en trance de demolición y es necesario vislumbrar brotes nuevos, hacer caminos que lleven a la esperanza en lo social y en lo personal; ese es el significado más evidente de un título que apuntó el editor, el poeta Javier Bozalongo, y que yo asumí por su precisión. Y la cerilla no es más que el deseo de poner un poco de luz en el ahora poético, aunque sea una luz mínima, como el brillo transitorio de una cerilla.

Regresas a El Mirador Literario de Covibar, donde has presentado otros libros…

 Y lo hago con la misma ilusión de siempre. Es hermoso pensar que el compromiso cultural de Covibar sigue pleno y lleno de fuerza y que ciclos como El Mirador Literario, que han ido creciendo con los años, se mantienen fuertes para que nuestra gente pueda conocer a los mejores autores del momento. Así que no me queda sino dar las gracias. 



jueves, 7 de abril de 2016

CASA ENCENDIDA

Siempre la claridad
Fotografía de Javier Cabañero
           
CASA ENCENDIDA

                                   Siempre la claridad...

                                            CLAUDIO RODRÍGUEZ 

La luz renace
y difunde sus brotes
ante mis ojos. 



miércoles, 6 de abril de 2016

ÁNGEL GONZÁLEZ. ANTOLOGÍA POÉTICA.

Antología poética
Ángel González
Prólogo de
Luis Izquierdo
Alianza Editorial, El Libro de Bolsillo
Madrid, 2016 (tercera edición actualizada)
LEGADO BÁSICO

  Cada intervalo temporal acoge la convivencia de voces fuertes que muestran su plena amanecida y proporcionan un legado básico a las nuevas hornadas. De la última mitad del siglo XX perdura como referente central la generación del 50. A ella pertenece Ángel González, de quien Alianza Editorial reedita por tercera vez Antología poética.
  Es un mural lírico elegido en su día por el autor que agrupa una significa aportación de cada una de sus entregas. Ahora se completa la edición princeps con cuatro poemas pertenecientes a Nada grave, libro póstumo que Visor publica en 2008, con la producción inédita del asturiano.
  Como ocurre con sus compañeros de viaje, la poesía de Ángel González se aleja del hermetismo ensimismado para convertirse en testimonio de una realidad colectiva. Con el grupo de Barcelona comparte posiciones ideológicas, actitudes de compromiso, e intervenciones significativas como el homenaje en Colliure a Antonio Machado, al cumplirse el vigésimo aniversario de su muerte.
  La palabra del poeta se fue desgranando en libros espaciados en el tiempo que trazan una línea firme de coherencia, aunque con mutaciones en sus enfoques. De su análisis se encarga el umbral reflexivo de Luis Izquierdo y puede confirmarse, desde la propia lectura, a partir del encuentro con su obra Palabra sobre palabra, que ha ido creciendo con similares claves de escritura.
  Áspero mundo es su carta más temprana y sus poemas se vinculan con el rechazo de una realidad forzada; un río existencial que arrastra las consecuencias de la guerra civil y el clima de opresión de la posguerra, que tanto condiciona la educación sentimental del poeta, por las creencias republicanas de su familia. La palabra se hace resistencia frente al estar precario; los versos suenan con marcado acento crítico. Pero aflora también en el tramo de cierre otra línea temática, la voz sentimental, una cadencia que convierte al amor en elemento estático que sobrevuela y pone luz a lo cotidiano.
  Desde Sin esperanza, con convencimiento emprende nuevas estrategias comunicativas que se decantan por una mayor objetividad crítica. Las composiciones vislumbran el marco de convivencia social “como una espuma sucia”, que aflora a tierra desde la marea; y velan el intimismo confesional que, de este modo, deja sitio a una mayor conciencia crítica. Desde la derrota y el despojamiento, el yo inicia trayecto hacia un porvenir que se vislumbra lejana evanescencia. Son obras que participan de un bagaje generacional manifiesto y en ellas es fácil encontrar enlaces con las entregas de Carlos Barral, José Agustín Goytisolo  y Jaime Gil de Biedma. También se acentúa en este momento el empleo de la ironía cuyos efectos señaló, en el monográfico de Litoral, Susana Rivera: “le sirve para distanciarse de sí mismo,  para expresar la condición equívoca de la realidad, para poner en tela de juicio ciertas creencias y actitudes sociales y para crear un lenguaje a primera vista sencillo y natural que tampoco es lo que parece”. El acierto de estas premisas puede comprobarse en “Discurso a los jóvenes”. El inicio postula una arenga impulsiva que llama a la acción y es en los versos finales con su inesperado quiebro cuando se rompe el significado previsible. El didactismo de la palabra poética, como transmisora de valores continuistas y apegados al presente, es una estrategia de crítica y cuestionamiento. Resalta en títulos como Grado elemental y Tratado de urbanismo, donde entender el entorno requiere un disuasorio aprendizaje, donde lo sentimental discurre con énfasis dramático.  Cuando aparece Tratado de urbanismo en 1967 la avanzada novísima ha colonizado el paisaje poético con un formalismo escapista que está muy lejos de la trayectoria de Ángel González, cuyas claves perduran: intimismo, mirada escéptica y desengaño en los enunciados existenciales por asumir como irrealizable cualquier esperanza, sin ceder en las propias convicciones.
  El despliegue de recursos prosigue en sus obras de madurez donde captamos un mayor son elegíaco y un claro escepticismo ante la conciencia de lo transitorio. El poeta sabe que el tiempo es “tenaz y lento como un buitre” y vuelve los ojos hacia la rememoración de un pasado lleno de sinestesias.
  Como el epílogo tardío de quien hace verdad inapelable el destino cumplido, los poemas de Nada grave desdeñan la queja inútil o la lamentación que transparenta esa materia frágil que moldea ilusiones. En las palabras queda reflejado el rictus amargo de la muerte.
  Esta mirada a la biografía poética de Ángel González asegura la plena vigencia de una voz de profundo impacto, que ha sembrado muchas afinidades en la lírica más joven, que ha trazado una ruta natural hasta el ahora para que cada verso siga reflejando  la verdad, la belleza y el compromiso del hombre frente al tiempo.



lunes, 4 de abril de 2016

LLUVIA Y LUNES

Tras el cristal


EL ARTE DE VIVIR LOS LUNES

                       Para  Esperanza y Pilar

                               
El arte de vivir los lunes
requiere cierta práctica y algo de teoría,
saber de estratagemas y confabulaciones
y adjetivar la prosa cotidiana
con una terca voluntad de estilo.
Incontables acechan
los peligros desde el primer café,
crecen cuando un olor
anuncia escuetamente la leche derramada,
se reproducen con duración de días laborables
y en guardia se mantienen,
tal seguros precintos,
entre los pasajeros del tren crepuscular
que nos devuelve a casa,
al reclamo del lecho hospitalario.
El arte de vivir los lunes
sobrevive y se esconde
en vacuas reflexiones como ésta:
nada es eterno, salvo un lunes.

                                      (De Población activa, 1994)





domingo, 3 de abril de 2016

ALÍ CALDERÓN. EN AGUA RÁPIDA

En agua rápida
Alí Calderón
Prólogo de Raquel Lanseros
Valparaíso Ediciones, Granada, 2013

LA POÉTICA DE ALÍ CALDERÓN

  La antología El canon abierto (Visor, 2015), con amplia introducción de Remedios Sánchez y selección textual de Anthony L. Geist, acercaba a las librerías la última hornada de autores en español en su doble contexto geográfico, peninsular e hispanoamericano.  El oportuno volumen difundía una fértil producción que mantiene parámetros personales y sobrepasa marcos localistas para vigorizar la herencia con renovados aportes y modelos. En ese grupo de identidades se integra Alí Calderón. Nacido en Ciudad de México, México, en 1982, es profesor de Literatura Hispanoamericana en la Universidad Autónoma de Puebla y fundador de la revista electrónica de literatura Círculo de Poesía, asimismo es director del Encuentro Internacional de Poesía Ciudad de México. Su quehacer ensayístico se recoge en el libro La generación del 50 y su labor de antólogo en los muestrarios  La luz que va dando nombre (1965-1985), 20 años de la poesía última de México y El oro ensortijado, Poesía última de Méximo. Su obra está traducida a varios idiomas y figura en un amplio muestrario de antologías.
  La voz lírica de Alí Calderón tiene su carta de presentación en Imago prima, reconocido con el Premio Nacional de Poesía Ramón López Velarde. Esta escritura encuentra continuidad en las entregas Ser en el mundo y Las correspondencias. De este discurso hallamos meditada muestra en el volumen En agua rápida. El trabajo concede la posibilidad de incidir en los principales rasgos identitarios, donde se entremezclan afán biográfico, pensamiento y estética. La impresión prologal está firmada por Raquel Lanseros, quien se refiere a esta salida como un nuevo libro, una aseveración que resalta el recorrido coherente y la sensibilidad unitaria. Desde tales luces de posición nos adentramos en Imago prima. El conjunto preserva el planteamiento autónomo, un fluir continuo pero remansado en apartados que arrancan desde una mínima nota que sirve como glosa o comentario. El sujeto verbal comparte momentos del ánimo.  De este modo, el poema “Pole Position” recupera un nombre propio de la lírica amorosa, Lesbia, para convertirlo en arquetipo atemporal del deseo, capaz de regresar a un mundo urbano con la pupila abierta a la ironía. Los versos se hacen canto y celebración de lo femenino, estaciones de amor y deseo. Pero el trayecto de Imago prima fluctúa entre contrastes; la claridad gozosa que nos lleva al otro se hace sombra y aparecen en la identidad las erosiones, esos contornos oscuros del yo que se dibujan con línea abierta en “Profanaciones” o dejan nuevas facetas de su identidad en otros poemas con una atmósfera velada por el desvalimiento y la inquietud.
  La miscelánea orgánica de Imago prima deja contrastes. La claridad transparente de “Sí mismo” para deambular por una geografía al paso, donde cualquier presencia es transitoria, se yuxtapone con el conjunto final que sorprende al lector porque recurre al castellano antiguo de la conquista y colonización del Nuevo Mundo, creando efectos de época.
  Refrendado en 2008 por el Premio Latinoamericano de Poesía benemérito de América, el siguiente libro, Ser en el mundo, busca en el amor su fuente argumental básica. Así se percibe en las composiciones antologadas donde sentir es sinónimo de claridad, de gesto firme para sacar al día la luz de amanecida. En esa transparencia, las palabras se hacen celebración de la belleza y proclaman la persistencia de los ciclos temporales para que en su acontecer irradie como núcleo el amor. Como en la lírica de Omar Jayyam, o en el modelo creativo de los trovadores medievales el amor se convierte en primicia vital ante la premura del tiempo.
  El anticipo de inéditos que clausura esta muestra presenta más de una docena de poemas. De nuevo emprende bifurcaciones hacia una lírica meditativa y con más aporte simbólico, para que la identidad del sujeto verbal indaga en la propia condición como ser introspectivo y como protagonista cívico. Son poemas donde resalta la riqueza léxica y un atinado empeño cultural que hace suyo el ideario de Baudelaire y sus correspondencias: el yo se mueve entre lo intuitivo y lo racional, busca la belleza y la transparencia, pero siente atracción por los remansos de sombra y los laberintos. Sobresale en esta parte la composición “Piedra de sacrificio”, cuyos versos trazan de manera ácida la realidad social, un inventario de desajustes que exige una literatura implicada. Conviene recordar que la sección final forma parte de Las correspondencias, editado en Visor en 2015.
 La antología En agua rápida marca con claridad una travesía creadora que apuesta por la renovación del lenguaje poético, por argumentos vitrales, por hacer de cada salida un compromiso de búsqueda y un alejamiento de lo transitado para ofrecernos un mirador de fondo, una perspectiva con luz.