domingo, 16 de abril de 2017

ISABELLA LEARDINI. LA INQUILINA DESCALZA

La inquilina descalza
Isabella Leardini
Traducción de
Juan Carlos Reche y Paola Patrizi
Ediciones de la Isla de Siltolá, Poesía
Sevilla, 2017
LOS ABRAZOS FRUSTRADOS 

   La inquilina descalza se inserta en el concepto de poesía amorosa pero su lírica no percibe el amor como culminación del deseo y como habitable refugio sino como carencia y sentimiento sin recorrido de vuelta. Así lo comenta en su pórtico Milo De Angelis: “El motivo conductor de este libro –excelente debut de una joven  poeta- es el amor no correspondido; es más, ni siquiera percibido por el otro, mantenido en secreto en un espacio de inquietud y fantasía, en una maraña de citas solitarias y paseos nocturnos”. Su autora Isabella Leardini (Rímini, 1978) consiguió con esta colección de poemas el Premio Montale en la sección de inéditos y la propuesta fue publicada dos años después en la editorial Niebo-la vita felice. Desde entonces ha conseguido vender cuatro ediciones y estos poemas han propiciado la inclusión en varias antologías italianas y extranjeras. Con el amparo de esa benevolencia singular ante una primera salida, nos adentramos en el epitelio de una poesía que retorna  a uno de los núcleos de la extensa tradición cultural: el amor.
   En poesía la calidad no está en la invención de rupturas radicales sino en el aporte  renovado, en la mirada de los que supieron imaginar los lugares de siempre con paisajes nuevos. A primera vista, el utillaje verbal de Isabella Leonardi se decanta por una dicción llana que da continuidad a un realismo figurativo. Deja sitio a lo enunciativo y a la sugerencia: “Mi cuerpo abandonado en la cama / al terminar las estaciones / se me sube al estómago, / donde todo nace y se consume, / donde acecha cual tormenta el llanto / y nadie atiende a lo necesario”. Son versos que argumentan la continuidad de un legado romántico e impulsan la construcción de un protagonista verbal desde la proximidad. La existencia diaria muestra su centralidad, hace visible desde una argumentación lógica su superficie emotiva. El poema lírico medita sobre la conciencia individual y avanza con pasos sosegados por una cartografía sentimental donde el deseo gira sobre sí mismo, prodigando inquietud y desconcierto.
   Los argumentos del poema enaltecen la soledad de quien pasa con un misterio entre las manos que nadie conoce. EL sujeto asiste a una representación privada donde el escenario está habitado por un único personaje. Sin embargo el yo mantiene su esperanza, tiende puentes cansados para otras tentativas y nunca acata su derrota: “Una trama de retornos ha unido / mis ganas de no reír esta noche / y el amarte siempre / con antelación o retraso”
   Comentaba al inicio el acuerdo del público con esta amanecida de Isabella Leardini. Las claves del mérito poético de la inquilina descalza está en el trazo limpio de una historia cuidadosamente construida, en el empleo de un registro hablado abierto a la experiencia y en esa estela de quien se sitúa con humildad en el centro del poema a ras de tierra mientras soporta el frío de un abrazo frustrado.
 
 


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